8 de abril del 2022
💚✨El helado del indigente✨💚
Saliendo de la preparatoria, hay muchos comercios puestos a propósito para que los adolescentes, hambrientos y sin responsabilidad económica, gasten su dinero en ellos. Desde papelerías hasta puesto de tortas gigantes, es lo que puedes encontrar una vez cruzas una avenida de dos sentidos.
No he podido recorrerlos gracias a que, como buena hija obediente, no me gusta ir a lugares donde no he pedido permiso previamente, y como apenas he estado regresando con Pablo a casa sin mamá conmigo, esto de estar "sola" en la calle me asusta un poco. No soy como los demás chicos que solo avisan que llegarán tarde; yo tengo que pedir permiso, al menos, una semana antes, y solo para salir con Pablo. Tampoco es como que tenga muchos amigos con los cuales salir.
—No, Clean, no podemos ir hasta allá... —. Pablo me mueve las cejas con travesura, tomándome de las manos.
—Yo ya fui con mis amigos, no está muy lejos —trata de convencerme, llevándome por el lado contrario a donde iríamos para tomar el bus—. Compramos el helado, nos lo vamos a comer al parque y vamos de vuelta, tampoco nos quedaremos aquí todo el día.
—Pero no he pedido permiso...
—Solo envía un mensaje, Le, no pasa nada.
(...)
—¿Y? —Pablo me pregunta una vez he hablado con mamá.
—Solo veinte minutos. Ni más, ni menos —le amenazo, adelantándome a donde pretendía llevarme desde un inicio.
De la mano, recorremos, hasta ahora, un lugar muy desconocido para mí. Del lado izquierdo de la preparatoria, hay algunas tiendas de abarrotes, canchas de fútbol, comercios de los adultos y un parque algo descuidado. Estoy maravillada ante lo que observo, porque no estoy de la mano de mamá, estoy de la mano de un Pablo igual de emocionado que yo. Comentamos sobre lo cuán maravilloso es estar en busca de un buen helado, estar caminando juntos después de ese encierro que por poco destruye lo que había entre nosotros. Tan felices, nos carcajeamos al echarnos a correr porque sentimos el tiempo encima, y entrando a una tienda, podemos reposar.
Como no encontramos una heladería cerca, ni tampoco ese carrito que tiene la canción característica de los helados, tuvimos que comprarlo en esa tienda. Él sale con una paleta congelada, y para mí un Cornetto de chocolate y nueces.
—Vaya, está algo... Delincuente —comento una vez entramos al parque del que tanto me había platicado desde la mañana.
Hay muchas hojas de los árboles regadas por el piso, su tono amarillento y su crujir al pisarlas da ese ambiente algo siniestro, pero agradable por el hecho de venir con Pablo. Hay algunos juegos desgastados en los que no nos subiremos por un riesgo evidente de morir, y los columpios que tanto me gustan, están rotos de la cadena. Lo único salvable, son unas bancas y mesas de piedra, donde nos sentamos a comer nuestro helado.
—Yo quería llevarte a otro que está más adelante. Pero con esto del tiempo...
—Aquí está bien. Total, si vemos algo sospechoso, huímos —. Le sonrío con tranquilidad, invitándole de mi helado.
—Este es el primer helado de los muchos que comeremos juntos —. Simulando que nuestros helados son copas de vino, los chocamos, sonriendo con victoria—. Y también, es el primer lugar que exploraremos en lo que nos quede de la prepa.
—Un año y dos meses —. Limpio un poco del chocolate que se ha quedado en mi nariz—. En un año y dos meses pueden pasar tantas cosas.
—Pero nunca separarnos.
—Por supuesto. Eso nunca podría pasar —. Ahora, él intenta salvar el desastre de nueces y crema que es mi rostro.
—Yo no sé cómo le haces para ensuciarte así cuando comes —. Con el dedo pulgar limpia mis mejillas con cariño. En uno de los tantos roces, se detiene a observar con detalle los rastros de mí que a veces me dan vergüenza, pero ante sus ojos, se ven divinos—. Te amo, Le.
—Y yo a ti, Clean.
Un tierno beso se concreta entre nosotros. Un beso dulce debido a la combinación del chocolate y el limón de su paleta de hielo. Nos encontramos cara a cara con ilusión, sintiendo que aquel encuentro en el parque del terror podrá durar por siempre.
—Oye, ¿ese no es un vagabundo? —mi pregunta corta el momento romántico, asustada al ver que un hombre con muy mala pinta entra al parque.
—Prometo llevarte al otro parque, tiene más columpios que este.
—Este ni columpios tiene.
—Pero el otro al menos no tiene indigentes incluidos en sus instalaciones.
💜💚Datos curiosos💜💚
1- Realmente, combiné dos días en uno: Lena tuvo que pedir permiso un día previo.
2- El indigente se acostó a lado de ellos y se durmió. Ellos, huyeron apenas él se les acercó.
3- Amo ponerle nombre a los capítulos, es tan divertido y fuera de contexto JAJAJAJ
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MoonCat II
Teen Fiction💚💜SEGUNDA PARTE DE MOONCAT💚💜 Las dos semanas de vacaciones más extensas de la historia. El año en el que todo se detuvo, el año en el que el desastre comenzó: 2020 Después de que Lena y Pablo afrontaran los diversos retos para poder estar juntos...