Capítulo 21

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César Parra:

No pensé, solo reaccioné. El sonido de su mano contra las nalgas de mi mujer encendió algo en mí que ni siquiera sabía que existía. Antes de darme cuenta ya lo había sujetado por el cuello de su camisa, arrastrándolo hacia mí con fuerza.

César: que te pasa? -gruñi, el solamente me miraba retadoramente y con un poco de burla- quien te crees para tocar a mi mujer? -dije apretando mi mandíbula.
Cornelio: soy el primer hombre que la tuvo plebe, eso se llama derecho de antigüedad.
Ver su cara burlona fue la chispa para no contenerme más, mi puño se estrelló contra su mandíbula. El dolor en mis nudillos importaba menos que la furia ardiendo en mi pecho. No pararía hasta que cada golpe le dejara claro que ella ya no es suya, que nunca lo fue.

Ahí es cuando Cornelio me regresa el golpe, lastimando mi pómulo, escucho gritar a Mónica de la impresión, mis hermanos no se van a meter hasta que vean que es necesario. Otro puñetazo más y fue ahí cuando Cornelio cayó al sueldo, rápidamente Carlos me tomó por los brazos y Cristhian se quedó frente a mí por si los amigos de Cornelio intentaban algo. Atrás solo podía escuchar los sollozos de Mónica suplicándome que dejara de pelear, Lilian y Vanessa nos miraban asustadas.

Carlos: es mejor que se vayan plebes, nosotros no buscamos problemas.
Cristhian: ya déjennos en paz, a la vrgaaaa plebes.

Los amigos de Cornelio lo recogieron del suelo y este se quedó mirando fijamente.
Cornelio: esto no se quedará así César.
César: cuando quieras mijo, no me molesta partirte la cara otra vez con tal de defender a mi novia, no quiero te le vuelvas a acercar.

Voltee a ver y las chicas ya estaban bastante asustadas, solo podía ver las mejillas de Mónica llenas de lágrimas. Me acerqué a ella y la abracé por la cintura, ella automáticamente escondió su cara en mi cuello.
César: discúlpame muñeca, no podía permitir que te faltaran el respeto de esta forma.
Mónica con lágrimas en los ojos me volteó a ver.
Mónica: César estás bien? Mira como te dejo la cara, no debiste... -iba a seguir hablando pero la interrumpí dándole un beso en los labios.
César: ya nena tranquila, es mejor que nos vayamos -dije empujándola levemente hacia el carro, conduje hacia su departamento, necesitaba besarla y hacerla sentir segura.

Estábamos fuera del recinto de departamentos donde vivía Mónica. En todo el camino ella no había soltado mi mano, la apretaba con fuerza. Estacioné mi carro y lo apagué un momento lo único que quería era besarla. Cuando acomodé un poco el asiento automáticamente Mónica se acercó a mí tomando mis labios.
Era un beso apresurado, intenso, con pasión, mis manos se pusieron en su cintura, aún había distancia entre nosotros y me estaba volviendo loco así que la tomé y rápidamente la puse sobre mis piernas.

Mónica Griego:

César me subió a sus piernas, yo abrí las mías y quede sentada sobre su pelvis, su amigo estaba erecto, me removí sobre él esta vez no quería parar, no quería que César interrumpiera esto, me ha demostrado que me ama quiero estar con él, quiero que seamos novios y compartir el resto de nuestras vidas juntos.

Empecé a desabrochar su camisa, el besaba mi cuello y tenía su manos debajo de mi vestido apretando mis glúteos.
César: solamente yo puedo tocarte así nena, no quiero que nadie más lo haga -dijo acariciando mis nalgas.
Mónica: solamente quiero que tú me toques César- dije quitando por completo su camisa, nos seguimos besando y esto se ponía más intenso, César tocaba mis pechos sobre mi vestido y yo solo podía gemir al sentir su roce, ambos queríamos más.
César: nena por favor, no podemos seguir-dijo separando sus labios de los míos.
Mónica: no quiero parar César -dije de una forma pícara.
César: lo siento preciosa, pero estás tomada, además faltan 18 días aún amor, quiero hacerte mía cuando seas mi novia -dijo pasando un mechón de mi cabello hacia atrás y tocando mi mejilla tiernamente.
Mónica: no quiero esperar 18 días para ser tu novia César -dije con desesperación- porque no me lo pides ya? Acaso no estás enamorado de mí? -los tragos estaban afectando totalmente mis pensamientos, César me miraba de una forma graciosa-
César: claro que estoy enamorado de ti, pero hicimos un trato, aún tengo muchas cosas por hacer.
Mónica: las puedes hacer ya siendo novios no crees?
César: chula dejemos esta plática para después, ahora estás tomada.
Mónica: está bien, te quiero mucho César gracias por defenderme -le di otro beso en los labios y nos bajamos del carro, caminamos hacia mi departamento y César me preparó un café.
César: tómatelo todo chula, está un poco borracha.
Mónica: si estuviera borracha podría hacer esto -dije poniéndome de pie, levantando una pierna y las manos sobre mi cabeza -y lo hago hasta con tacones -César me tomó de la cintura y me quito los tacones, me dio un beso de buenas noches y salió del departamento, definitivamente estaba enamorada de él.

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