Capítulo 6 ✝ Recuerdo ✝

2.4K 183 15
                                    


L no había podido evitarlo. Besarla de esa forma. No cuando la encontró vestida de blanco después de ir a visitarla en su habitación, como una novia en toda regla. Siempre le pareció que algo así era imposible, y con su supuesta muerte, todas sus fantasías de llevarla al altar en algún momento fueron enterradas. Sabía que nunca amaría tanto a alguien como la amó a ella.

Pero por algún milagro, la tenía de regreso. Era tan suave y delicada entre sus brazos, y su corazón latía con tanta prisa que por unos gloriosos segundos creyó que lo deseaba también... Hasta que se apartó del beso, y le miró con todo ese miedo.

No pudo escuchar ni siquiera las palabras que ___ le dirigió. Solo quería alejarse. ¿Que estaba mal con él? ¿Cómo se le ocurrió siquiera pensar que D estaría de acuerdo con algo así? Ni siquiera quería firmar esa acta en primer lugar y no la culpaba, solo accedió después de que él le prometiera que mantendría su distancia y no la obligaría a cumplir con ninguna actividad típica del matrimonio.

Y el detective incumplió su propia palabra al besarla.

Mientras se mojaba el rostro con el agua del lavamanos en el baño, en un intento de despejar su mente y recobrar el hilo natural de su pensamientos, L no pudo evitar sentirse avergonzado de si mismo.

Nunca había odiado más sus ojeras, su palidez enfermiza, su postura incorrecta. ¿Por qué iba a gustarle alguien como él? No solo la había expuesto al peligro al sacarla de ese manicomio, si no que también la forzó a casarse con el bicho raro que él era, aún si lo hizo solo con la intención de arrebatarle a Watari el poder de enviarla lejos.

-Esto, ¿Ryuzaki?

Su voz al hablar fue fría como el acero.

-¿Ocurre algo, Matsuda?

-Solo... Pensaba que... Hace rato le regalé a ___-san una paloma de origami. Se puso muy contenta. Muy contenta, de verdad. Dijo que era el único regalo de bodas que había recibido.

-No recibió regalos de boda porque no hubo una boda. Fue una mera formalidad para poder convertirme en su tutor y que así no fuera enviada de vuelta a ese manicomio sin mi permiso.

-B-Bueno, sí.- Matsuda se frotó la nuca con nerviosismo -Es solo que... Creo que... Al menos legalmente, es tu esposa ahora.

-¿Piensas llegar a un punto o solo te apetece que alguien te escuche reflexionar?

-Creo que lastimaste sus sentimientos, Ryu-Ryuzaki. Nadie más te dirá esto, porque no vieron lo feliz que la hizo esa paloma. A lo que me refiero es que, bueno, es una chica. Y hoy se casó. Y... Y a todos aquí parece que les diera igual. Y tú, ya sabes, ni siquiera estás con ella en estos momentos. Debería ser su noche de bodas.

-Ella no quiere pasar la noche conmigo.

-L-Lo siento, pero ¿Se lo has preguntado? A mí me parece que lo único que ha querido hacer desde que llegó es pasar un tiempo a solas contigo.

El detective soltó un gruñido de desdén. -En estos momentos, mi compañía es lo que menos desea ___-san. Así que me temo que tendré que ignorar tus valiosos consejos. ¿Otra cosa?

Matsuda suspiró, privado ya de todo el valor para hablar que había reunido.

-No, supongo que eso era todo. Siento haberme metido en lo que no me importaba.

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora