Capítulo 6

56 8 0
                                    

El sueño se instala en mi mente sin previo aviso, arrastrándome a un recuerdo doloroso que creía olvidado. Estoy en nuestra sala de estar en Boston, donde la luz tenue de la tarde entra por las ventanas, creando sombras largas en las paredes. La atmósfera está cargada, y me siento como un espectador atrapado en una escena dolorosa, incapaz de intervenir.

Sunny está allí, de pie junto al sofá con una expresión de frustración y enojo en su rostro. Sus ojos, tan llenos de vida y calidez en otras ocasiones, ahora están duros y fríos. Me doy cuenta de que estamos en medio de una discusión intensa, las palabras que nos lanzamos son como cuchillos afilados.

- ¿Cómo pudiste hacerme esto? - le grito, mi voz cargada de ira y dolor.

Sunny me mira con una mezcla de decepción y enojo. - Tae, ¿de verdad no entiendes por qué estoy molesto? - responde, su tono cortante.

- Lo hice por ti. - trato de defenderme. - ¡Todo lo que hago es por nosotros!

Sunny sacude la cabeza, su frustración palpable. - No lo entiendes, ¿verdad? No se trata de lo que haces, se trata de cómo me haces sentir. Te he dicho que necesito tu apoyo, y tú sigues ignorándolo.

Siento que mi corazón se rompe con cada palabra que dice. - ¡Pero yo estoy aquí! - exclamo, mi voz temblando. - Estoy haciendo lo mejor que puedo. ¿Acaso eso no cuenta para nada?

Sunny cruza los brazos, su mirada endurecida. - No es solo tu presencia, Tae. Es tu falta de comprensión, de empatía. Siento que estamos cada vez más distantes, y no sé cómo solucionar esto.

Las palabras de Sunny me atraviesan como cuchillos. Cada frase parece aumentar la distancia entre nosotros, un abismo que se profundiza con cada reproche. Me veo a mí mismo intentando desesperadamente encontrar las palabras correctas, pero cada intento parece solo empeorar las cosas.

- No sé qué más hacer. - le digo, mi voz quebrándose. - Me siento impotente.

Sunny suspira, la tristeza y la desilusión en sus ojos. - No se trata solo de lo que haces, Tae. Se trata de cómo estás allí, pero a la vez estás tan ausente. Necesito que estés presente, no solo físicamente.

El sueño toma un giro aún más doloroso cuando veo cómo Sunny se aleja, sus pasos pesados resonando en la habitación. La distancia entre nosotros se hace palpable, y el dolor de esa separación, aunque momentánea, es abrumador.

Me despierto con el corazón acelerado y cubierto de sudor. La habitación a mi alrededor parece girar, el sueño se desvanece lentamente, pero el sentimiento de angustia y arrepentimiento persiste. Me acurruco en la cama, temblando por la intensidad del recuerdo.

El dolor de la discusión y el arrepentimiento por no haber sido capaz de resolverlo aún me pesan. El sueño ha traído a la superficie una herida que intentaba ocultar, y el sentimiento de pérdida y distancia se siente aún más real. Mientras cierro los ojos en un intento de volver a dormir, la sensación de dolor y arrepentimiento sigue atormentándome, cuestionando si alguna vez podré superar el dolor de lo que se ha perdido entre nosotros.

*****

Bajo las escaleras con la mente aún nublada por el sueño inquieto de la noche anterior. El peso de la angustia me sigue como una sombra, y mi cuerpo se siente cansado a pesar de haber dormido poco. Al llegar a la cocina, el aroma del café recién hecho envuelve el aire, brindándome un pequeño consuelo en medio del caos emocional.

Mi padre está allí, como es usual, sentado a la mesa con una taza de café en una mano y un pincel en la otra. La luz de la mañana se filtra a través de las ventanas, iluminando su figura mientras trabaja en un boceto. Levanta la vista al verme entrar y su expresión cambia a una mezcla de sorpresa y aprobación.

Si (no) te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora