Capítulo 48

47 9 5
                                    

Sunny

El sueño comienza en una especie de penumbra. Estoy consciente de que estoy soñando, pero a la vez no lo controlo. Hay una extraña sensación de familiaridad en todo lo que veo, como si no fuera solo un sueño, sino algo que viví. Siento que es parte de mi. Todo parece borroso, hasta que de repente, las sombras se disipan y me encuentro de pie en lo que parece ser una galería de arte.

A mi alrededor, las paredes están repletas de fotografías. Grandes, impresionantes, llenas de vida. Cada imagen parece capturar un momento íntimo, una historia detrás del lente, como si quien las tomó hubiera querido inmortalizar algo más allá de lo que sus ojos veían. Me acerco a una de las fotos. Es una imagen de un paisaje, iluminado por la luz cálida del atardecer. El sol se oculta detrás de las colinas, tiñendo el cielo de naranjas y rojos intensos.

Mi corazón da un vuelco cuando noto algo en la esquina inferior de la imagen: mi firma. "Yong-sun". Es mi nombre. Pero, ¿por qué está ahí? Mis dedos rozan la firma, y en ese instante, una ráfaga de recuerdos —o al menos, fragmentos de ellos— inunda mi mente. La galería a mi alrededor se vuelve difusa, y todo cambia.

Ahora estoy en una habitación pequeña, una de esas habitaciones de residencia universitaria. Estoy acostado en una cama, y la puerta se abre. Un joven entra, y su rostro... es inconfundible. Tae. Pero no es el Tae que conozco ahora. Este Tae es más joven, más despreocupado, con un brillo en los ojos que me resulta ajeno pero a la vez tan familiar. Lleva un bolso al hombro y una sonrisa nerviosa en el rostro.

- ¡Hola! - digo yo. - Soy Yong-sun. O Sun para acortar. Y tú debes ser mi compañero de cuarto.

-Sí... soy Tae-ho. - dice, su voz es suave, algo insegura, pero llena de calidez.

Lo miro a través de mis propios ojos, y algo en mi pecho se agita, un cosquilleo que no entiendo del todo. 

Todo se desvanece de nuevo.

Estoy ahora en otro lugar, en un pasillo. Frente a mí, Tae, pero esta vez es diferente. Se ve mayor, más seguro de sí mismo, aunque su sonrisa sigue siendo la misma. Sostiene una caja entre sus manos, sudor en su frente mientras sube las escaleras.

- ¡Sunny, ayuda con esta! - dice entre risas, tratando de equilibrar la carga. - ¡Deja de sacarme tantas fotos! 

Mudanza. Estamos mudándonos. Hay más cajas esparcidas por el suelo. La sensación de hogar es palpable, como si estuviéramos comenzando algo juntos, una vida que parece haber sido construida a partir de pequeñas decisiones que nos llevaron a este momento.

Pero otra vez, se desvanece.

Mi corazón late más rápido. Todo cambia de nuevo, y esta vez estoy en una sala grande. Es mi padre. Está de pie frente a mí, su figura es alta, fuerte. Siempre lo he visto como alguien inalcanzable, alguien a quien nunca podría impresionar del todo. Sin embargo, en este momento, su rostro está iluminado por una sonrisa. Es una sonrisa que rara vez muestra, pero ahí está, tan genuina que me corta la respiración.

- Estoy muy orgulloso de ti. - dice, y su voz es suave, llena de algo que siempre he anhelado escuchar- . Has logrado todo esto por tu cuenta, con tu talento y esfuerzo. Y eso... eso es algo que admiro.

El peso de sus palabras me golpea. La admiración de mi padre. Algo que siempre busqué y que aquí, en este momento, me es otorgado. Mi corazón se hincha con una mezcla de orgullo y alivio. 

La escena cambia de nuevo.

Ahora, me encuentro en lo que parece ser una ceremonia. Un evento importante, formal. Estoy vestido de traje, pero mi respiración se corta al ver a Tae frente a mí. Está de pie, con un esmoquin negro, una pajarita ajustada perfectamente alrededor de su cuello. Su rostro está lleno de emoción, su sonrisa brilla, y sus ojos están húmedos, como si estuviera conteniendo las lágrimas.

Si (no) te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora