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La bomba Hydrangea había sido siempre un enigma. Un proyecto tan rodeado de misterio que muchos pensaban que ya se había completado, pero nadie estaba realmente seguro. Con el paso del tiempo, su existencia pasó al olvido. Ya nadie recordaba su potencial destructivo ni la razón por la cual aún seguía activa, como un vestigio silente esperando su momento.

No se había creado para alimentar el orgullo de los científicos, sino con un propósito específico en mente. Muchos sospechaban que su objetivo final era destruir el lado más desfavorecido del muro. El presidente del mundo, convencido de que aquellos que habitaban en la pobreza no merecían ni siquiera el derecho a existir, parecía tener esa visión tan arraigada que resultaba difícil no pensar que la bomba sólo era una excusa, una herramienta para aniquilar a aquellos a quienes los poderosos despreciaban.

Lo que nadie esperaba fue que los cinta azul se apoderaran de la bomba. Con una rapidez sorprendente, llegaron al edificio donde se encontraba, y fue allí cuando Dante Pasco asumió el control de la situación. Con una calma casi inquietante, les ofreció una charla que, aunque amigable, dejaba claro que no habría espacio para objeciones. Las cosas se harían de una sola manera: la caída del presidente del mundo era inevitable. Su gobierno estaba al borde del colapso; sus acciones erráticas le habían ganado numerosos enemigos, y aunque se presentaba como un líder elegido por un sistema democrático, la realidad era otra. La democracia era un concepto que rara vez se discutía en las altas esferas del poder. Era una falacia sostenida por los mismos que lo habían elegido, aquellos con el poder suficiente para manipular el sistema a su favor.

La bomba Hydrangea había demostrado ser efectiva más allá de cualquier duda. Fue probada desde miles de metros de altura, en un terreno deshabitado y estéril, un lugar donde la tierra no producía frutos. Cuando se activó, el resultado fue devastador. El fuego arrasó con todo a su paso, pero, por suerte, no alcanzó el suelo. En esa ocasión, la radiación no representó un peligro inmediato. Pero se sabía que si la bomba se usaba en un terreno más poblado, los efectos serían catastróficos.

Los generales de los regimientos más importantes, conocidos como los cinta azul, tomaron la decisión más difícil de sus vidas. La única opción viable era la destrucción total de un lugar donde los principales aliados del régimen dictatorial se refugiaban. Había quienes pensaban que aún podían dialogar con el presidente del mundo, pero este ni siquiera les prestaba atención. Constantemente los amenazaba con despedirlos de sus cargos si seguían insistiendo. El resentimiento de los cinta azul hacia el gobierno había alcanzado un punto sin retorno. Esta traición, aunque dolorosa, era su única salida.

Todo comenzó un sábado, cuando una llamada de los marinos confirmó que el plan finalmente había comenzado a ejecutarse.

Dante Pasco estaba al frente de la operación. Era el mellizo de Romolo Pasco, pero a pesar de la evidente similitud física entre ellos, la gente solía describirlo como la versión más fría y calculadora de su hermano. Dante no sonreía, no había espacio para bromas. No obstante, había algo en él que lo distinguía: se preocupaba profundamente por las personas a su cargo. Su prioridad siempre había sido el bienestar de la gente común, aquellos a quienes su lucha beneficiaba. Estaba dispuesto a dar su vida por ellos, y por ello se ganaba el respeto de todos como un general formidable. Sus ojos, azules como el hielo, sólo mostraban una determinación implacable. Siempre llevaba el pelo largo, amarrado en una coleta, lo que le daba un aire imponente. Aunque su parecido con Romolo era innegable, había algo en su expresión y su manera de ser que los separaba profundamente.

Los hermanos Pasco sabían que asumían el peso de una misión irreversible. La conciencia de ambos nunca volvería a ser pura, pero era necesario erradicar todo desde sus raíces, sin remordimientos, sin miramientos. Era el precio que debían pagar por una causa que había dejado de ser solamente suya.

HECATOMBE 神 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora