Capítulo 20 ✝ Enemigo ✝

8K 807 127
                                        

Antes:

Lo siento, L. Esto es necesario. Aún sí me odias después, al menos estarás seguro. Llevamos demasiado tiempo en jaque. Tenemos que mover nuestras piezas.

-_____-san-

La chica supo lo que venía incluso antes de leer la sorda furia impregnada en el semblante del pelinegro. Estaba cabreado. Ella lo había cabreado.

-Escucha, Ryuzaki. Lo siento. En verdad. ¡Pero no me dejaste alternativa! ¡No quieres dejar que te ayude con nada en lo absoluto! Y si no voy a ayudar con el caso ¿entonces para qué me tienes aquí? ¡Apuesto a qué ni tú mismo lo sabes!-

-Quería que me ayudaras con el caso, sí. Antes de que volvieses a actuar como una demente, antes de que robaras mi segunda identidad, y antes de que te metieras de esa forma en la boca del lobo. Te dije que localizaras a Kira. Nada más. No que le coquetearas, ni que le dieras tu número, ni que le permitieras escribirte su dirección. ¡Joder, aunque a ti no te interese, estamos casados! Y ahora Misa dice que el tipo no la deja en paz e insiste en que si tú no te presentas con ella a su entrevista, no la contratara como vocera del grupo Yotsuba.

-Pues me presentaré, ¿Que más da? Lo que temes es que resuelva el caso que tanto trabajo te ha costado a ti resolver y me lleve todos los créditos.-

L bajó la mirada, herido. -Sabes que nunca me he sentido celoso de tus logros, sino todo lo contrario. ¿Como puedes siquiera sugerir eso?-

La chica suspiró, dió un paso al frente, alzando una mano y le acarició el rostro.

-No eres el L de antes. Cuando éramos niños admiraba tu inteligencia, eso era lo que me hacía tenerte respeto, pero ya no la veo. Estoy casada con un idiota. Nunca me importó que Kira matara criminales. Me importaba quien llevaba la ventaja aquí.- se señaló la sien con el índice. -Fui tan ciega... Tu tienes un solo trabajo y es atrapar a Kira. ¡Y no lo consigues! Kira castiga criminales, escapa a la justicia, y... si tienes razón y resulta ser Light, también es el estudiante universitario con las mejores notas del país. ¿Qué demonios, L? ¿Desde cuándo te permitiste ser tan mediocre?

-Estas comenzando a perderte a ti misma otra vez. Y no dejaré que eso suceda. ¿Crees que no me doy cuenta de cuando eres tú y cuando no?- L le apresó la pequeña mano, y la apartó de su mejilla. -Estas tratando de manipularme. De programarme para que actúe conforme a tus deseos. Puedo verlo. Te conozco a pesar de que no lo creas.-

-Te equivocas.- ____ sonrió, empleando un tonito dulzón que era como miel silvestre resbalando de una colmena. -Soy la misma de siempre ¿No lo ves? Vamos, Ryuzaki,- hizo un encantador puchero - ¿Es que no confías en mi? ¿En tu amiga de la infancia?-

El detective la observó detenidamente, desesperanzado. Daría cualquier cosa por poder confiar en sus palabras, en las palabras de la persona a la que más amaba en todo el mundo. Pero no lo hacía. -No, lo lamento. Nada de lo que puedas argumentar me hará cambiar de opinión.-

-¿Eso crees?-

-Estoy seguro.

-En cuanto el caso termine- continuó Craven, -Y si me dejas actuar libremente, te dejaré hacer conmigo lo que quieras...-

L abrió los ojos como platos. -¿Qué tratas de...

-Vamos, genio.- la jovencita se dió la vuelta, rodeandolo como si fuera su presa. -No soy tan tonta. Sé que activas las cámaras que dan a mi habitación cuando estoy en ella, que disfrutas viéndome desvestirme. Y esta bien, L. No hay nada de lo que sentirse avergonzado... Eres un hombre, después de todo. Sé que podemos llegar a un trato.-

El pelinegro perdió todo el color del rostro. ______ estaba peor de lo que le pareció en primer momento. No solo comenzaba a sumergirse en ese océano peligroso que era su mente, sino que empezaba a ahogarse. ¿Cuando comenzó? ¿Y por que no pudo preverlo?

Que todo sea hecho por el bien común.

-Fue un comportamiento inaceptable de mi parte, lo sé, pero no volvió a repetirse, lo juro.- dijo el detective. -Aceptaré la acción legal que quieras tomar al respecto, y si es preciso, declararé. Yo... -

-¡Ah! ¿Entonces tenía razón? A decir verdad, no esperaba que fueras a confirmarlo. No tan pronto, al menos. Ahora, confiesa ¿Te gustó lo que veías? ¿Acaso te tocaste?-

¡Todo era su culpa! ¡Si tan solo la hubiese obligado a volver de inmediato de la fiesta con el grupo Yotsuba tal vez...

Presionó el botón que tanto había esperado no volver a tocar nunca, ante las miradas apabulladas del equipo que no sé atrevía a interceder.

-Watari, prepara una celda. ___-san no saldrá de ahí hasta que el caso de Kira no haya terminado.-

-¿Qué?- la chica lo miró, primero desconcertada y luego horrorizada. -L ¿qué haces? ¡No puedes hacerme algo así! ¡No puedes encerrarme! ¡L! ¡Mirame!-

-Sé que estar encerrada es traumático para ti y lo siento, de verdad.- dijo el detective con voz cortada. No podía ni imaginar cuánto lo sentía. -Pero no me dejas otra alternativa.-

-L... Tú jamás me harías eso... Tú...- la chica miró de un lado a otro, como un ratoncito buscando la forma de escapar de un gato, pues el jefe Yagami, su hijo y varios otros integrantes del grupo (incluido Matsuda, con una cara más culpable que la del mismísimo anticristo) se acercaban a ella amenazantes -L, ¡Por favor!- retrocedió, mordiéndose las uñas como una desquiciada.

-¡Quisiste comprarme con sexo, D! ¡Tú! ¡Que ni siquiera eres capaz de decir la palabra en voz alta! ¿Qué pretendes que haga? ¿Que acepte? ¿Y clase de amigo sería?- L, quien nunca parecía conmovido por nada, estaba al borde del llanto.

-¡Todo lo que he hecho en mi vida fue por ti! ¡Acepté formar parte del club para que tú no tuvieras que hacerlo! ¡Dejé que me convirtieran en un monstruo para que tú siguieras siendo el bueno! ¡Aún cuando Watari siempre te prefirió a ti, nunca me sentí celosa! ¡Lo único que tenías que hacer era honrar ese sacrificio! ¡Y te has convertido en un inútil! ¡Todo lo que hice por ti fue... Fue en vano!- ____ soltó unas risas sin aliento -Es como si hubiera apostado todo al caballo perdedor.

L se secó con brusquedad las lágrimas que le corrían sin cesar por las pálidas mejillas.

-Lo siento... Lo siento, no puedo... No puedo permitir que te pongas en peligro.

-¡Encierrame, L, y me tendrás por enemiga! ¡Ayudaré a Kira a matarte! ¡Juro que lo haré!- gritó _____ desesperada. El grupo que estaba dispuesto a atraparla hasta hacía unos segundos se detuvo de golpe, esperando la decisión del detective.

-¡Ustedes!- gritó este a su vez -No les he ordenado que paren.-

-¡Yo conozco tu nombre, L! ¡Lo conozco!-

Y cuando finalmente, ____ estuvo encerrada en la celda, vigilada por cámaras desde cualquier ángulo, con las extremidades inmovilizadas por una camisa de fuerza para evitar que se hiciera daño a si misma y llorando con el rostro deformado por el odio y la locura, L llamó a Watari.

-¿En que me he convertido?- preguntó con voz queda. El anciano le dirigió una mirada cargada de lástima y le puso una mano sobre la espalda encorvada. -¿Fue verdad lo que dijo? ¿La obligaron a entrar al club en lugar mío? Ahí fue donde comenzó todo. El inicio de su locura. ¿Verdad? ¡Confiesa! ¡¿Dijo la verdad?!-

Watari suspiró, resignado.
-Es probable. Tengo entendido que ella misma se ofreció a entrar, con la condición de que te mantuvieran fuera de esos asuntos. Aceptaron.-

-Entonces fue mi culpa... Todo ha sido mi culpa...- tragó saliva. -Yo le he hecho esto.-

Y el detective buscó el cuerpo de su amigo para consolarse, de la misma forma en que había hecho años atrás, cuando este le dijo que _____ estaba muerta.

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora