V E I N T I C I N C O

4 1 0
                                    

30 de agosto del 2021

💚✨Can you remember the rain? ✨💚

Luego de que Pablo se sintiera terriblemente mal por no haberme escuchado esa noche, procuró ser más atento con el tema de mi alimentación y atracones. Se propuso preguntarme todos los días si me sentía bien, y si en algo nunca falló, fue en contradecirme al momento de juzgar o compararme con otras chicas de internet. Él siempre luchaba para quitarme las vendas de la inseguridad, y hacerme sentir hermosa, tal y cómo él me lo decía.

Creo que es un buen apoyo. Tengo a quién comentarle mis progresos en este tema, tengo con quién desahogarme en caso de una crisis como la de esa noche. Él lucha por mi estabilidad con mi peso. Lamentablemente, yo lucho contra su indiferencia en el tema del amor.

Si en verdad era tan hermosa como decías ¿por qué te portabas tan frío?

Después de darme ánimos y charlas sobre su día, al momento de vernos a los ojos y decirnos lo mucho que nos amamos, se queda dormido. Han habido muchas coincidencias con su inesperado sueño, y es que siempre llega al final de las llamadas. Se excusa diciendo que se siente muy seguro conmigo, y que es por eso que duerme como un bebé. Pero no soy estúpida, y noto cómo cambia la conversación sobre nuestro futuro, cuando antes, era nuestro tema favorito.

Los regalos de aniversario ya no son lo que eran antes, porque antes, yo era una maquina creativa. Ahora, me encuentro pintando un mar nocturno con acuarelas, mismo que es el forro de una pequeña caja. Mientras el pincel retrata la oscuridad del cielo que elegí, mis lágrimas ayudan a que el papel se mantenga húmedo. Escuchando deja vu de Olivia Rodrigo, no dejo de repetirme que este será nuestro último aniversario.

Y es que las cosas ya no son como antes. Pablo es un muy buen amigo, es chistoso, tiene temas de conversación interesantes, y no me deja caer en cuestiones de salud. Pero cuando quiero que sea mi novio, una pareja fuerte y estable, se declina. Solo me dice hermosa en momentos donde yo digo lo contrario, y si no hay alguna de mis crisis, él no dice nada.
Ya no existen audios de diez minutos narrando lo que siente por mí. Ya no hay desvelos construyendo una casa, ya no hay desvelos llorando porque estamos hartos del encierro.

Tengo a mi lado a un Clean "productivo" que piensa que tener novia es una pérdida de tiempo. Dejé de ser la fabulosa Lena, la súper Lena, la que siempre resolvía todo, a ser un mueble más.

No importa. A mí no me importa nada, porque no me importa si soy un pañuelo en su vida. Seré su pañuelo.

—Luna, mañana se decidirá nuestro destino —hablé con mi mejor amiga, con un aire helado—. Y con este regalo, con esta botella de arena y una carta, me prometo amar a Pablo sin importar las consecuencias —. Desquiciada por el desamor que siento, le confieso a la luna—: No importa cuánto llore, no importa cuánto sufra. Yo no me voy a ir de su lado ¿me escuchaste? Y más te vale darme la fuerza para hacerlo. Pero, Luna, no pretendas separarme de él, porque no lo voy a permitir.

(...)

El lugar donde Pablo suele esperarme enfrente a mi casa se va tornando cada vez más gris. Pareciera que la luna se enojó conmigo, y le pidió a las nubes crear una tormenta justo hoy, justo en nuestro aniversario de dos años como novios.

Con mi regalo en el escritorio, con mi nuevo look, siendo pelirroja esta vez, lo espero. Mamá ha insistido en postergar la cita, pero yo no puedo esperar. Ella no sabe que hoy es el único día que tengo para conquistarlo, para recordarle que soy yo la persona a la que amaba, a la que debe de amar, porque así lo prometimos.

Pablo
4:46 pm
Llevo un paraguas negro, Lena. Espero que la lluvia no se suelte.

Su mensaje me hace sonreir, al menos no me dejó plantada. No dejo de retocarme los labios delante de la ventana, esperando a que su paraguas me salude. Mi cabello rojizo hace destacar mi pálida piel, aunque varios granos por la mala alimentación que llevo la manchen un poco. En este encierro he aprendido a maquillarme, y como él me dijo que le gusta cómo se ven las chicas con los ojos delineados, esta vez lo hice solo para que me halague.

El cielo es tan oscuro que parece de noche, y solo volteo a ver a mamá con cada trueno que este suelta, sonriéndole con travesura; ella no puede impedir nuestra cita.
Luego de varios minutos de espera, logro vislumbrar el paraguas negro que Pablo me dijo que traería. Me escondo tras las cortinas para que no me vea, es una vieja tradición. Y una vez espera por mí enfrente del portón de unos de mis vecinos, me quedo observándolo.

Lena, no lo sabes, pero esa imagen y ese lugar, serán tus verdugos por tanto tiempo.

Él trae una sudadera azul cielo, nuestro color favorito. Al verme escondida, me sonríe, sacudiendo el paraguas para animarme a bajar.
Me despido de mamá, y corriendo para bajar las escaleras, llego a mi portón abriéndolo con desespero. Pablo camina hacia mí con ese peculiar salteado, y me abraza.

—Creí que no vendrías —le digo, escondida en su cuello con olor a lápices de madera.

—Quería ver tu cabello rojo, Le —. Se separa del abrazo, acariciando mi cambio de look—. Te ves bonita con lo que sea.

—Y tú te ves increíble con ese color, de verdad, estás, eres... Eres increíble —. Lo llevo hasta el quicio donde nos sentamos en estas visitas pandémicas—. Siéntate, tenemos tanto de qué hablar.

(...)

—¡Espérate, no puedo respirar! —le digo con la voz ahogada, sosteniendo mi estómago de la risa que Pablo me ha hecho soltar con un solo chiste.

—¿Cómo es que me puedo reír tanto contigo? —dice de la misma forma, dándole patadas a un costal invisible—. ¡Mira, tu cara está toda roja...! —. Al momento de hacerse para atrás y reír nuevamente, se golpea en la cabeza con la pared detrás suyo, y consigo, uno de mis regalos se cae, rompiéndose.

Las risas cesan, observando el desastre. Pero ninguno de los dos se molesta, al contrario, nos reímos más fuerte. Mi regalo era solo una bombilla reciclada con una mezcla de dudosa procedencia que brillaba, pero tampoco le había puesto tanto empeño de lo triste que me había sentido en el mes. Al terminar nuestra comedia con algunas carcajadas dolorosas, nos vemos a los ojos, retomando el tema que quisimos dejar al final.

—No, no quiero que nos demos un tiempo otra vez —me dice, sosteniendo mis mejillas—. Perdón si me he portado como un imbécil. A veces se me olvida cómo debo de tratar a la persona que más amo en la vida.

—Pues yo te lo voy a recordar las veces que sean necesarias —. Lo tomo de la misma forma, poniéndome el collar que me compró hacía un mes—. Y no me importa cuánto me dañes. Yo voy a estar aquí, te lo prometo.

—No, Lena, no digas eso —. Sus ojos se vuelven grandes y arrepentidos, dándome un beso en la frente—. Perdóname, te prometo que las cosas serán diferentes.

—También perdóname por ese tiempo tan absurdo de mayo. Creí que sería lo mejor.

—Lo importante es que estamos aquí y ahora, y no pienso soltarte jamás.

Y bajo la lluvia, cubriéndonos con su sombrilla negra, nos besamos con algo de discreción, sellando nuestro pacto de no dejarnos ir. Pase lo que pase.

Y cuando digo que es pase lo que pase, estoy hablando muy en serio.

💜💚Datos curiosos💜💚

1- Podré mostrarles la foto en la que Lena se inspiró para hacer su caja de aniversario.

2- El papá de Lena le había ayudado a hacer la bombilla que Pablo rompió JAJAJA.

MoonCat IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora