capítulo 27

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Ya ha amanecido, quería ser la primera en levantarme, así me puedo ir sin despertar a William y a los demás. Me duché y me coloqué mi ropa; tomo  un papel y escribo:

"Buenos dias amor, disculpa por haberme ido sin despedirme, es que te veías tan hermoso durmiendo; debo ir a trabajar y aparte cambiarme de ropa, nos vemos mas tarde, te amo".

Besé la nota dejando las huellas de mis labios sobre ella, luego coloque el papel sobre la almohada en que dormí.

Salgo de la habitación hasta llegar a la sala y avanzando hacia la puerta, agradezco de no ver a Andrew aquí.

—Jenny, ¿te vas? —escucho esa voz difícil de olvidar, la de Andrew. detengo mis pasos y volteo hacia atrás. ¡Por Dios!, solo lleva su pequeña toalla envuelta sobre su cintura.

—Si, debo irme a trabajar —respondo disimulando mis ojos locos que insisten en mirar ese abdomen.

—¿Te llevo? Es que no trajiste tu auto-.

Me niego desviando la mirada de su cuerpo.

—No Andrew, yo me iré en taxi; adiós y recuerdas esta frase:  "ningun tipo de cercanía".

Marco  territorio con él y me marcho con todo mi dolor, me siento  desechada.

Tomo un taxi y este me llevo a mi apartamento, en cuanto llego me voy directo mi habitación para alistarme.

*****


—No puedo creerlo,  amiga, entonces la zorra de Hanna está aquí y para rematar la novia de Andrew por igual —dijo mi amiga, ella aún está atónita con todo esto, mientras yo le decía todo lo que ocurrió. Estamos  desayunando y ya falta poco para irnos.

—Así es, pero eso no es una molestia, Hanna no lograra nada con William, por cierto ya vámonos.

Dejamos  el desayuno a un lado, cargo  a peludito y le doy un beso dejándole su comida preparada.

...

—Aún se me hace increíble todo esto y aparte que escucharas a Andrew cogiéndose a esa tipa; es algo traumante —dice mientras maneja al trabajo.

—Fue  un poco incómodo, pero nada de otro mundo, ellos son una pareja, es normal que lo hagan,  ¿no? —la miro molesta y me cruzo  de brazos.

—Eso creo, pero siento que Andrew no está feliz con verla, lo sé.

Llegamos al trabajo y agradezco no encontrarme a la estúpida de mi jefa.

—Señorita  Hamilton, el señor Harrison solicita su presencia en la oficina —escucho decir a su secretaria, yo me levanto de la silla y camino hacía su oficina.

Ella me dice que pase y lo hago, en cuanto abro camino hasta la silla y me quedo parada hasta que el jefe me pida sentarme.

—Siéntate.

Me senté cruzando mis piernas porque la falda se me encoge.

—No sé si supiste que Andrew fue quien solicitó dos dias libres para ti, el hecho es que él es un excelente chico, y por lo que él me dijo logro entender que ustedes se conllevan  una amistad –asiento bufando,  ¿a donde el quiere llegar?

—Si, ¿por qué?

El señor Harrison lleva una mano a su mentón y acaricia mientras sonríe.

—Es excelente que se lleven bien, porque te quería informar algo sumamente importante sobre tu nuevo trabajo.

El amigo de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora