Capitulo 20.

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-¡¿Pepe?! —Grite para encontrarlo, camine a uno de los lugares donde se cambiaban y ahí estaba. —Pepe, corazón...
-Alana, ¿qué haces aquí?
-Quiero asegurarme que estás bien. —Me pare enfrente de él.
-Lo estoy, gracias. Solo que, Sangre Fría me pone muy mal.
-No pasa nada, anda. Tienes que terminar un concierto. —Le estire la mano.
-Ya no quiero que estés en el público, quédate a uno de los lados, para tenerte más cerca.
-Si, esta bien. Anda, ya date prisa. No los dejes esperando.

Me abrazo y corrimos a la parte del escenario, él entró y yo me quede en la parte lateral del escenario. El concierto siguió muy bien, Pepe ya no se veía mal, o tal vez lo estaba escondiendo muy bien. Termino el concierto y Pepe corrió conmigo, me abrazo y me levanto arrastrándome un poco. Yo me iba riendo, mientras veía a Arturo, saco el celular y me indicó que agachara la cabeza, me escondí por debajo del hombro de Pepe y el seguía llevándome de la misma manera. Cuando llegamos a los camerinos me bajó, acomode mi ropa y cheque mi celular, tenía una llamada perdida de May, le tape la boca a Pepe y le devolví la llamada.

"-¿Dónde estás? —Escuche las voces de las demás detrás.
-Ya voy camino para la casa.
-Ni siquiera te esperaste para vernos.
-Discúlpenme. Tenía mucha prisa. —Pepe trataba de mantenerse en silencio. –Pero se los compensaré luego.
-¿Y pasaron por ti?
-N...no, me quedaré en casa de alguien.
-Oh, está bien. Bueno, nos vemos el lunes, ¿sí?
-Perfecto." —Volví a sentir los brazos de Pepe rodearme y levantarme. Llegamos al lugar donde se estuvieron cambiando, Arturo estaba comiendo con Kro.

-¿Quién era?
-Mis amigas, pero esta bien, no pasa nada. —Se acercó y beso mi frente. Después de un rato nos fuimos a la casa de Kro, fueron varios amigos de ellos, y ahí estaba yo... Como siempre sin encajar, Pepe se la estaba pasando muy bien, mientras yo lo veía divertirse, a veces estaba a su lado y otras solo lo veía desde un sillón.
-Deberías acercarte a Pepe le gustara. —Me comentó Ricky.
-No... Prefiero que se divierta, yo estoy bien.
-Es raro, nunca había estado con alguien tan menor, pero tú ni siquiera demuestras tener tu edad, ¿sabes? Tal vez en físico no te ves tan grande, pero en actitud, Dios mío. ¿estás segura que tienes diecisiete? —Ambos reímos.
-Yo creo que si, tal vez me equivoco pero estoy casi segura que tengo diecisiete. —Voltee a ver a Pepe, se veía demasiado feliz. —Ricky...
-¿Qué pasa?
-¿Sabes por qué pasó eso? —Ricky bajo la mirada.
-En realidad... Esperábamos que pasara eso o que ni siquiera la cantara. —No respondí. —No soy quién para decírtelo, ¿sabes? Pero digamos que su última novia... Como siempre. No fue muy constructiva para el, lo hirió demasiado, esa canción la escribió cuando apenas se habían separado, grabarla fue un caos, imagínate cantarla en vivo.
-Me desespera... Me desespera la manera en que lo lastiman, yo ni siquiera puedo hablarle mal sin sentir que me parte un rayo. —Lo voltee a ver, al parecer sintió mi mirada, me volteo a ver, me sonrió y siguió con lo que hacía. —Me gustaría ayudarlo, ¿sabes? Pero hay veces que se pone tan pesado, que simplemente dejo que se calme el solo. Pero me parte verlo así, aunque sea un "amargado" como dicen todos, para mí es perfecto, es algo así como lo que hace mucho había perdido la esperanza de tener.
-Hablas de él como si fuera lo más bello que existe.
-Para mí lo es. Y a pesar que lo veo así, a veces me da miedo... —Ricky me volteo a ver. —Miedo a no ser suficiente a que encuentre a alguien mejor, o más fácil... Que encuentre a alguien de su edad.
-Eres algo pesimista.
-Realista. —Ricky me abrazó.
-Pepe te quiere y no puedes negarlo. —Lo voltee a verlo y se acercó, pasó su brazo por mi cintura y plantó un beso en mi frente.
-¿Cómo te la estás pasando?
-Yo bien, ¿y tú?
-Bien. Me gusta verte feliz.
-¿Te importa si te la quito un rato?
-Por favor. —Lo mire de mala gana, ambos reímos y Pepe me llevó a otro lado.
-Perdón por lo que pasó... Supongo que Ricky ya te contó.
-Algo... Algo así.
-¿Te vas a alejar?
-¿Por eso? ¿Solo porque te pusiste mal al cantar una de tus canciones más tristes? Claro que no. Pasó lo que pasó y ya, aquí estoy y me quedaré.

La fiesta siguió muy tranquila, casi a las cuatro yo estaba muy cansada, Pepe se acercó y me indicó que nos íbamos a ir, me despedí de los chicos, salió detrás de mí y tome su mano, caminamos hasta su carro y me detuvo, me volvió a abrazar y yo tenía mi cabeza en su pecho, nos quedamos un buen rato así, estaba adormilada y Pepe soltó una risa, me movió y abrió la puerta, entro y arrancó, baje un poco el asiento, me quede dormida, de rato sentí unos brazos levantarme. Lo quite y comencé a caminar yo, soltó una risa y sentí sus labios en mi cachete, entramos y por poco corrí a su cuarto, me tumbe en la cama.
Desperté casi a las tres de la tarde, Pepe no estaba, busque mi celular y lo conecte para cargarlo, no tenía nada importante, me levante a lavarme la cara y los dientes. Estaba en mi ropa interior y la blusa que me regalo, ¿él me quito la ropa o me la quite yo dormida? Se abrió la puerta de su cuarto y corrí a la cama.

-Alana, ya te vi anoche en ropa interior.
-¿Tú me la quitaste?
-No, me fui a bañar y cuando llegue el short estaba en la cama. Tal vez lo hiciste dormida. Anda, te tengo que ir a dejar a tu casa. —Asentí. Me levante y me puse el short. Bajamos y las amas de llaves estaban en la cocina.
-¿Se quedan a comer?
-N...no muchas gracias, yo me tengo que ir, pero Pepe vuelve para comer aquí.
-Muy bien. —Me despedí y salimos. —Se ve que son buenas mujeres.
-Lo son, tenemos muchos años juntos y confío demasiado en ellas.

Pasaron los días para mi cumpleaños, caía en Domingo así que no estaría con mi mamá... Y probablemente tampoco con Miguel, Pepe no quería pasar todo el día conmigo, pero para mí ese sería el mejor regalo. El viernes Pepe paso por mí a la escuela, yo llevaba una maleta algo grande, ya que partiendo del viernes me quedaría con Miguel todas las vacaciones; les tuve que decir a mis amigas que era mi papá, ya que siempre estaban preguntando quién era. Mireya le comentó a Miguel que me traía un amigo que ella conoció para que no se preguntará cómo llegaba hasta allá sin que pasaran por mi, llegamos primero a casa de Miguel, solo estaba David, le comente que Mireya y Miguel ya sabían que no estaría. Me despedí y corrí a la camioneta. Pasamos las horas en su casa, Pepe intentaba planear que haríamos el domingo, decidió que pasaría por mi hasta las nueve para hacer una pequeña reunión con los chicos, y así podría tener todo el día con mi familia. Me fue a dejar a la casa, llegue y ya estaba el carro de Miguel, entre y David seguía tumbado en la sala, Mireya y Miguel estaban en la cocina.

-¡Ya llegué! —Anuncie al entrar a la cocina.
-Hola, ¿cómo te fue, Alana?
-Bien, ¿ha llamado Alex?
-Si, dijo que tal vez la próxima semana estaría viniendo para acá. —Asentí. —Alana, ¿tienes planes para el domingo?
-Hablando de eso... —Mireya se rió. —Quería saber si me dejaban ir a una fiesta que me están organizando en la noche, prometo llegar el lunes temprano, y no haré nada malo.
-Esta bien, Alana. Lo poco que tenemos juntos has demostrado ser una adolescente tan tranquila, y pues está bien, pero con esto íbamos a que queríamos organizarte algo, con tus amigos más cercanos, nosotros podríamos pasar por ellos si es que se les hace algo lejos.
-Sería genial. Yo les llamaré y les comento. Gracias a los dos.

Subí y les mande un mensaje a las chicas y a Axel, me comentaron que ellos se pondrían de acuerdo en llegar y que Axel las traería y dejaría. Les dije que sería temprano por cuestiones de horarios, como era habitual vivía entre muchas mentiras. Me quede dormida, el sábado me la pase acomodando ropa y ayudando a Mireya a limpiar, llegue a ver a Mireya como una mamá, era buena y muy amable, podía llegar a ser un poco estricta, pero no tenía nada que ver cómo mi madre. David a veces me confundía, se podía comportar muy tranquilo y amable, pero de repente se comportaba hasta grosero y me desesperaba, sabia soportar cambios de humores, pero como todos tenía limites.


Usted. (José Madero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora