Capítulo 15 ✝ Noche ✝

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_____ se despertó a media noche al sentir como un extremo de su cama se hundía bajo el peso de otro cuerpo.
Su mente le decía que era Ryuzaki, pero aun así se sorprendió al verlo, ahí sentado, como una persona normal, en una esquina, a pocos centímetros de ella.

Despedía un olor a magdalenas y donas recién hechas. No, simplemente despedía un olor apetecible, aunque era difícil determinarlo.

-Te dije que...- comenzó, incorporándose a medias sobre su almohada.

-Lo siento. Estaba equivocado.

-¿Que haces aquí? Dijiste que no debía haber algo entre nosotros. Fuiste bastante claro.

-Eres preciosa...

-¿Te sientes bien de la cabeza?- preguntó la chica con un hilo de voz, no porque siguiese sintiéndose cohibida, sino porqué durante la noche, le parecía de lo más razonable susurrar. Casi sonrió.

L nunca le había dicho nada como eso.

Esperaba una respuesta cuando este alzó una mano para acariciarle los labios, con una lentitud exasperante. ____ sintió como se le aceleraba el pulso, y ocultó el rostro tras una cortina de cabello, para disimular su bochorno, a pesar de que sabía que el muchacho ya lo habría notado.

¿Qué pasaba con L?
Seguramente se estaba volviendo loco. ¿Acaso habría bebido? ¿Tomado algún narcótico?

Sintió como este se movía para acercarse más a ella y una gota de sudor comenzó a resbalarle por la nuca cuando la mano del chico viajo de su mejilla al dobladillo de las faldas de su pijama.

-Ryu-Ryuzaki, ¿Q-Qué haces?- titubeó. Se quedó inmóvil cuando el detective comenzó a levantar la vaporosa tela, descubriendo la suave piel de sus muslos. Lo detuvo, encarandolo con un temor mal disimulado. En el fondo, seguía tratando de convencerse a sí misma de que quizás solo fuera una broma, una muy bizarra...

-E-Esto no es gracioso Ryu-Ryuzaki- tembló, aunque soltó su mano. Este continuó al instante la tarea que había comenzado antes. Con cuidado, le bajó uno de los tirantes del vestidito, y se relamió los labios.

-Tranquilizate, D. no haré nada que no vaya a gustarte...-le susurró con una voz irresistible.

¿Irresistible? ¿Quien era él y a donde se había llevado a Ryuzaki?

Esas palabras bastaron para incrementar los nervios de la chica, ¿En que situación se encontraba metida? ¿Acaso L quería... acostarse con ella? ¡Imposible! L no sentía esas cosas. Ni una vez le vió perder el control de sí mismo, o dejarse llevar ante los placeres terrenales... aunque claro, entonces eran solo niños. Inocentes e inexpertos.

____ seguía siendo inocente e inexperta, en lo que a ella respectaba. Sabía en qué consistía el sexo, pero jamás estuvo ni cerca de presenciarlo. No había leído siquiera una de esas revistas, visto una película subida de tono, o estado en una posición similar con un espécimen del otro género, nunca. A lo más que llegó fue a escuchar a los locos del manicomio masturbándose detrás de las paredes.

¿L quiere, hacerme... eso?

Sabía que podría ser placentero, pero también sabía que podía dolerle. Y mucho. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

No, se trata de L... Él se preocupa por mí. No haría nada para lastimarme.

-Ryuzaki... Por favor- rogó. Aunque de pronto no sabía porqué motivo rogaba. ¿Quería que siguiera, que se detuviera, o que la besara otra vez, de esa forma tan maravillosa de antes? ¡Todo era tan confuso!

Cerró los párpados, recordando el beso, y sintió de pronto como el chico le deslizaba la pijama para quitársela, con una calma tortuosa, hasta dejarla solo con la ropa interior.

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora