Habían insistido en que Elsa se fuera a descansar. Ya al día siguiente hablarían sobre Kai y buscarían la forma de detenerle.
La joven estaba tumbada sobre su cama de finas sábanas, con un ligero vestido que le llegaba hasta los pies. Era incapaz de conciliar el sueño. Ya había renunciado a cerrar los ojos y respirar hondo. Había dos cosas que le impedían dormir.
En primer lugar, su reciente encuentro con Kai. Se llevó la mano a la mejilla. La herida estaba cicatrizada y apenas se le notaba, gracias a la magia de Mab. Mas Elsa todavía podía sentir el dolor que había sentido, y no por la herida en sí, sino porque su propio amigo la hubiera atacado. En cuanto se hubo coronado a sí mismo, se levantó con la cabeza ladeada y una sonrisa siniestra. Los copos de oscuridad que flotaban en el ambiente se volvieron contra Elsa, que actuó rápido y se envolvió con un muro de hielo, no sin antes sufrir daños en sus ropas y en la mejilla.
Por otro lado, le carcomía no haberle podido decir a Jack que Dermin estaba allí, con ellos.
Se incorporó. El lobo solía dormir con ella en la cama, mas no aquella noche, que había preferido estar en compañía de su hermano, aunque este no comprendiera el porqué.
Debía decírselo, no podía esperar más.
La joven se levantó y avanzó descalza hacia la puerta. En la habitación contigua habían alojado a Jack.
Alzó la mano para llamar, pero no llegó a hacerlo. No quería despertarle y, a la vez, ansiaba hacerlo. Lo que tenía que contarle era demasiado importante y le quemaba las entrañas. Y también tenía miedo por cómo se lo tomaría él. ¿La culparía por habérselo callado tanto tiempo? ¿Por tener a Dermin allí con ella?
Suspiró y apoyó la frente en la puerta.
«¿Cómo se lo vas a...?».
La puerta se abrió y ella cayó hacia delante sin poder mantener el equilibrio. No llegó a tocar el suelo porque unas fuertes manos la sujetaron.
—¿Elsa?
La joven enrojeció por lo ridículo de la situación.
—Yo...
—¡Qué bien me vienes! —La chica se apartó de él con delicadeza—. Me muero de hambre. ¿Hay algo de comer por aquí que no sea hielo o pastelitos fríos?
Elsa sonrió. Detrás de Jack vio al lobo y borró la sonrisa, tragando saliva.
—Jack, tengo algo importante que decirte.
—¿Y tiene que ser con el estómago vacío? —bromeó él soltando una carcajada.
Al ver que ella apretaba los labios con seriedad, dejó el humor a un lado y le puso las manos sobre los hombros, mirándola con intensidad.
—Dime lo que tengas que decirme, pequeña Elsa.
Ella le cogió la mano y le llevó consigo hasta sus aposentos, donde había un espejo de cuerpo entero. El lobo los siguió a una distancia prudencial, y mientras que ellos se colocaron delante del marco plateado, él se mantuvo a un lado, donde su reflejo no le alcanzara.
—Si me has traído para que admire mi propio porte... —se le escapó a Jack.
Elsa se alejó unos pasos, colocándose tras él, dejándole solo ante su propia imagen.
—Es sobre Dermin.
El chico la miró a través del espejo y, aunque muchas preguntas pugnaron por salir de sus labios, las retuvo, esperando, con miedo, lo que ella tenía que decirle.
—Él... —continuó la reina. Suspiró varias veces—. Él está aquí.
—¿Qué? —Jack se giró para mirarla directamente a ella—. ¿Está vivo?
Sin embargo, Elsa desvió la mirada, y una desagradable confusión invadió el cuerpo de Jack.
—En realidad...
—Elsa. —Dio un paso hacia ella, suplicante—. Por favor, dime lo que sea. Necesito saberlo.
La joven hizo un gesto hacia el espejo.
—Date la vuelta.
Pero él no lo hizo. Necesitaba una respuesta. ¿Qué pasaba con Dermin? ¿Por qué tanto secretismo?
—Hazme caso, Jack. Por favor. Es mejor que lo veas con tus propios ojos.
Al final, el joven se rindió y obedeció.
El lobo se acercó. Jack escuchaba sus suaves pasos sobre el gélido suelo, y esperó paciente, mientras se contemplaba a sí mismo sin saber qué esperar.
Jamás hubiera imaginado que vería lo que el espejo le mostró. En cuanto el lobo apareció en el campo de visión del marco de plata, a quien vio en realidad era a su hermano.
Dermin.
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El origen del invierno
FanficUn retelling crossover sobre Elsa y Jack Frost que podéis conseguir en Amazon. Un espejo. Un lago. Un corazón helado. Una magia de nieve. Una corona. Un propósito. Un solo poder. ¿Y si Elsa y Jack Frost fueran el origen del invierno? Cuarta entrega...