capítulo 23

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—No, no hay nada más. Mmh, cambiando ese tema, ¿te gusta este lugar?

Miro a mi alrededor y sonrío.

—Si, es hermoso, es perfecto,  ¿pero piensas comprarlo o alquilarlo? —pregunto dudosa, él lleva su mano hasta su mentón y suelta una risita.

—Lo compraré, no perderé por nada este lugar, porque a ti te gustó al igual que a mí.

—Pero es muy caro, bueno,  sé que para ti quizás no lo sea porque tienes dinero,  pero para mi es muy caro —le digo cruzada de brazos.

—No te preocupes, yo pienso igual que tú, no porque tenga dinero significa que piense diferente a los demás, no, pero tampoco pensaré pagar mensual más de tres mil dólares por vivir aquí, prefiero comprarlo y así me libero de deudas, no me gusta endeudarme.

Elevo mis cejas un tanto curiosa pero también estoy de acuerdo.

—Me alegro de que pienses así, es lo que te hace único. ¿Y cuando te entregan el apartamento si lo compras?

—No más porque lo necesito antes de una semana , mi amigo dijo que si lo compro todo estará listo en dos días, así que tu debes ir ayudándome para comprar todo lo necesario, recuerda que te encargarás de decorarlo a tu modo —murmura y asiento yendo hasta el sofá.

—Me parece bien, solo tengo una duda,  ¿como podré ayudarte a comprar todo si tengo mañana tengo trabajo?

Su sonrisa me advierte de que ya planeó algo.

—Relájate, hablé con tu jefe y él me concedió el permiso —dice dejándome más confundida.

—¿Lo conoces?

—Si, él realizó varios proyectos junto a mi padre, sin duda es un gran hombre; yo solo le pedí tu permiso y le expliqué las razones, lo cual el aceptó, pero discúlpame por haber hecho eso sin tu consentimiento —respondió para luego agachar la mirada.

—No te preocupes, ya que mañana nos iremos de compra,  pues quiero aprovechar y comprar unas cuantas cosas  que me hacen falta y también comprarle lo necesario a peludito.

—Oh, cierto, ¿como está mi chico? ¿Se ha portado bien? —inquiere sonriendo, yo bajo la mirada sin poder ocultar mi sonrisa.

—Está bien, se comporta de maravilla, salio a su papá —bromeo con él y se ríe.

—Que bien, pero creo que lo tierno y lo gruñon lo sacó de su mamá —me guiña el ojo.

—No, que va, se parece más al papá, heredó todo su pelo, no mas miraste eres un peludo enorme —sigo bromeando y le doy un manotazo suave en su brazo mientras se ríe.

—Gracias —dice—, pero creo que debemos irnos, no me dará tiempo almorzar, ya tengo hambre.

Me quejo tocando mi estómago, al mirar mi reloj compruebo que ha pasado una hora y diez minutos, aún tengo tiempo de comer algo.

—Pues  vamos almorzar algo, yo tampoco he comido nada.

Salimos fuera de casa y el cierra la puerta,  después de que nos ubicamos en el ascensor y tocamos el botón, este se abre y veo a una chica sumamente hermosa.

—Buenas tardes —saludamos él y yo como cortesía.

—Oh, buenas tardes,  ¿van para el estacionamiento? —preguntó poniendo su dedo sobre los botones.

—Si —dijo Andrew, ella aprieta el botón del primer piso, luego le da la espalda al espejo y mira a Andrew sonrojada, de vez en cuando sonríe, creo que le gusta, y la verdad esto me incómoda mucho.

El amigo de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora