capitulo 21

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Salgo de mi cuarto y veo a Andrew sentando sobre el sofá, sus ojos se entrecierran por momentos, el pobre tiene mucho sueño.

—Andrew, si deseas puedes dormir en el cuarto de Sarah, no hay problemas.

Eleva sus cejas al escucharme y luego sonríe.

—¿Has dormido en el piso? —pregunta y arrugo mi frente.

—No, ¿por qué?

—En China, Corea y Japón  duermen prácticamente en el suelo, yo también lo hice,  pero fue incómodo, y obviamente no todos hacen esta práctica, lo que sucede es que consideraban que los colchones o las camas elevadas se consideraban un lujo que estaba limitado sólo a personas de la nobleza —me ilustra con su sabiduría. No sabía eso.

—Vaya, que costumbre más extraña.

—Es algo normal allá, pero ven, siéntate,  vamos a ver alguna película, pero primero apagaré esta luz, luego cerraré la puerta del balcón, no me gusta la claridad mientras veo películas.

Andrew hace lo dicho y deja la sala a oscura.

—Espera, falta la palomitas y la soda, iré por ella —me apuro  hasta la cocina, tomo un paquete de palomitas y la coloco en el microondas, luego serví la soda en dos vasos y al sonar el pitido del microondas, saco  las palomitas colocandola en un recipiente.

—¿Qué película vamos a ver? —inquiero colocando todo en la mesa.

—No lo sé.

—¿Quieres? —le brindo.

—¿Crees que no voy a querer cuando estamos a punto de ver una película de terror?

Tras decirlo casi me ahogo.

—¿Película e terror? Ay no, es que  me da miedo —le digo nerviosa, de por si no me gusta ver películas de terror porque a veces sueño lo que veo.

—Descuida,  es bromas, además yo estoy  contigo, no debes temer.

—¿Cómo se llama esta película?

—Es una película un poco vieja, pero es la mejor de todas, incluso llorarás al verla, se llama "junto por siempre,  hashiko".

Iniciamos a verla película y cómo un poco de palomitas. Pasaron muchísimos minutos y ya la película empezaba a tener sentido, es muy dramática,  pero hermosa.

—Por Dios, que triste —sollozo con deseo de llorar, no puedo evitar sentirme mal por tal razón escondo mi rostro entre el hombro de Andrew y  acaricia mi cabello.

—Tranquila,  yo estoy aquí.

Miro nuevamente la película, es realmente triste porque el perrito siempre espera a su dueño en la estación del tren, pero este nunca regresa y siempre lo espera ahí con la esperanza de verlo.

—No es justo Andrew, no es justo que haya sido así —me quejo con mis ojos aguados, Andrew me mira a los ojos y ahora acaricia mi mejilla.

—Prometí que siempre estaría aquí esperándote, queriéndote, cuidándote, prometí nunca dejarte, jamás fallarte y he cumplido mi palabra, porque un amigo, jamás traiciona a  alguien querido —me susurra, yo me conmuevo y lo abrazo.

—Que  hermosas palabras.

—Pertenece a esa película, pero te la dedico a ti —susurra y levanto la mirada.

—Gracias por ser mi amigo.

Me alejo de él y bajo la mirada mientras limpio  mis lágrimas. Ahora observo en silencio la película, supongo que faltaba poco para acabar. Pongo mi mano en el envase de las palomitas y siento la mano de Andrew, nos miramos al instante y sonreímos.

El amigo de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora