capitulo 14

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Mientras tomamos la limonada mis ojos viajan hasta mi patio dividido por un cristal desde esta terraza. Me traslado a viejos recuerdos, allí me divertía y era feliz. Veo el viejo árbol, recuerdo que mi padre me hizo una casita encima de él, pero hubo una tormenta que logró arruinar mi casa de árbol.

—Selma, ve preparando un pollo horneado, quiero que hagas una buena cena, aprovechen que tengo buen humor, porque luego nadie me soporta —bromea mi madre y nos reímos.

—Ahora entiendo a quién Jenny salió de divertida —murmuró Andrew sin dejar de reir, yo tomo un poco de limonada y miro a mi madre, ella me miraba como acosándome, esa mirada la conozco, ella la hace cuando duda de algo de mí.

—¿Ustedes se llevan muy bien? —preguntó ella, yo frunzo el ceño mientras sonrío, sabía que ella haría una pregunta así.

—Pues si, ¿quién no se llevaría bien con Jennifer?, es una excelente amiga, William es afortunado de tenerla —responde y le agradezco con la mirada.

—Así es, william es muy dichoso de tener a mi hija a su lado, nunca me gustó que él le propusiera ese trabajo tan lejos, solo lo hizo por querer tenerla cerca, pero no pensó que nos estaba alejando de nuestra hija —exclamó mi padre y ahora me siento incómoda, no quiero discutir sobre ese tema.

—Ya basta Robert, nuestra hija decidió estar al lado del hombre que ama, no debemos oponernos a eso, recuerda que ella es adulta y decide por sí sola, le hemos inculcado desde que fue una niña que el amor en los más importante —dijo mi madre y sostuve su mano dándole un ligero apretón de agradecimiento.

—Gracias mamá, pero por favor, no hablemos de esas cosas, no deseo incomodar a Andrew. Por cierto Andrew, ¿has llevado tu equipaje al cuarto? —inquiero cambiando el tema de inmediato.

—No, iré a buscarlo, así me cambio de ropa, es que he sudado mucho en el día —respondió levantándose de la silla.

—Te acompaño, así te muestro donde te quedarás, permiso mamá y papá, los dejo charlando, supongo que ustedes tienen tantas cosas de que hablar.

Me levanto y me acerco a Andrew.

—Está bien hija, vayan con cuidado —respondió mi papá y le sigo los pasos a Andrew hasta llega a su auto.

—Andrew, no le pongas atención a lo que dijeron mis padres, ellos aun están dolidos por yo decidir irme a Washington —le explico y me doy cuenta que pronto va a anochecer.

—No te preocupes, yo comprendo, tus padres solo sienten un vacío al no tener a su hija en casa —menciona abriendo el baúl de su auto.

—Gracias, espero que te sientas bien en quedarte en nuestra casa.

Él sonríe y saca su equipaje.

—Te aseguro que ningún hotel se compara a estar rodeado de personas como ustedes: alegres, educados, que demuestran su cariño en todo momento, y eso es lo más maravilloso del mundo —murmura y caminamos nuevamente hacia la casa.

—Gracias, ¿a qué hora saldrás mañana para donde tu familia? —inquiero.

—¿"Saldrás"?, será a que horas "saldremos" —respondió y recordé que había aceptado ir.

—Pues salgamos después del almuerzo y en la noche regresamos, así paso mi ultimas noche con mis padres, yo me iré el miércoles, ¿y tú?

Entramos y cierro la puerta, el se detiene y me mira dudoso.

—Me voy mañana en la noche, es que el miércoles debo trabajar, por más jefe que William sea para mi y que por ser mi amigo me permita durar cierto tiempo, no significa que debo aceptarlo, yo no me desenvuelvo de esa manera, a mi me gusta que me traten como a lo demás —respondió, de hecho me gusta que sea así, eso dice mucho de él, es muy diferente a los demás amigos de William.

El amigo de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora