N U E V E

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3 de julio del 2020

💚✨¡Feliz cumpleaños adelantado! ✨💚

—¡Es hoy, es hoy! —digo apenas mis ojos se abren a la primera hora de la mañana. Me levanto de la cama de un salto, aventando las cobijas a mi alrededor y brincando de las alturas con euforia.

Me baño y cepillo el cabello con mucha cautela. Tengo que estar lo más limpia y presentable posible, porque puede que su mamá esté cerca, y no quiero dar una mala impresión. Su hermanita ha sido mi cómplice, y ella grabará nuestro reencuentro una vez esté dentro de la cafetería. Así que, conoceré a la familia de Pablo, y eso amerita una muy buena imagen, tan limpia e inocente. Alguien que les generara confianza, que sintieran que yo puedo hacerlo feliz.

Mi mamá, mi hermanita y yo, intentamos actuar lo más posible ante el secreto. Papá no debe saber que iré a verlo porque no le pedí permiso; me da tanto miedo como si fuera a hacer un trámite de gobierno por mi cuenta. Así que, decidimos que esta será una misión imposible para las tres mosqueteras.
Una vez la comida haya terminado, mi hermana se quedará viendo películas con él para distraerlo de nuestra tardanza a una simple compra de "pan" para la cena.

Dani ya está en su posición: un bol de palomitas y su peluche de George de Peppa Pig son sus armas para distraer al general. Nos hace una señal con dos dedos, llevándolos a su frente y entrando al cuarto, donde mi papá está a nada de quedarse dormido como es su costumbre por las tardes.

Por nuestro lado, mamá está buscando las llaves, y yo, estoy acomodando mi flequillo por quinta vez. Corroboro que mis regalos estén en orden, que la caja no se despegue, que mi sudadera no se vea sucia, que mi aliento sea de menta. Checo todo lo checable de mi vista, y una vez dadas las cinco, le pregunto a Pablo sobre su "día".

Pablo
5:15 pm
Ha estado muy pesado, Le. No he dormido nada por estar haciendo los pasteles para la cafetería. Ahorita estoy atendiendo, solo vine a tomarme un descanso.

—El ratón está en la ratonera, mami —le susurro antes de salir de casa.

—Lo que me haces hacer, Dios mío —dice mamá, cerrando la puerta detrás de nosotras.

Hacemos las compras que teníamos pensadas, y una vez los pendientes de mamá están realizados, nos vamos directo a la cafetería. Caminamos por mucho tiempo; incluso pasamos justo por el viejo lugar de ensayos de Dani, el mismo lugar donde creí que las cosas con Pablo no pasarían de un simple "amor de secundaria" y uno fallido, como solía serlo siempre.
Ahora, hasta con planes de casarnos, estoy caminado hasta la cafetería de sus padres para celebrar su cumpleaños un día antes, pues no quiero interrumpir en sus planes con su familia.

—Te juro que era por aquí —le digo a mamá una vez estamos en una zona tan pero tan solitaria llena de pastizales que da mala vibra.

—¿Estás segura?

—¡Sí! Por aquí pasó Maps... —gruño, asomándome por las calles vecinas. Camino algunos pasos para la derecha, encontrando comercios locales, y hay uno que hace que mis piernas se doblen de los nervios—. ¡Bingo! ¡Ven, ya llegamos!

No quiero caminar. Mis piernas se ponen tan rígidas que apenas los dedos de los pies pueden agitarse un poco. Tomo aire, tanto sea posible, porque ya se me olvidó cómo respirar. Mi mamá me espera frente a la fachada rosa, y yo, ya no puedo con los nervios que se sienten en mi estómago.
Doy algunos pasos hacia la acera, y tomando la puerta de cristal con mi mano temblorosa, al fin, entro a la cafetería.

Me encuentro con la mamá de Pablo, sonriéndome. Me presento con un susurro, intentando ser lo más amable y cortés para generar esa misma buena impresión. Le doy mi mano para estrecharla con la suya, y su sonrisa generosa me llena de tranquilidad. Una vez la presentación con la suegra ha terminado, volteo hacia mi derecha, encontrándome con un Pablo sorprendido, abriendo los brazos por inercia.

No me importó que su mamá estuviera presente, ni tampoco la cámara sostenida por su hermanita menor. No me importaron los pocos clientes, ni tampoco lo cuánto que me llevo estilizar mi cabello. Solo corro a abrazarlo.

Él recibe mis brazos tan bien como unas piezas hechas para encajar. Su calor al fin calienta a Corazón que se ha enfriado con tanta distancia. Su aroma natural a lápices y su perfume llega a mi nariz, haciendo que esa combinación tan familiar me haga sentir tranquila. Sus brazos, su aroma y su voz cerca de mí, es como sentirme en casa.

—¡Sorpresa! —le digo con risas nerviosas, separándome de él—. ¿Ya te lo imaginabas?

—Lena, me estuviste dando "pistas" toda la semana. No sirves para dar sorpresas. Estuviste diciendo el número tres con gran énfasis en todas nuestras llamadas —. Los dos reímos, volviendo a abrazarnos.

Juntos, hacemos un corazón con nuestros cuerpos. No un corazón convencional y redondo, sino, un corazón humano. Podemos entrelazar nuestros cuerpos con nuestros brazos, y jamás separarnos del otro. No quiero hacerlo, por más que pase el tiempo, no quiero despegarme de él.
Pablo me roba besos en la mejilla, y yo no dejo de sonreír. Es un imán que me atrae a sus brazos, y por más que quiero soltarme para irme, no puedo. Más bien, no quiero.

—Te extrañé tanto. Extrañé abrazarte, extrañé tenerte así —le susurro para no ser escuchados por su hermana, que sigue grabando el reencuentro—. No quiero irme.

—¿Cuándo volveré a tenerte así, Lena? —me dice con los ojos llenos de esperanza combinada con una profunda tristeza. Sus labios siguen curvados hacia arriba, pero su mirada tenue me expresa lo que la sonrisa quiere ocultar.

—Pediré permiso para vernos en nuestro aniversario —le prometo, él asiente con la cabeza, aun perdido en mi cabello—. Tengo que irme...

—No, no te vayas —. Vuelve a abrazarme, y trato de disimular mis ganas inmensas de derramar lágrimas sobre sus hombros. Solo lo atraigo más a mi pecho, como si quisiera meterlo a mi alma.

—Feliz cumple, Clean. Adelantado, pero felicidades —. Me vuelvo a separar, acariciando su rostro—. Mañana te doy otro regalo, más virtual, ya sabes, pandemia —. Ruedo los ojos, señalando a su hermana que ha terminado de grabar.

—Te amo —me dice antes de que me vaya—. Prométeme que nos veremos el treinta.

—El treinta será —. Un último abrazo es lo que me llevo de él, perdiéndonos en la añoranza que la separación ha causado en nosotros.

(...)

¡Feliz cumpleaños, amor! Este es un video con todos nuestros momentos juntos. Te grabo esto antes de la sorpresa que te daré, pero muero por tenerte conmigo. Sin más, disfruta el video.

💜💚Datos curiosos💜💚

1- El regalo virtual era un video de cinco minutos recopilando viejos metrajes de la secundaria y un video nuevo de nuestro reencuentro. Solo Pablo tiene acceso a ese video hoy en día.

2- Qué coincidencia que la cafetería de Pablo estuviera a tan solo unos minutos del lugar de ensayos ¿lo recuerdan?

3- Editar esto con el instrumental de Ghostin de Ariana Grande lo hace tan pero tan nostálgico.

MoonCat IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora