Capítulo 4 ✝ Peligro ✝

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L esperó a que la chica se terminara aquella brocheta de dulces, hasta el último pedazo, con el fin de cerciorarse de que no solo estuviese fingiendo estar recuperada, de que en verdad estuviese bien.

Por lo que recordaba, cuando ____ estaba obsesionada con cualquier objetivo descabellado, se olvidaba de todo, de todos, y no se permitía los más minúsculos placeres de la vida, como comer algo azucarado o embadurnarse el rostro con chocolate. No se permitía ser humana, con necesidades humanas, sino que trataba de reprimirlas hasta el punto de hacerlas desaparecer.

El detective casi sintió alivió cuando la vió mordisquear el palillo de madera, como no queriendo dejar sobra alguna, y en el fondo, se sintió menos reacio a aceptarla.

Y con todo, lo que haya entre nosotros no será como fue antes.

Después de un largo rato perdido en sus cavilaciones, parpadeó y asintiendo para sí mismo, decidió que era tiempo.

-Te presentare al resto del equipo. Quiero que te comportes con ellos. No quiero que les psicoanalices, ni que me reveles sus secretos oscuros después de una leída de gestos. Sé cómo disfrutas manipular a la gente con esos trucos baratos. Ahora que hemos crecido, no veo razón para que sigas haciéndolo. Supongo que habrás madurado en estos últimos años, aunque no está de más decirlo, si cualquier miembro del equipo me da una queja tuya, estarás en un avión de regreso antes de que puedas decir "psiquiatra". ¿Me he explicado?-

Amenazó, acercando el dedo indice al botón rojo del altavoz.

La chica hizo una mueca.
-No tienes porqué ser tan imbécil. Lo he entendido antes. Solo estoy aquí por cuestiones de trabajo.-

L se acercó al micrófono en tono confidente y anunció:

-Ya pueden entrar-

Se escuchó un clic en la puerta y un pequeño grupo de personas uniformadas, cruzó el umbral..

Estaban tan acostumbrados a L , que no les importo ver a la chica con los dientes llenos de caramelo rojo y chocolate. Tenían que ser amigos.

-No debí de haberte dado eso... Es demasiado pronto para que vuelvas a consumir azúcar.- reflexionó el detective de pronto. Si bien, él era un genio calmado, _____ era una genio hiperactiva. No podía pasar ni un minuto sin hacer nada. Notó los prontos efectos de la brocheta por la forma en que su antigua amiga comenzó a tamborilear con los dedos sobre sus muslos, y a repasar con nerviosismo a los recién ingresados.
A pesar de su anterior amenaza, supo que ya estaría sacando sus propias conclusiones acerca de quién era quien, y como podía sacar provecho de ellos. El mundo para ____ no era más que un tablero de ajedrez. Y ella era la reina.

A diferencia de L, lo que menos necesitaba la chica era azúcar.

Todos comenzaron a presentarse enseguida, uno por uno, con sus nombres reales. L bufó, muy a su pesar, pues se los tenía advertido de antemano. ¿Cómo podían seguir presentándose de esa forma? De seguir así, terminarían muertos. ¡Que bien se le daba a su equipo desobedecerlo! ¡Evidenciar su incompetencia frente a ella, a quien nada se le escapaba!

-¡Mucho gusto!- sonrió ____ con los dientes rojos.

-Tienes...- comenzó a decir el jefe Yagami señalandose la boca, de forma confidente.

- ¿Tienes idea de en que consiste el caso?- preguntó Matsuda, adelantándose. -Sé que recién has llegado, y el jefe y yo teníamos órdenes de no conversar contigo en el camino, por lo que quizás, no tengas idea...-

- El caso de kira - exclamó ____, como una niña que tuviera la respuesta en clase. -Ya lo sé todo. Excepto quien es el culpable, claro.-

-Aja- interrumpió L, exasperado por tan temprana muestra de egocentrismo en la joven. -¿Qué es lo que sabes al respecto?-

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora