It's not all about romance

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La tensión entre Kayla y Nathan crecía a cada instante, alimentada por los constantes roces y miradas que se cruzaban mientras trabajaban codo a codo en urgencias

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La tensión entre Kayla y Nathan crecía a cada instante, alimentada por los constantes roces y miradas que se cruzaban mientras trabajaban codo a codo en urgencias. El hospital estaba en su apogeo, el bullicio era constante, y los casos nuevos mantenían a todos en movimiento, pero la química entre ellos no pasaba desapercibida para el personal.

Un momento particularmente revelador ocurrió en la sala de descanso. Ambos habían coincidido allí, buscando un respiro entre los pacientes. Nathan, con una sonrisa que le iluminaba el rostro, se acercó mientras Kayla intentaba revisar unos expedientes.

Nathan: "¿Sabes? Podrías dejar de ignorarme, Kayla. Es evidente que lo estás haciendo."

Kayla levantó la mirada de sus papeles, sus ojos brillaban con desafío.

Kayla: "¿Y si te estoy ignorando? Tal vez tengo cosas más importantes que atender."

Nathan se inclinó hacia ella, su presencia abrumadora y eléctrica. Sus rostros quedaron a solo centímetros de distancia, y la respiración de Kayla se aceleró sin que pudiera evitarlo.

Nathan: (en voz baja) "Lo que pasó en la fiesta... No podemos fingir que no significó nada."

Kayla sintió un nudo en el estómago. Había pasado tanto tiempo desde que alguien la hacía sentir así, y Nathan estaba rompiendo sus barreras con una facilidad aterradora.

Kayla: (con una media sonrisa) "Quizás fue solo el alcohol, Nathan."

Nathan: (acercándose aún más) "Quizás, pero no lo creo."

Antes de que la tensión escalara más, ambos fueron interrumpidos por el llamado de un código de emergencia. Algo estaba ocurriendo en el área psiquiátrica.

•Atentado en el Área Psiquiátrica

Kayla y Nathan salieron corriendo, seguidos por un grupo de médicos y enfermeras. La escena que encontraron en el ala psiquiátrica era caótica: vidrios rotos, muebles volcados, y pacientes alterados. La policía ya estaba en el lugar, tratando de contener la situación.

Uno de los pacientes, un hombre alto con una expresión desquiciada, sostenía un bisturí que había arrebatado de la estación de enfermería. Su mirada era de pura desesperación.

Paciente: "¡No me llevarán de vuelta! ¡No permitiré que me encierren de nuevo!"

Kayla levantó las manos en un gesto calmante mientras avanzaba lentamente hacia él.

Kayla: "Está bien, nadie va a llevarte a ningún lado. Pero necesitas soltar eso, por favor."

El hombre no reaccionó de inmediato, su mirada estaba perdida, como si estuviera viendo algo que los demás no podían.

Nathan: (en voz baja) "Kayla, déjame intentar. Yo lo distraigo, tú acercarte más."

Kayla asintió, y Nathan se dirigió al hombre con un tono amistoso.

Nathan: "¿Te acuerdas de mí? Soy el Dr. West. Te vi hace unos días cuando llegaste aquí. Solo quiero hablar, ¿vale?"

El hombre lo miró con desconfianza, pero parecía estar recordando algo.

Paciente: "Me dijeron que no estoy loco... pero ella sigue aquí. La veo, la escucho. ¡La mujer del vestido negro!"

Mientras la situación se estabilizaba, se revelaron historias desgarradoras de los pacientes que estaban presentes mientras se les informaba sobre sus historiales clínicos y psicológicos:

•James Parker

Un hombre de 35 años que había sido ingresado tras sufrir episodios psicóticos. Era un exprofesor de historia, respetado y querido, hasta que comenzó a hablar de una mujer que lo perseguía, vestida de negro, acusándolo de crímenes que no recordaba haber cometido. James había estado mostrando signos de esquizofrenia, pero los síntomas empeoraron tras el nacimiento de su hijo. El trauma parecía estar relacionado con la culpa que sentía por la muerte de su esposa en el parto. Los médicos aún no estaban seguros de si la figura que veía era una alucinación o si había algo más siniestro detrás.

•Marianne Doyle

Una joven de 22 años ingresada por intentos suicidas repetidos. Había sido diagnosticada con trastorno límite de la personalidad. Marianne había crecido en un entorno abusivo, donde su madre controladora la castigaba constantemente. Cuando su madre falleció en un accidente automovilístico, Marianne comenzó a tener episodios en los que escuchaba su voz, reprendiéndola por cada pequeña cosa. En sus momentos de lucidez, Marianne sabía que su madre estaba muerta, pero en su psicosis, la presencia era tan real que le impedía diferenciar entre lo que era verdad y lo que no.

3•Oscar Hughe

Un adolescente de 17 años con un historial de autolesiones y trastornos alimenticios. Había sido abandonado por su padre cuando tenía solo 5 años, y su madre, con problemas de adicción, no podía cuidar de él. Oscar desarrolló una obsesión por controlar su cuerpo como una forma de lidiar con el caos a su alrededor. Fue internado después de ser encontrado inconsciente en su habitación, rodeado de notas de despedida dirigidas a su hermana menor.

•La Intervención

Mientras los guardias de seguridad rodeaban al hombre con el bisturí, Nathan aprovechó un segundo de distracción y se lanzó hacia él, inmovilizándolo. Kayla corrió a su lado, ayudando a sostenerlo mientras los tranquilizantes hacían efecto.

Kayla: (jadeando) "Eres un idiota, Nathan."

Nathan: (sonriendo mientras recuperaba el aliento) "¿Es tu forma de decir gracias?"

Kayla: "No, es mi forma de decir que si vuelves a hacer algo así, te mataré yo misma."

Nathan se rió, levantando una ceja.

Nathan: "Sabía que eras apasionada, pero esto es demasiado."

Kayla lo miró, frustrada y al mismo tiempo incapaz de ocultar una sonrisa. La adrenalina del momento, la cercanía de Nathan y la tensión acumulada explotaron en una risa nerviosa compartida.

Desde el otro extremo del pasillo, Harper los miraba con una expresión de alivio, seguido por una broma en tono bajo.

Harper: "Tal vez deberían conseguir una habitación antes de que me hagan vomitar con tanta tensión sexual no resuelta."

Kayla lo fulminó con la mirada, pero no pudo evitar sonrojarse.

Kayla: "Vamos, tenemos que atender a los pacientes. Esto no ha terminado."

Nathan la siguió, pero antes de entrar en la sala de urgencias, la tomó del brazo, obligándola a mirarlo.

Nathan: (en voz baja) "Esto entre nosotros... no ha terminado, Kayla."

Ella asintió, su mirada atrapada en la de él por un segundo que pareció durar una eternidad.

Kayla: "Lo sé."

Between life and deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora