Capítulo 54

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Jack miró a su alrededor, buscando a Elsa por todas partes.

—¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Elsa?

El lobo avanzó hasta situarse junto al chico y le rozó la mano con el hocico. Jack apartó la mano, asustado, y después se fijó en que el animal estaba intentando, de algún modo, calmarle.

Mab se removió inquieta en su sitio y suspiró. Jack ya se dirigía a la puerta, seguido del enorme lobo cuando el hada carraspeó.

—Espera, Jack. Elsa regresará.

—Pero ¿dónde ha ido? Esto... no tiene sentido.

—Sí que lo tiene, solo que todavía no lo comprendes.

Mab se puso en pie y se acercó a la ventana, invitando al menor de los Frost a imitarla. Este aceptó de mala gana. La mujer señaló al cielo, donde dos lunas brillaban, mientras que la tercera se encontraba oculta por el eclipse.

—¿Me vas a decir que ha salido volando? Lo habría visto. Ya desapareció una vez que la encontré y pensé que era uno de sus poderes.

—Bueno, lo es y a la vez no.

—No lo entiendo. —El chico parpadeó varias veces.

Mab le tomó del brazo y le hizo sentar en el sofá en el que había estado hacía un rato. El lobo se sentó sobre sus cuartos traseros, junto a él, y apoyó la cabeza en los muslos del muchacho, que le acarició la cabeza de forma distraída. Mab se situó frente a él en el sillón y, tras beber un sorbo de su té, ya frío, empezó a hablar:

—La antigua Reina de las Nieves, al igual que Elsa, estaba encerrada en el reino —dijo ignorando la mueca del chico en ese punto—. La cuestión es que cuando había eclipse lunar era capaz de atravesar mis barreras y comunicarse con otros lugares. Seguro que lo recuerdas, pues en la Laguna Helada de tu hogar solía aparecer ella.

—¿Me estás diciendo que Elsa está ahora mismo en la Laguna Helada?

—No. Pero sí puede viajar cuando hay eclipse lunar, solo que no lo controla.

Jack abrió la boca y la cerró varias veces, intentando comprender las palabras de Mab, mas aquello no tenía sentido.

—Es confuso, pero al igual que tú sientes atracción por los otros fragmentos de espejo, ellos también. No quiero decir que seas como Kai, sin embargo, los tres podéis sentir el tirón que producen los otros cristales. Tú lo controlas, pero Elsa no y cuando se produce el eclipse va directa hacia ellos.

El chico se incorporó, pálido, y tomó aire. Eso suponía que en ese momento podría estar con Kai. Algo dentro de él creció en su pecho con una fuerza devastadora y se dirigió hacia la ventana.

—Tengo que ir a buscarla, puede estar en peligro, puede...

—Cuando el eclipse finalice, ella volverá.

Mab seguía calmada en el sillón y Jack estuvo a punto de ir hacia ella y lanzar la porcelana que sostenía contra una pared. Estaba relajada, como si nada pasara.

—Elsa podría estar muerta.

—No es una princesa en apuros, muchacho, es la Reina de las Nieves.

Sus ojos oscuros chispearon divertidos, alzó una ceja y soltó una risita que enfureció a Jack.

—Claro que no lo es. Pero he visto lo que hace Kai y ella cree que es su amigo.

—Los corazones de las personas son un mapa complicado, Jack Frost. Tienen entresijos, secretos tejidos con ahínco, pero la mayoría de ellos pueden desentrañarse con las palabras adecuadas.

—No lo entiendes, Kai es...

Mientras hablaban, la luz de la luna había empezado a regresar a su tonalidad habitual. Elsa apareció en el centro de la sala. Le fallaron las piernas y el lobo se adelantó para sostenerla. Jack reaccionó deprisa y sostuvo a la chica entre los brazos.

Ella le sonrió y se recompuso enseguida. Se apartó de ellos y entonces Jack reparó en el rasguño sangrante de su rostro y en los ojos vidriosos. Había dolor en ella, y el menor de los Frost sintió una quemazón en el pecho. Cuando una lágrima resbaló por la mejilla de Elsa hasta perderse hecha hielo sobre su vestido supo que, de algún modo, sus sentimientos por ella habían cambiado, pues quería acabar con su dolor del modo que fuera. Aunque con ello tuviera que enfrentarse a Kai y sus dones oscuros.

—¿Dónde has estado? —Mab se acercó a la chica.

—En el Reino de Nadie. Solo que Nadie ha sido asesinado por Kai, y ahora él es el rey.

El origen del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora