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Resultaba curioso ver a los ex cinta roja y a los cinta azul vestidos de manera común y corriente. La única diferencia, al menos en los más altos mandos, era la cinta que aún colgaba de sus brazos. Romolo lucía una sudadera holgada y pantalones de chándal, una combinación que le sentaba de maravilla, realzando tanto su físico bien cuidado como su rostro impecable. Sabía que su apariencia era parte esencial de su trabajo. Jungkook y Dujin también optaron por un estilo similar, pero ellos ya no podían cargar con la cinta roja, al menos por el momento.

Salieron del hotel con Romolo liderando el grupo, avanzando por los pasillos con una confianza que lo hacía parecer dueño del lugar. Parecía que alguien los esperaba afuera, otro cinta azul destacado que colaboraba estrechamente con el descendiente de italianos. Romolo Pasco lideraba junto a su mellizo, Dante, y con un chico misterioso que rara vez se dejaba ver por los demás. No era de esos que buscaban intimidar con su presencia; su estilo era más analítico, observador, prefiriendo permanecer en las sombras y sacar conclusiones sin prisa, evitando cualquier tipo de presión.

Jimin, por su parte, caminaba junto a Jungkook, aferrándose a su brazo mientras trataba de orientarse en medio de la confusión. Dujin, que se encontraba un paso detrás, observaba al grupo recién reclutado. La amenaza que habían recibido de Romolo no dejaba espacio para rechazos, por lo que, a pesar de las dudas, no tuvieron otra opción que aceptar.

Un grupo numeroso avanzaba por los lujosos pasillos del edificio, sus pasos resonando sobre el suelo pulido. Jongo mantenía la mirada fija en Romolo, no apartándola ni un segundo. Estudiaba su espalda con detenimiento, el suave movimiento de sus omóplatos al caminar, y se concentraba en cada palabra que salía de sus labios, incluso las más insignificantes, esas que sólo parecían pensamientos murmurados para sí mismo. Edmond, por su parte, también observaba a Romolo con una fascinación evidente.

Era impresionante el poder que emanaba de él; los cinta azul no sólo poseían una autoridad palpable, sino que representaban un nivel de poder que parecía inaccesible. No había persona en el mundo que pudiera resistirse a uno de ellos.

Caminar al lado de un cinta azul era una experiencia completamente distinta a cualquier otra que pudieran haber tenido. Se sentían envueltos en una especie de aura de poder, intocables, como si nada ni nadie pudiera siquiera intentar frenar su avance. Eran los más buscados, los más deseados, pero al mismo tiempo los más inalcanzables. Todos los que cruzaban su camino, al notar la presencia de Romolo, inmediatamente agachaban la cabeza, conscientes de que cualquier intento de desafío sería inútil.

El poder de una sola persona era abrumador, y no era solamente una cuestión de influencia: como cinta azul, Romolo trabajaba directamente para el gobierno, en estrecha relación con las figuras más poderosas del momento. Sin embargo, esa cercanía al poder no significaba sumisión. Los cinta azul, conscientes de su influencia, estaban ya planeando el golpe de estado. No era difícil suponer que los cinta roja y verde se unirían pronto a su causa.

El grupo descendió hasta el primer piso del edificio en uno de los modernos ascensores. Jimin, con la emoción evidente en sus ojos, parecía casi deslumbrado por la rapidez con la que llegaban a su destino. La idea de moverse tan rápido, de pasar de un nivel a otro con únicamente pulsar un botón, le parecía algo cercano a la magia.

Al entrar en el ascensor, su mirada se suavizó y se posó en Jungkook, mostrando una expresión dulce, como la de un pequeño animal que acaba de descubrir un nuevo sabor. Se aferró al brazo del ex cinta roja con algo de temor, como si temiera que todo pudiera desmoronarse en cualquier momento, como si ese pequeño instante de calma pudiera derrumbarse tan rápido como había llegado.

El ascensor, un rectángulo de vidrio, parecía flotar en el aire. A través de sus paredes transparentes, podían ver todo a su alrededor, el mundo extendiéndose a su paso. Sin embargo, a pesar de lo impresionante del diseño, nadie parecía particularmente sorprendido, excepto Jimin. Su mirada se movía de un lado a otro, fascinado por el panorama que se desplegaba ante él. Jongo, en cambio, observaba con curiosidad, más interesado en señalarle a su rata lo que tenían allí que en la vista misma. Había algo en él que se había vuelto más reservado desde que Romolo se unió al grupo, incluso algo tímido.

HECATOMBE 神 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora