-¿Lo mejor para quién?
-Para nosotros tres. —Mire a Daniel.
-¿Es por Pepe, cierto? —Asentí.
-Si... Es por el.
-¿Lo vas a dejar ganar?
-No es que lo deje ganar, Arturo. Es que yo ya no quiero pelear, quiero estar feliz y si eso significa alejarme un tiempo, que así sea. —Después de un rato acerque el corral y Arturo dejo a Daniel en este.
-¿Y cuándo se irán?
-En poco menos de un mes.
-¿Te podré visitar?
-Las veces que quieras, Arturo. —Me abrazo y trate de no llorar. —Quiero que sepas que conocerte ha sido algo maravilloso, tenerte a mi lado, ser tu amiga, tu apoyo, todo esto ha sido algo muy importante para mí. —Arturo sonrió y tomo mi mano.
-Me enseñaste muchas cosas, Alana, no importa qué tan lejos estés, yo te apoyaré y te querré.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Claro.
-¿Por qué?
-¿Qué?
-Todo, tu apoyo desde la convivencia, tu cariño, el querer apoyarme y darme tanto cariño al paso del tiempo.
-No lo sé, nunca quisiste ser alguien más y no te importaban las consecuencias de tus actos.Arturo trataba de mantenerme entretenida con tal de no llorar o ponerme mal, regreso Marcelo y Arturo se despidió, Marcelo corrió a la cuna a ver a Daniel, el seguía dormido y a Marcelo le encantaba verlo así. Lo abrace por la espalda, Marcelo acariciaba mis brazos, volteo su cuerpo hacia el mío, mis brazos seguían aferrados a él.
-Te amo, Alana.
-Yo también te amo, Marcelo. —Me acerqué a su cara y me besó, sentí como bajaba un poco su nivel, después sus manos pasaron mis piernas y me levanto, trataba de sostenerme de sus hombros, me sentó en el respaldo del sillón y me volvió a besar.
-Te tengo una noticia.
-¿Ah sí?
-Ya compre la casa. —Solté un pequeño grito y lo abrace, su cuerpo se pego completamente al mío y eso hizo que un escalofrío pasara por todo mi cuerpo.
-Perdón, me emocioné un poco.
-Esta bien... Bueno, el fin de semana iré al DF a revisar algunas cosas y ya será nuestra.
-¿Y cuándo nos vamos?
-En tres semanas será nuestra. —Mis manos jugaban en su pecho y el aún tenía sus manos en mi cintura.
-Entonces creo que es momento de hablar con tu familia.
-Así es.
-¿Te parece hacerlo mañana? —Su cabeza estaba recargada en mi hombro.
-Si no tienes problema.
-Para nada.
-Perfecto. —Me volvió a besar y yo lo acerque más a mi con mis piernas. —No me hagas esto.
-¿Por qué?
-Me estás matando. —Su voz era casi un susurro.
-¿No quieres hacerlo?
-No es eso, Alana... Me pareces hermosa, tu cuerpo siempre ha sido mi debilidad, aún con el embarazo, pero no quiero presionarte. —Regreso el recuerdo de José y de todas las veces que me decía eso.
-No lo estás haciendo. —Acaricie su cabello y lo acomode detrás de su oreja. Le di un beso y el sonrió.
-¿Pasa algo? —Negué. —¿Qué pasa?
-Nada...
-¿Pepe? —Dijo mientras sus manos recorrían mis costados.
-Lo siento, tenía tiempo sin sentirme así.
-Tranquila. Alana, yo entiendo todo lo que sientes o al menos eso trato y sé que no estás preparada para entregarte de nuevo. —Marcelo no sólo conocía la historia con Pepe, sabía mi pasado con César y eso lo había sensibilizado de una manera exagerada.
-Algún día lo superare. Te lo prometo.
-Tomate tu tiempo, mi vida.
-Debes odiarme...
-Claro que no, ¿cómo crees que te voy a odiar? Si eres mi milagro personal. —Acaricio mi cabello. —Desde que entraste a mi vida, desde que te vi esperando por mi para organizar la fiesta de Pepe, sabía que había algo en ti, tenía un interés exagerado por ti y cuando me dijeron que eras la novia de Pepe me dolió, carajo... Sentía un hueco, pero me agradaba saber que Pepe tenía a una mujer tan espléndida como tú.
-¿Desde la primera vez? —Asintió. —Vaya... Yo pensé que me odiabas.
-No te podría odiar, mírate, eres hermosa.Marcelo me contaba sus aventuras tratando de no pensar en mi, como salía con chicas con tal de no cometer una estupidez que arruinara su relación con su hermano. Y después, cuando José le pidió que me cuidara, no tuvo más que aceptar, él pensaba que sería una tortura, ya que justo estaba empezando a superar todo lo que sentía, decía que cada que veía mi panza crecer, le parecía más hermosa.
Marcelo podía mantener ese dulce tacto, podía darme la felicidad que creía, me había sido arrebatada por la misma persona que llevaba su sangre, tal vez al final había encontrado el amor y la felicidad en el lugar correcto.
Mi familia trataba de pasar las últimas semanas conmigo, cuidarme, verme todo lo que pudieran, la familia de Marcelo mantenía el contacto cada que podían, y sin embargo, José había perdido todo contacto, desde el momento que Daniel había entrado en el cuadro, José había desaparecido.
Trataba de no pensar ya en el, Marcelo hacia lo posible por ayudarme con esa gran hazaña, si no era fácil olvidar a tu ex novio, el plano en el que yo estaba era inclusive diez veces peor.
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Usted. (José Madero)
FanficJugamos con el destino, quisimos mentirnos, quisimos crear un futuro que no nos correspondía. Existen amores que jamás se podrán cumplir. Esos éramos nosotros.