Harper caminaba por el pasillo del hospital, todavía con la adrenalina corriendo por sus venas tras asistir a una cirugía complicada. Se dirigía a la sala de urgencias cuando recibió una llamada del equipo de paramédicos. Una pareja de ancianos había sido traída en ambulancia después de un accidente mientras hacían senderismo en una montaña cercana. Lo que inicialmente parecía ser un caso simple se complicó al escuchar que ambos habían caído varios metros por un barranco, resultando en fracturas múltiples y posibles lesiones internas.
Harper, quien había estado sintiéndose algo desanimada por la rutina diaria, no podía evitar sentirse conmovida por la historia. La idea de que una pareja de más de 70 años estuviera haciendo senderismo en las montañas la sorprendía y admiraba. En cuanto llegó a la sala de urgencias, vio el caos habitual, pero lo que más capturó su atención fue el equipo médico que rodeaba a los dos ancianos.
Harper: (susurrando para sí misma) "Senderismo... a su edad. Eso es... increíble."
El señor y la señora Thompson, como los identificó al leer sus expedientes, eran una pareja adorable, a pesar de estar gravemente heridos. Ambos estaban en camas separadas, pero se miraban el uno al otro como si nada más importara en el mundo.
Harper: "¿Alguien me pone al día?"
Enfermera: "El señor Thompson tiene una fractura de cadera y varias costillas rotas. La señora Thompson sufrió una fractura en el fémur, pero también tenemos que revisar si hay lesiones internas en ambos."
Harper tomó un profundo respiro y se acercó primero al señor Thompson, quien parecía más consciente.
Harper: "Hola, señor Thompson. Soy la doctora Harper. Vamos a hacer todo lo posible para que usted y su esposa estén bien. ¿Cómo se siente?"
Señor Thompson: (con una sonrisa débil) "Hemos tenido mejores días, doctora. Pero al menos estamos vivos. Mi esposa... ¿Cómo está?"
Harper: "Ella está siendo atendida en este momento, pero está estable. Lo primero es asegurarnos de que ambos estén lo mejor posible. ¿Recuerda cómo ocurrió el accidente?"
Señor Thompson: (con una risa suave, a pesar del dolor) "Ah, ya sabe cómo es. Nos creímos más jóvenes de lo que somos. Subimos esa montaña, como lo hemos hecho por años, pero esta vez el suelo no fue amable con nosotros."
Harper no pudo evitar sonreír ante el comentario. La ternura y el humor que el señor Thompson mantenía a pesar de su situación la conmovieron profundamente.
Mientras Harper examinaba los informes y los análisis de ambos pacientes, no podía dejar de pensar en lo que representaban los Thompson. A sus 75 años, seguían viviendo la vida como si tuvieran toda la energía del mundo. En ese momento, sintió una mezcla de responsabilidad y admiración. Ellos le estaban recordando algo que ella había olvidado en la rutina acelerada del hospital: vivir plenamente.
Emily, que había estado atendiendo otros casos, se unió a Harper cuando ambos ancianos fueron trasladados a cirugía.
Emily: "¿Senderismo a su edad? Son unas leyendas."
Harper: "Totalmente. Me hace sentir un poco... tonta quejarme de estar cansada después de un turno de 12 horas."
Emily: (sonriendo) "Tienen esa energía que viene cuando has vivido una vida completa, Harper. Nos toca asegurarnos de que puedan seguir viviendo así por mucho tiempo."
Harper dirigió la cirugía del señor Thompson mientras otro equipo se encargaba de la señora Thompson. La operación fue larga y complicada, pero a medida que avanzaba, Harper no podía evitar reflexionar sobre la relación de los Thompson.
Harper (pensando): "¿Cómo será llegar a esa edad, seguir amando a alguien así, y mantener esa energía por la vida? Han pasado por tanto y, aun así, están aquí, luchando, juntos."
Durante la cirugía, Harper mantuvo la compostura, como siempre lo hacía, pero en su mente, el ejemplo de esa pareja se quedaba grabado.
Cuando ambos ancianos salieron de cirugía y fueron trasladados a recuperación, Harper se acercó a sus camas. A pesar de estar conectados a monitores y recibir oxígeno, los Thompson seguían intercambiando miradas, sus manos entrelazadas, como si estuvieran convencidos de que todo iba a estar bien porque estaban juntos.
Harper: (sonriendo) "Señor Thompson, señora Thompson, ambos han pasado por un gran susto, pero lo lograron. Sus cirugías salieron bien. Ahora solo queda el proceso de recuperación."
Señora Thompson: (con una voz suave) "Gracias, doctora... ¿Lo ve? Le dije que íbamos a estar bien."
Señor Thompson: (riendo con esfuerzo) "Tienes razón, como siempre. Sabía que estábamos en buenas manos."
Harper se quedó observándolos durante unos segundos, sin poder evitar sentir una conexión especial con ellos. Sabía que estos momentos eran los que daban sentido a todo el caos y el estrés del hospital.
Después de terminar su turno, Harper fue a la sala de descanso, donde Emily la estaba esperando con una taza de café.
Emily: "¿Todo bien?"
Harper: "Sí, es solo que... esa pareja de ancianos. Me hicieron pensar en muchas cosas."
Emily: (bromeando) "¿Te estás volviendo sentimental, Harper? ¿Tienes un lado suave después de todo?"
Harper: (sonriendo) "Tal vez. Solo... ver cómo se miran, cómo siguen luchando por estar juntos. Me hace preguntarme si alguna vez experimentaré algo así."
Emily: (dándole un ligero empujón) "Seguro que sí. Pero por ahora, tenemos que seguir haciendo lo que hacemos. No todos tienen la suerte de tener un final feliz, pero estamos aquí para intentarlo."
Esa noche, mientras Harper se preparaba para irse a casa, no pudo evitar recordar las palabras del señor Thompson. A veces, la vida era implacable, pero si uno tenía algo o alguien por quien luchar, cualquier caída, por más profunda que fuera, podía ser superada.
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Between life and death
Short StoryUna médica cirujana de 23 años se embarca en el hospital mas famaso y conocido de toda américa siendo la más joven.