Capítulo 36- Keita

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La casa de los Aoyama resulta ser tan lujosa como la casa de L, en Tokyo, aunque muchísimo más llena de lujos y decoraciones ostentosas. Además, sin ninguna biblioteca inmensa a la vista.

L se ha comprado un kimono azul oscuro con bellas ilustraciones de cielos y mares, mientras que yo llevó uno color anaranjado con bellos amaneceres bordados a mano, y el coronel uno negro con peces dorados, plateados y rojizos.

Tan solo al llegar el señor Aoyama, un hombre algo anciano con cara cuadrada y tez bronceada (que me recuerda en cuanto a carácter al jefe Yagami) y su hijo, Keita, un increíblemente atractivo joven de cabellos blancos grisaceos y piel blanca como la leche que lleva un kimono negro con adornos rojos que combinan con su pelo, impecablemente peinado, y sus ojos, profundos como dos pozos de agua.

Tengo que recordarme a mi misma que ya vengo en compañía de alguien, y que ese alguien es nada más y nada menos que el mejor detective del mundo. Y también, tengo que recordarme que estoy loca por él.

Pero cuando habla, no puedo evitar ruborizarme.

-¡Es un gusto que viniesen! Escuche decir al coronel que en su casa estaba hospedando a Eraldo Coil, uno de los mejores investigadores de los últimos tiempos, aunque lo confieso, jamás creí que vendría en compañía de una señorita tan hermosa.- me mira con unos ojos, y una sonrisa que derretirían los polos, y casi siento como L se mueve un paso en dirección mía, como tratando de apartarme de aquel joven.

-Mis ruegos ante el coronel de mantener en secreto mi identidad fueron inútiles, puedo ver.- dijo el pelinegro con una pizca de humor. -No obstante tiene razón. La jovencita que me acompaña es _____ Craven, una compañera de trabajo.-

¿Compañera?

Me pongo pálida de la impresión. Conque ¿compañera? Oh...

Estas en serios problemas, L.

Comprendo su treta, no me crean tan estúpida, sé que trata de una prueba para comprobar si me lanzaré a los brazos del atractivo tipo a la primera oportunidad ahora que me ha dado luz verde para ello, pero esta loco si cree que necesita poner a prueba mi fidelidad. ¿Es que no he sido siempre suya y viceversa?

-En realidad soy su novia.- gruño de mala gana, y le dirijo una mirada de reproche al detective. -Aunque a veces creo que solo me tiene como su niñera: Es infantil como pocos. Les ruego nos disculpen. Hemos discutido en el camino a aquí y al parecer, uno de nosotros no lo ha superado.-

Keita ríe de forma encantadora. -Comprendo. En ese caso abandonaré todos los planes que tenía en mente para conseguir su número, señorita. No quiero volverme enemigo del segundo mejor detective en el mundo después de L.-

Sé que ha dicho esta ultima frase con intención de ofenderlo llamándolo segundón... Ni siquiera imagina que esta hablando con el mismísimo L.

El coronel reprime una carcajada. Claramente su fuerte no es ser discreto.

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A pesar de sus palabras, en cuanto el joven Aoyama ve a L apartarse de mi lado (pues este se ha distraído con la llegada del viejo Suoh para preguntar con motivo del robo), se acerca a mi con disimulo y me pregunta si podríamos conversar en algún lugar más privado.

"NIEGATE"

Acallo la vocesita en mi cabeza y asiento, pera después seguirle hacia un amplio balcón vacío en el que se puede disfrutar de algo de tranquilidad para olvidarse de la pomposidad de la fiesta.

-No logro imaginar como Coil pudo dejarla sola. De ser él, no me apartaría de usted un instante...-

Frunzo levemente el ceño. La verdad es que me siento abrumada. Y la forma en que este atractivo hombre me mira hace que la situación sea aun más complicada.

¿Y que hay con L?

-¿De qué es de lo que deseaba hablar?- pregunto casi a la defensiva.

Este alza las cejas y seguido su expresión se relaja.

-¿Esta usted en verdad enamorada de Eraldo Coil?-

Abro los ojos como platos.
-¿Pero que clase de interrogatorio es este? ¿Es que estamos en la Inquisición?-

-Me disculpo si la he incomodado. No obstante, no ha contestado mi pregunta.-

Mi respuesta no es más que un gruñido. -Sí, estoy enamorada de él-

-¿Y por qué?-

Aprieto los puños ante la burlesca expresión que aparece en su cara bonita. Como si me conociera. Como si tuviera derecho a...

-¿A que se refiere con eso?-

-Bueno, es usted una señorita demasiado bonita para un tipo como él... Alguien tan... extraño. Lamento ser irrespetuoso, pero usted entenderá a lo que me refiero... Siempre encorvado, ojeroso, y con esa manía de sostener las cosas de esa forma tan rara.-

-Me gusta como es, además, toma las cosas de esa manera para no dejar huellas digitales, creí que todos lo sabrían.-

Keita Aoyama luce asombrado, pero pronto se controla. Seguido de ello reposa ambos codos en la barda del balcón y mira hacia las glamorosas fuentes de la entrada de su propiedad. Suspira.

-Lo cierto es que es usted la joven más bonita que he visto en mi vida. Y no me gusta la idea de que alguien más me haya ganado su favor.- se encoge de hombros. -Digame algo, y por favor, no tema dañar mis sentimientos. ¿Cree que yo tenga alguna oportunidad con usted?-

No.

-Yo... Yo no... Oh, quiero a Coil demasiado como para plantearmelo siquiera... No obstante... Estoy segura de que cualquier otra señorita estará encantada de salir con usted...-

Al finalizar mi frase veo una chispa de rabia en su mirada, pero me convenzo de que se trata tan solo de una ilusión pues al mirar nuevamente lo único que encuentro es una amigable y resignada sonrisa.

-Comprendo.- Declara con amabilidad, logrando que yo baje la guardia el tiempo suficiente como para que se incline hacía mi con rapidez y apresandome la barbilla, me plante un beso en los labios.

¡En los labios!

Furiosa por el engaño le muerdo con fuerza para soltarme, y una vez estoy libre y me doy la vuelta para escapar veo a L mirándolo todo con los ojos abiertos de par en par.

Oh no.

¡En que lío me he metido ahora!

¡Bang! ¡Bang! You're deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora