El amigo de mi novio

capitulo 63

Una sonora risita se escucha salir de su boca, y no puede ser posible, me acaba de decir "te amo". Lo miro a los ojos y él no deja que otra lágrima caiga ya que la limpia al momento.

—¿Qué dijiste? —sollozo al preguntar.

—Que te amo, lo sabes bien. Ya no llores, por favor. —aquella diminuta palabra causa un revuelo de sensaciones dentro de mí.

—¿De verdad me amas? —reitero, mi cara debe ser todo un poema en este momento.

—Mmh, pensándolo bien, creo que no. —se aleja y frunzo el ceño.

—¿Te burlas de mi? —inquiero y se ríe.

—No me burlo, solo que no recuerdo que dije. —se acuesta dándome la espalda, y ya entiendo a lo que él quiere jugar.

—¿No me lo piensas decir? —inquiero e hizo un silencio que incomoda. Me abalanzo hacía su cuerpo intentando captar su mirada.

—Tengo sueño —dice, bostezando de mentira.

—No te dejaré dormir, dime que me amas. —me ahorcajo girando su rostro para que me mire, lo hace y cierra sus ojos—. Mírame y dime que me amas. —niega cómo todo un niño berrinchudo—. Si no me lo dices me voy.

Espero su respuesta y nada de nada, me alejo de él y de un rápido movimiento me tumba en la cama y se ahorcaja en mi cuerpo.

—Que tonta, sorda y sensible eres. Acabas de escuchar que te amo, sabes que te amo con toda mi alma, y te esfuerzas por seguir insistiendo. No quiero que te vayas, pero si quieres hacerlo, lo entiendo. —pensaba alejarse y lo atraigo tomándolo por su nuca y robándole un beso.

—Yo también te amo —susurro sintiéndome la mujer más feliz.

—Debemos dormir, ¿no crees? —inquiero y acepto sin dejar de sonreír.

Nos acomodamos en la cama y él se colocó a mi espalda, siento sus brazos rodear mi cuerpo, su respiración choca en mi cuello y un suspiro se nos escapa; no hay un motivo más para hacerme feliz, pero una duda surge en mi interior.

—Andrew, ¿que pasará con nosotros? —lo noto silencioso y pensativo, él suspira y eso me deja confundida.

—Pasará lo que tenga que pasar, creo que la unión es la fuerza. —aquello me deja un poco dudosa, sin embargo entiendo que juntos podríamos vencer todos los obstáculos.

No respondí ante su respuesta, pero si cerré los ojos imaginando que estaríamos juntos, y que nada ni nadie nos separaría.

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—Bella durmiente, despiértate. —abro los ojos y todo se ve nubloso, los limpio con mis manos y me lo encuentro delante de mí, sonriendo.

—Buen día. —estiro mi cuerpo sin dejar mi sonrisa.

—Vamos a desayunar —me dice—, pero el desayuno está en el balcón.

—Está bien, primero déjame cepillarme —respondo  saliendo de la cama.

—Está bien, hermosa.

Camino hacía el baño y me exalto en cuanto siento una nalgada por parte de Andrew, me giro sin creer que él hizo eso.

—¿De verdad me diste una nalgada? —mis mejillas se ponen rojas, y él empieza a silbar mientras camina hacía otro lado.

—No sé de que hablas, soy músico, vengo, toco y me voy —murmura haciéndome reír a carcajadas.

Me cepillo y al momento se escucha el timbre sonar. Ignoro quien haya llegado porque sé que Andrew no le abrirá la puerta a su abogada, ¿o si?

Termino de cepillarme y lavo mi cara. Aún estoy en braga y no tengo sostén, logro ver una camiseta de Andrew sobre un tendedero, la tomo y me la pongo para salir más cubierta de aquí.