El amigo de mi novio

capitulo 60

En este momento estoy tratando de respirar disimulando mis nervios, pues Andrew quiere hablar hablar conmigo seriamente. Entro al cuarto y cierra la puerta detrás, me doy cuenta de que ha dormido al bebé.

—Lo has dormido —dije acercándome a la cuna.

—Si, estuvimos varios minutos charlando, al parecer le caigo bien, es como si me conociera. —me giro a mirarlo y le sonrío.

—Claro que él te conoce; Andrew, yo siempre le hablé de ti, incluso le mostraba algunas fotos que tenía guardadas de ti. Siempre le dije que tu era su papi, tanto así, que su primera palabra fue esa —confieso y la emoción se nota en su mirada. Está sonrojado.

—Cuando lo cargué sentí esa emoción dentro, esa felicidad que no sentía. Supe que es mi hijo, esa conexión fue única. El respondía mis preguntas con gestos y sonrisas. Es tan hermoso, pero...

Oh no, ya viene el famoso "pero". Andrew acerca a mí y su alegría cambió a seriedad.

—Me siento peor que nunca, nuevamente me entero que me has mentido, ahora me duele saber que me ocultaste un hijo. Me duele saber que no fuiste capaz de decirles a mis padres sobre su nieto, pensé que eras una buena persona, pensé que tú no era tan mentirosa. Pero ya me doy cuenta que nada te importó más que tú. Me prohibiste criar a mi hijo, verlo crecer desde tu vientre, me prohibiste recibirlo. ¿Sabes? —se gira y se sienta en la cama con la mirada en el suelo, mis mejillas se humedecen al instante—. Imaginaba que formaríamos una familia, imaginaba que estaríamos juntos, quería esto, era mi sueño, pero ahora... todo es complicad.

Ya sé a donde va con todo esto; me acerco y me siento a su lado.

—Andrew, sé que fui lo peor, cometí un grave error, yo lamento haberte lastimado. Creí que era lo mejor, lo hice por... por amor. —me mira y ríe secamente

—Si claro, ahora entiendo que por amor se lastima, eso dijo Rubí, me dijo que por amor hizo todo, y pensándolo bien, no son tan diferente ella y tú, son igual de mentirosas —espeta y eso me ofende bastante, una comparación así no tiene nombre.

—Me ofendes, Andrew. Me ofende y me duele, por mí piensa lo que quieras —respondo levantándome de la cama y él hace lo mismo—. No sé que mas hacer para que me perdones, te fallé, lo acepto, fui de lo peor. Acepto todo lo que me dices, menos de que pienses que no te amo, por que yo jamás quise olvidarte, porque lo hice por amor verdadero, y si, lo hice mal, pero entendí que aún pasando miles de años, no te dejaría de amar — confieso  derramando varias lágrimas.

Andrew solo se queda en silencio, y ya no sé que hacer, solo quería su perdón.

—Eres libre de pensar como quieras, has vuelto y no por eso te obligo a quedarte, eres libre de hacer lo que quieras, aunque yo no quiero que te vayas —le digo y huyo como cobarde encerrándome en el baño—, y cierra la puerta cuando te vayas, por favor.

Resbalo por la puerta y me abrazo a mi misma buscando un consuelo.
Él no me perdonará nunca. Lo perdí.
Perdí a mi gran amor.

Lloro durante varios minutos, luego me levanto y me miro al espejo. Estoy hecha un desastre. Limpio mis ojos y decido salir, quizá ya se fue.

Abro la puerta y salto, pero él no está. Camino hasta mi armario, tomo mi toalla, y lanzo la pijama en la cama. Me ducharé.
Estando en el baño decido inundar mi cabello de agua y pensar en él como siempre, pero esta vez es más fuerte.

Cierro la llave y me envuelvo con la toalla.

«deberías conquistarlo. Deberías seducirlo, deberías luchar por él».