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El caos del hospital no daba tregua. Kayla y Nathan apenas tuvieron tiempo de procesar lo que acababa de suceder en el área psiquiátrica antes de que un nuevo flujo de pacientes llegara a urgencias. El incidente había puesto al personal en alerta máxima; los guardias de seguridad ahora patrullaban cada esquina, y el murmullo de las enfermeras se había vuelto casi un susurro tenso.
•El Encuentro en la Sala de Esterilización
Nathan siguió a Kayla a la sala de esterilización, donde ella había ido a buscar más equipo médico. Estaba claro que necesitaban hablar, pero Kayla parecía más interesada en ignorar el tema.
Nathan: (cerrando la puerta detrás de él) "No podemos seguir así, Kayla."
Ella se volvió, irritada.
Kayla: "¿Seguir así cómo? Estamos en medio de una crisis, Nathan. No tengo tiempo para esto."
Él se acercó más, su mirada intensa, esa que había visto tantas veces cuando era solo una distracción divertida. Pero ahora, no era solo eso. Había una seriedad detrás, un deseo palpable.
Nathan: "Déjate de excusas. Estás tan afectada como yo, y lo sabes."
Kayla sintió que se le aceleraba el corazón. El calor en la pequeña habitación parecía sofocante, pero no solo por la situación. Nathan estaba demasiado cerca, tanto que podía sentir su aliento en la piel.
Kayla: (tratando de recuperar la compostura) "Nathan, no es el momento. Tenemos pacientes esperándonos."
Nathan sonrió, inclinándose hacia ella, atrapándola contra la encimera. La distancia entre ellos era inexistente.
Nathan: "¿Cuándo será el momento entonces? Porque cada vez que estamos juntos, me haces querer romper todas las reglas del hospital."
Kayla tragó saliva, luchando por encontrar su voz. Sus cuerpos estaban tan cerca que sentía el calor de él irradiando hacia ella.
Kayla: "Eres un imbécil."
Nathan: (con una sonrisa ladeada) "Y tú me deseas tanto como yo a ti."
Antes de que pudiera responder, él la besó. Fue un beso cargado de tensión, de noches no dichas, de miradas que duraban demasiado. Kayla respondió al beso con la misma intensidad, sus manos se enredaron en el cabello de Nathan mientras él la levantaba para sentarla sobre la encimera.
La puerta se abrió bruscamente, y ambos se separaron de golpe. Harper estaba allí, con una expresión mezcla de sorpresa y diversión.
Kayla, aún recuperando el aliento, bajó de la encimera y empujó a Nathan hacia la puerta.
Kayla: "No, no interrumpes nada. ¿Qué necesitas?"
Harper: (riendo) "Solo pensé en avisarles que hay un pequeño atentado en la sala de psiquiatría. Pero si quieren seguir... puedo decirles que están ocupados."
Nathan: (pasándose una mano por el cabello) "Dios, Harper. Vamos, ya basta."
Harper los siguió, aún sonriendo. Sabía que algo había cambiado entre ellos, y no iba a dejar pasar la oportunidad de molestar a Kayla con ello más tarde.
•Atentado en el Área Psiquiátrica: Parte II
Cuando llegaron al área psiquiátrica, la situación había escalado. El hombre que antes sostenía el bisturí había sido sedado, pero otros pacientes estaban fuera de control. Uno de ellos, una mujer de cabello rubio desaliñado, estaba golpeando su cabeza contra la pared, mientras gritaba palabras ininteligibles. Dos enfermeras trataban de sujetarla, pero no lograban calmarla.
Kayla se acercó con precaución, reconociendo a la paciente.
Kayla: "Es Amelia Barnes, ¿verdad? La trajeron hace unos meses después del accidente de coche."
Harper: "Sí, está aquí desde entonces. Ha estado viendo a Li-Jie Chen, pero últimamente sus episodios han empeorado."
Nathan se acercó también, observando los movimientos erráticos de Amelia.
Nathan: "Dios, ¿qué le hicieron? Parece que está teniendo un brote psicótico severo."
Kayla: (con tristeza) "Perdió a sus dos hijos en el accidente. Desde entonces, cada vez que escucha un sonido fuerte, revive el momento. Es como si su mente estuviera atrapada en un bucle eterno."
Mientras hablaban, otra paciente comenzó a gritar, esta vez una anciana que parecía estar buscando algo en el aire con las manos.
Anciana: "¡No pueden llevarse a mi bebé! ¡No lo permitiré!"
Nathan intentó calmarla, pero la anciana lo golpeó en el pecho, con una fuerza inesperada.
Kayla: (levantando las manos) "Tranquila, señora Thompson. Nadie va a llevarse a su bebé. Está a salvo."
La mujer pareció calmarse por un momento, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Señora Thompson: "¿De verdad? ¿Está a salvo?"
Kayla asintió, sintiendo un nudo en la garganta. La señora Thompson había perdido a su hijo hace décadas, pero el Alzheimer la había hecho retroceder en el tiempo, atrapándola en el recuerdo de aquel dolor.
Nathan: (en voz baja a Kayla) "No sé cómo soportas esto, Kayla. Verlos sufrir así."
Kayla se apartó un mechón de cabello del rostro, mirando a los pacientes con tristeza.
Kayla: "No se trata de soportarlo. Se trata de estar aquí cuando más nos necesitan."
Él tomó su mano, apretándola ligeramente.
Nathan: "Eres increíble, ¿sabes?"
Kayla lo miró, sorprendida por la sinceridad en su voz.
Kayla: "No, solo hago mi trabajo."
Nathan negó con la cabeza, inclinándose para susurrarle al oído.
Nathan: "No, Kayla. Haces mucho más que eso."
Ambos fueron interrumpidos nuevamente por Harper, quien entró con una bandeja llena de medicamentos.
Harper: (sonriendo) "¿Qué es esto? ¿Una escena romántica en medio del caos? Debo decir, chicos, tienen un sentido del momento impecable."
Kayla le lanzó una mirada irritada.
Kayla: "Oh, cállate, Harper."
Pero mientras lo decía, no pudo evitar sonreír. A pesar de todo, tenía a su equipo a su lado, y eso le daba la fuerza para enfrentarse a lo que viniera, incluso si eso incluía a un Nathan West que no iba a rendirse fácilmente.
La tensión en el hospital aún no se disipaba, pero al menos, por un momento, Kayla sintió que no estaba sola en esta batalla.