Capítulo 22

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Entro al salón a toda prisa, con el corazón latiéndome en los oídos, y el estómago hecho un nudo. Estoy tarde, terriblemente tarde. 

El evento ya está en pleno apogeo. Las luces del escenario iluminan a Sunny, que está dando su discurso con su característica elocuencia y esa sonrisa que siempre lo distingue. Pero cuando lo miro, algo en su expresión me golpea. No está buscando al público como siempre lo hace; está buscando a alguien más... me está buscando a mí.

Mi cuerpo se congela en el umbral de la puerta. ¿Cómo pude fallarle de nuevo? Me quedé atrapado en la oficina, con un cliente que simplemente no aceptaba esperar. Como siempre, el trabajo absorbió mis horas, mi energía, y una vez más, a Sunny.

Las palabras de su discurso pasan por mi cabeza, pero es difícil concentrarme cuando veo cómo baja la mirada por un momento, como si su energía se hubiera desinflado de repente. Lo veo forzarse a seguir, la sonrisa ahora un poco más tensa, y esa chispa en sus ojos apagándose al no encontrarme entre la multitud. Me busca y no me encuentra.

Siento una punzada en el pecho. Sigo ahí, parado, mientras los aplausos llenan el salón cuando termina su discurso. Todo el mundo se levanta, aplaudiendo y vitoreándolo, pero yo... yo solo me siento como un espectador fuera de lugar.

Cuando finalmente puedo moverme, me acerco con pasos pesados hacia él, aún aplaudiendo como todos los demás, pero el dolor en mi pecho es palpable. Lo encuentro hablando con algunos colegas, pero su mirada se cruza con la mía, y en ese instante sé que algo se rompió. Se disculpa con ellos y camina hacia mí, su expresión tensa. Trato de esbozar una sonrisa, pero no puedo. Lo veo en sus ojos, está devastado.

- Sunny... lo siento mucho. - le digo en cuanto está a mi lado, tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero su rostro me hace dudar de que haya algo que pueda decir para aliviar lo que siente. - Se me complicó en el trabajo, había una reunión que no pude posponer...

- ¿Otra vez el trabajo, Tae? - me interrumpe, su voz entrecortada. Sus ojos, generalmente llenos de calidez, ahora están empañados por las lágrimas que trata de contener. - Mientras estaba ahí arriba, dando mi discurso... te busqué. Te busqué entre la multitud porque pensé que, por una vez, estarías aquí. Qué podrías dejar el trabajo de lado por una noche... pero no te encontré. No estabas.

Mi corazón se rompe con cada palabra suya. Lo único que quiero es tomarlo en mis brazos, decirle que todo estará bien, pero sé que no es tan sencillo. Esta vez he ido demasiado lejos.

- Lo siento, de verdad lo siento. - murmuro, tomando aire, pero incluso yo sé que mis disculpas suenan vacías. - El trabajo se me complicó, lo siento mucho, Sunny.

- Siempre el trabajo. - dice, dejando escapar una risa amarga mientras sacude la cabeza, como si estuviera hablando con un niño que no entiende algo básico. - Yo también trabajo, Tae. También tengo responsabilidades, pero siempre hago el esfuerzo de priorizarte, de priorizarnos. Pero parece que eso no es recíproco.

Me quedo ahí, incapaz de encontrar algo que decir. Cada palabra que podría ofrecer suena ridícula en mi mente. Él tiene razón. No es la primera vez que esto pasa, ni la segunda. He perdido la cuenta de las veces que el trabajo se ha interpuesto entre nosotros, y ahora siento que esas veces han sido demasiadas.

- Te preparé para esto - continúa, su voz temblando un poco. - Quería que fuera especial. Este reconocimiento es importante para mí, pero quería que fuera importante para nosotros también. Quería compartir este momento contigo... pero tú ni siquiera estabas aquí.

Lo veo secarse una lágrima rápidamente antes de que caiga. Esa simple acción me atraviesa como un cuchillo. Sunny casi nunca llora. Nunca me muestra su dolor de esta manera, tan abiertamente, pero esta vez... está cansado. Está hastiado de promesas rotas, de compromisos incumplidos.

Si (no) te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora