36.

36 10 1
                                    

Joon-ho no estaba acostumbrado a verse en situaciones tan peligrosas, mucho menos cargando con un chico tan joven e inexperto a su lado. Pero, siendo sincero, el único que seguía cometiendo errores como un novato era él. No podía entender cómo había sido capaz de lastimar a alguien tan peligroso como Kim Dujin, un hombre que ahora figuraba en los anuncios de toda la ciudad, señalado como asesino y traidor, al igual que todo su grupo.

El rostro de Kim Dujin estaba grabado en su mente con una claridad inquietante. Aquel hombre parecía un loco que no temía a la muerte, y la lenta realización de que podría haber muerto en ese momento lo dejó con el corazón desbocado. Nikola, con tan solo 17 años, no habría sobrevivido solo en ese lugar; haberlo dejado atrás habría sido como lanzarlo a los leones. No conocía la capital, no podía revelar su identidad a cualquiera, y estaba completamente vulnerable. Joon-ho necesitaba mantener la calma, actuar con la frialdad de un verdadero cazador.

— Esos hombres dan miedo. ¿Crees que los encontrarán? — Dijo Nikola, frunciendo el ceño mientras miraba uno de los anuncios en los que se mostraba toda la información sobre los ex mandamases.

La imagen de Kim Dujin y su grupo se reflejaba en el vidrio de los escaparates de las tiendas. Reproducían sus rostros una y otra vez, obligando a la ciudad a memorizar sus caras. Cada uno de los miembros del grupo tenía su propio prontuario criminal, excepto Edmond Pierrat, un hombre que en su tiempo había sido millonario.

— Lo dudo. — La respuesta de Joon-ho fue corta, pero hablaba por sí misma, revelando todo lo que pensaba sobre el asunto. El grupo al que se enfrentaban era demasiado peligroso, demasiado astuto para ser atrapado, ni siquiera por el resto de las valquirias. Había visto con sus propios ojos el potencial de uno de ellos, algo que rayaba lo inhumano.

La imagen de Kim Dujin siendo atravesado por una flecha seguía rondando su mente, desquiciándolo. Aunque la flecha había caído en su mano, el impacto seguía siendo doloroso, pero el líder de ese grupo no había mostrado ni el más mínimo signo de incomodidad. La indiferencia de Dujin frente al filo de la flecha le helaba la sangre. Era como si nada pudiera afectarlo, como si no fuera humano. Tal vez, sólo tal vez, era una máquina que habían disfrazado de hombre. Pero las máquinas no sangran, y Dujin y su grupo eran, sin duda, humanos.

Nikola observó a Joon-ho, notando lo perdido que estaba en sus pensamientos, y chasqueó los dedos frente a su rostro para sacarlo de su trance. La reacción fue inmediata, y Joon-ho saltó del asiento como si hubiera oído un disparo en lugar del simple sonido de unos dedos.

— ¡¿Qué diablos, Niko?! — Exclamó, sobresaltado, su cuerpo reaccionando con exageración.

— Estás soñando despierto. — Nikola dijo, el tono de su voz ahora más preocupado. Joon-ho nunca se alteraba por cosas tan simples, siempre tenía que haber algún intento serio de asustarlo para que reaccionara de esa manera. Nikola no había buscado eso, sólo intentaba llamar su atención.

— Es por culpa de ese tipo… he llegado a soñar con su cara. Me da escalofríos.

Joon-ho dejó escapar un suspiro, su mirada perdida. No era la primera vez que se le escapaba un pensamiento así, pero esa vez, la sombra de Dujin le parecía más presente que nunca. El clima, por otro lado, no mejoraba. Cada segundo que pasaba, el aire se volvía más pesado, más denso. La tormenta se acercaba, y nadie sabía cuánto duraría. Aunque la ciudad estaba preparada, con todas las casas y tiendas aseguradas contra vientos huracanados y tormentas eléctricas, había una constante preocupación: nadie podía salir de donde estaban.

— Deberíamos entrar al supermercado, por lo menos tienen comida. — Nikola, tomando el brazo de Joon-ho, lo empezó a guiar hacia abajo por la calle, hacia el supermercado más cercano. Sin embargo, Joon-ho lo detuvo con un leve movimiento, y lo miró con firmeza. No tenía ganas de ir a ningún lado, ya que creía que estaban en el lugar adecuado.

HECATOMBE 神 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora