Capítulo 37- Habitación

6.4K 508 226
                                        

-Lo siento. En verdad.- digo por enésima vez.

-No tienes que seguir disculpándote, _____-san. Sé que no ha sido culpa tuya.- Dice L conforme destiende un extremo de la inmensa cama para echarse a dormir.

-Pero...-

-Esta bien, _____. No estoy enojado.- cierra los ojos de forma apacible, y por el ritmo que tienen sus respiraciones calculo que en unos diez minutos ya estará dormido.

Frunzo el ceño. ¡No puedo creer que un estúpido beso haya arruinado tan fácilmente mis planes! Creí que... Bueno... Esperaba que L y yo tuviéramos... Bueno... Sexo... Esta noche...

Lo había preparado todo para dicho acontecimiento. Hasta había comprado un conjunto de lencería en una escapada cuando el coronel nos llevó a la ciudad a comprar los kimonos. Un conjunto que nunca me habría planteado usar de no ser por...

Pero ahora estaba arruinado.

-L...-

-Tenía razón, y tu lo sabes. ¿Que hace alguien tan bonita como tú a lado de alguien tan raro como yo?-

-No eres raro... Al menos no tanto como crees...-

-No obstante, nunca me has mirado de la forma en que le miraste a él cuando recién lo conociste.-

Me sonrojo violentamente, sintiéndome culpable.

-Tan solo fue un deslumbramiento, L. A ti también debe de haberte ocurrido alguna vez.-

Este abre los ojos y mira al techo pensativo.

-No en realidad. Todas las chicas que he conocido se han quedado cortas al compararlas contigo, en cambio yo, al compararme con ese joven Aoyama, no soy más que...-

-¡Basta! ¡En verdad que eres imbécil!- resoplo ahora enfurecida. -Por mas atractivo que él sea, no he querido que me besara, ¿comprendes?-

L se cubre los ojos con el antebrazo para no tener que mirarme. -Demasiado bonita- escupe por lo bajo.

Ahora en verdad quiero echarme a llorar. ¿Bonita? No soy más que una muchacha disfuncional que nunca antes había recibido elogios de nadie. ¿Y ahora? Tal palabra parece una grosería más que un elogio por la forma en que lo ha pronunciado.

-No puedo creer que estuviera dispuesta a... a acostarme contigo.- gruño a la defensiva abrazándome a mi misma. -Eres un patán.-

L se aparta lentamente el antebrazo de los ojos y me mira con desconcierto. -¿Qué?-

-¡Bah! ¡Como si te importara!- exclamo con frialdad, y tomo mi pijama para ir a quitarme el kimono al cuarto de baño.

El pelinegro se sienta sobre la cama, sin dejar de mirarme.
-¿_____-san?-

-¡Bah! ¡Callate!-

-¿Por qué?- pregunta con aparente desconcierto -¿Por que querrías que fuera conmigo, cuando podrías tener en tus manos a cualquier hombre que quisieras?-

Frunzo el ceño en su dirección, más no tengo que pensármelo demasiado. Porque él me conoce, porqué ha sido mi mejor amigo desde siempre, porque jamás confiaré en otro tipo tanto como confío en él.

-Porque eres tú quien me gusta... O al menos eso pensaba hasta hace unos minutos... Ahora te detesto en realidad.- declaro y hago el intento de seguir mi camino hacia el baño, no obstante su voz me detiene.

-Ven aquí, _____-san.-

Parpadeo estupefacta. Y al imaginarme la razón que podría haber tras aquel llamado se me suben los colores al rostro.

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora