Capítulo 30 ✝ Irresistible ✝

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Narra ___:

-E-Espera... Detente...

El detective, que ha estado ocupado repartiendo cálidos besos por mi cuello y acariciando mis pechos sobre la ropa, duda por un momento, me mira con los ojos dilatados y pregunta.

-¿No?

Sé que si le digo que no, lo fuera que sea esto se detendra. Me muerdo los labios, asustada ante mi propia falta de experiencia. Acerco una mano para acariciar su rostro y él me besa la palma abierta con ternura. No puedo negarme. Asintiendo con la cabeza después de un dubitativo momento, le doy mi consentimiento.

-Te llevaré a la cama ¿esta bien?-

Asiento, demasiado conmocionada como para articular palabra alguna.

Me lleva a horcajadas hasta depositarme suavemente en el mullido colchón de la inmensa cama con sabanas de seda, y seguido de ello se saca la camiseta blanca dándome plena vista de su abdomen marcado. Sin dejar que se le escape más tiempo, se inclina sobre mi y empuja su lengua dentro de mi boca, como queriendo devorarme, probar cada parte de mi. Sin advertirlo, pongo las manos en sus pectorales y mis dedos tiemblan con sorpresa ante los intensos latidos que siento debajo.

Mis ojos brillan con lujuria. Y tengo que morderme el labio para contener el gemido que esta a punto de sacarme cuando vuelve a recorrer mi cuello con su lengua. Cierro los ojos.

-Levanta los brazos.- Siento como sube mi blusa y mi vientre queda al descubierto. Sube más, sacandome dicha pieza por la cabeza, a lo que yo gimoteo necesitada.

L observa mi sostén. Estoy demasiado mareada, demasiado excitada como para impedir que baje a besos desde mi cuello, hasta el valle de los senos. Me cubre de besos esa zona, y estoy segura que me ha dado a mi mas besos de los que habrá dado antes en toda su vida a otras mujeres.

Sus manos me acarician la espalda y me desabrochan el sostén de pronto. Me incorporo instintivamente, pegandome contra el cuerpo del detective para que no pueda mirar lo expuesta que me encuentro ante él, y para reconfortarme, el pelinegro esparce besos sobre mis hombros desnudos.

-No...- ronronea contra mi oído, y me empuja con sutileza contra la cama. Luego termina el trabajo, deslizando el sostén por mi piel y tirándolo en un solo movimiento a los pies de la cama.

Su mirada se vuelve avariciosa al verme. Cuando me acaricia los pezones, logrando estimularlos con un simple roce de sus cálidos dedos, me siento incluso más desnuda de lo que ya estoy. Él muerde juguetonamente mi clavícula y luego succiona uno de mis pechos.

-E-Espera... Oye... Oye...

Chupa mi pezón de forma casi dolorosa, como si estuviera castigándome.

-L, no "oye"- me corrige. -Tu esposo. Dilo.

-Mi... Mi...

-Dilo.

Lame, muerde levemente. Chupa uno de mis puntos débiles haciéndome sentir más placer del que he experimentado en toda mi vida. Mi espalda se arquea hacia él, como si le suplicara por más. De forma involuntaria, me abrazo a su cuello y le siento tensarse.

-Mi... Mi esposo- jadeo al fin.

El detective murmura alguna frase complacida, luego alza la cabeza y me besa con lujuria. Sus brazos se tensan. Me toma de la cintura como si quisiera romperme. Me aferro con más fuerza de su cuello y le veo sonreír.

-Si, sujetate de mi justo así.

Me besa nuevamente, con pasión, con una mano tras mi nuca como queriendo evitar mi escape. Su otra mano acaricia mi vientre y baja con habilidad hasta mi intimidad. Sorprendida por la intrusividad de su acción, cierro las piernas, pero no puedo evitar que el pelinegro llegue a su destino deseado.

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora