7 de junio del 2022
Lena actual
Aquellas dudas de esa mañana solitaria, me llevaron a una recaída respecto a mis inseguridades sobre mi peso y mi personalidad. Llegué a casa con la preocupación de no ser suficiente para una relación de ese calibre, que ya tenía planes de boda en su paquete. Mi estómago se llenó de pellizcos y mi cabello de tirones, ya no me sentía capaz de amar a alguien y no sentirme amada por ninguno de los dos. Me sentía pequeña a su lado, pero ya no era por protección, ya era porque sentía que lo estaba cargando bajo mis hombros.
Pero no quise aceptarlo. Quise creer que era mi culpa, que en parte lo era por no saber poner límites claros, solo acceder a lo que él me pedía, sin embargo, estoy consiente que a los diesciete años apenas estás tomando las primeras decisiones para un futuro, y me daba miedo que Pablo ya no fuera lo que esperaba. Lo amaba, lo amaba más que a nada en el mundo, pero temía a equivocarme.
¿Y si me faltaba más experiencia? ¿Y si a Pablo también le hacía falta salir con alguien más? ¿Y si yo no daba el ancho para ser una novia estable durante tantos años?
Tenía muchísimas dudas y tan pocas respuestas. No quise contarle a nadie mi angustia porque creí que sería mala al dudar sobre mi futuro con la persona de la que decía estar enamorada. Creí que me crucificarían apenas les hiciera saber que tenía mis dudas, que ya no me sentía segura en el terreno que pisaba.
Pero mi peor verdugo, fui yo misma. El tema de dejar a Pablo era para mi un tabú, algo impensable. Algo así como un fiel devoto a la iglesia, y hacerle dudar de su Dios. Nadie podía recomendarme "terminar" con él, porque de inmediato saltaba a defender a mi ídolo. Ni siquiera pude hablarlo con la almohada.
Dudar sobre mi amor a Pablo, era como dudar de mi propia existencia. Si me había jurado amarlo hasta el último de mis días, romper esa promesa sería faltarle a mi lealtad, y creo, que al menos, no me quería fallar en ese ámbito.
Si ya me había fallado al recaer en las autolesiones, en la falta de seguridad al hacer amigos y mi sueño frustrado del baile, no me quería fallar en dejar ir al "amor de mi vida".
Esa mañana del siete de junio, había tenido un pésimo día con Pablo. Sus celos escalaban al nivel de fastidio que mi cuerpo no podía soportar, y mi mal humor, lo sacaba de sus casillas. Estábamos muy enojados el uno con el otro, y observando el patio recargada en la barda del pasillo, la voz de una chica de mi salón me hizo ponerle pausa a la música:
—Claro, yo he tenido miles y miles de tóxicos en mi vida, creo que el amor no es para mí, pero es que ah... —suspiró, ya que hablaba tan rápido que apenas le entendía—. Hay alguien, alguien del salón que hace que mi corazón se ponga loco.
—¿Otro? —preguntó el único chico del grupo, incrédulo de mentira.
—Les voy a dar una pista: Es tímido —. Se quedaron callados, tratando de adivinar.
Eduardo. Sabía que era Eduardo. No sabía por qué le estaba dando importancia al hecho de que fuera Eduardo el crush de esa chica, pero en cuanto maquiné mi respuesta, sentí una sensación rara en mi cuerpo.
—Es que es inteligente, ¿ya vieron cómo habla en público? Además, creí que ya no estaba tan atontada por él, pero el otro día ví su sonrisa, ah, qué sonrisa. Desde ahí admití que me encanta.
Cerré los ojos, intentando recordar la mentada sonrisa de don matemático. Miles y miles de imágenes vinieron a mi cabeza; su sonrisa en diferentes ángulos se hacían presentes como un comercial observando un producto bastante codiciado, y sentí cómo algo me estrelló contra la pared:
La culpa.
Eduardo, por primera vez esa mañana, se colisionó en mi mente. Su sonrisa ancha y resplandeciente me removieron las entrañas, y sentí que iba a vomitar. No quise topármelo después de la confesión de esa chica, porque no quería darle más material a mi cabeza para fantasear con el "rarito" de mi salón, a palabras de Val.
Y como en la muerte, en el amor también puede aplicarse el lema de: Cuando te toca, aunque te quites. Cuando no te toca, aunque te pongas. Esa primera semilla de la duda me orilló a un pensamiento profundo y temoroso, uno que ya muchos conocemos:
¿Y si...?
Al salir de la escuela, Cupido, Dios o el Universo, provocaron que Pablo y yo discutieramos tan fuerte que volvimos a romper. Esta vez fue menos dramático que la primera, fue de golpe, fue insensible; estábamos tan hartos de la situación, que ambos nos mandamos al demonio.
Él quiso hacer las paces con una galleta. Aunque teníamos bien claro que no queríamos volver, él no quería irse a casa molesto conmigo. Accedí a su tregua, aun sin darle la cara porque estaba llorando, escondida en la ventana del bus.
Pero mientras esa galleta de chocolate su fundía en mi boca, un sentimiento de libertad se mezclaba con su delicioso sabor.
¿Es que es momento de que mi vida de un giro?
No, Lena. Pablo es el único hombre al que podré amar.
💜💚Datos curiosos💜💚
1- Tuve que buscar el mentado dicho porque estuve días intentando recordarlo JAJAJAJ
2- Penúltimo capítulo bbs
N O T A
¡Hola a todos! ¿Por qué subí tantos capítulos de golpe? Porque Wattpad se me sale de la app cada cinco minutos y cada que intento ir a mis borradores para publicarlos, se sale y me frustro muy rápido.
En una semana terminé de publicar casi todos los capítulos. En una semana le resumí tres años de vida.
Mañana publicaré los últimos dos capítulos, y a partir de ahí, puede que tarde un poco más en subir la tercera parte debido a lo costoso que será escribir esos traumas de Lena. No fueron algo tan problemático como creen, pero a día de hoy, sigue siendo tema de discusión para su cerebro cuando este no la deja dormir.
¿Qué tal? ¿Cómo creen que termine esta historia? :3
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MoonCat II
Novela Juvenil💚💜SEGUNDA PARTE DE MOONCAT💚💜 Las dos semanas de vacaciones más extensas de la historia. El año en el que todo se detuvo, el año en el que el desastre comenzó: 2020 Después de que Lena y Pablo afrontaran los diversos retos para poder estar juntos...