Capitulo 49

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Después de la salida, Mireya me comenzó a ayudar a acomodar lo que sería la maleta para cuando tuviera al bebé, había demasiadas cosas que no sabía ni hacer y Mireya me tenía paciencia de sobra.

-Pronto terminaras por entenderlo.
-¿Tú crees? —Mireya asintió.
-Y si no, yo siempre te apoyare.
-Gracias, Mireya...
-Pero ya me tengo que ir, tengo que llegar a la casa antes que Miguel se de cuenta que me fui todo el día. —Ambas nos reímos, baje con ella y la acompañe a la entrada.
-Nos vemos luego.
-Trata de llamar a Miguel.
-En un rato lo llamaré, te quiero.
-Yo también a ti. —Me recosté en el sillón, mis pies estaban por reventar, los tenía demasiado hinchados. Llego Marcelo mientras yo trataba de bajar el dolor.
-¿Estás bien?
-No. Mis pies me van a matar.
-¿Caminaste mucho?
-Si. —Fue casi un grito de regaño hacia mí misma. —Mireya me tenía como idiota por todo el centro buscando ropa y cosas para el bebé.
-¿Quién es Mireya?
-La esposa de mi papá.
-Nunca termine de entender tu situación familiar.
-Si... No es algo convencional... Mis papás se separaron cuando yo tenía meses si no es que semanas y bueno me lo oculto por ah, diecisiete años, literal... Yo no sabía ni quién era mi papá hasta hace dos años que lo dejo entrar en mi vida y aquí estamos.
-Tu vida es un constante drama.
-Ya me lo han dicho antes.

Se acomodó en el sillón, me levante para prepararle algo de comer, me acompañó a la cocina y se sentó en una de las sillas de la barra, mientras me contaba algunas de las cosas del trabajo, la noche siguió con tanta tranquilidad, Marcelo siempre era una buena compañía y yo trataba de serlo para el.
La semana fue tan tranquila, aunque realmente se pasaba realmente lento, solo quedaban cuatro semanas para poder estar con Pepe, aunque fueran algunos días, usualmente no me gustaba conformarme, pero por ahora era la única opción que nos quedaba a ambos, Pepe trataba de mantenerse en contacto conmigo cada que podía, no me podía faltar un mensaje suyo cada día preguntándome cómo me sentía, como estaba el bebé, como me trataba Marcelo, entre otras cosas.
Me desperté, usualmente Marcelo ya estaba despierto para cuando yo me levantaba, estaba tomando café en la sala.

-¿Cómo amaneciste?
-Bien... ¿y tú?
-Bien, ¿quieres desayunar? —Marcelo sonrió.
-No, estoy bien, solo tomare café, me cambio y nos vamos. —El asintió.
-Te espero. —Termine de arreglarme y llegamos a la facultad.
-¿Llegaras tarde?
-Un poco, lo siento... —Sonreí y le di un beso en el cachete.
-Tranquilo, está bien, te entiendo.
-Pero tratare de llegar rápido.
-No te apresures, no hay prisa.
-¿Segura?
-Tu tranquilo.
-Gracias. —Bajo rápido y me ayudó a bajar, entro a la facultad y espero conmigo en la entrada mientras llegaba Sandra o Jenny. —¿Y ellas que o como?
-¿A qué te refieres? —Solté una carcajada.
-¿Qué son o porque viven juntas? —Puso una cara de seducción total y yo me comencé a reír.
-Jenny según lo que me contó, pues si es lesbiana, pero Sandra no se...
-Vaya... —Entrecerró los ojos y sonrío, le solté un golpe en el estómago. Cuando por fin las vimos, Marcelo me entrego un beso en el cachete y se despidió.
-¿Todos los días viene a dejarte? —Dijo Sandra mientras me saludaba
-Tiene que, la casa nos queda terriblemente lejos. —Jenny me dio un beso en el cachete y quito la mochila de mi hombro.

Marcelo y Mireya tenían semanas diciéndome que tenía que comenzar a hablar con la dirección y congelar mi siguiente semestre, aún estaba en negación de hacerlo, no quería dejar de estudiar, pero tampoco era por gusto. Cuando por fin hable con la directora de mi carrera, dijo que no habría problema, mientras yo regresará a estudiar. Mientras estaba sentada en un pasillo en un rato libre, Elia se acercó a mí y me miró fijamente.

-Si, si lo estoy. —Dije mientras veía fijamente mi celular.
-¿Por qué nunca me dijiste nada? ¿Pepe lo sabe? ¿Tu familia lo sabe? —Se agachó frente a mí y tomó mis manos, me solté de su agarre.
-¿Te importa todo esto?
-Claro que me importa, eres mi mejor amiga. ¿Cuánto tienes?
-Seis meses.
-¿Seis meses? ¿Desde cuando sabes?
-Desde que tengo tres meses.
-¿Y nunca me pudiste decir nada?
-No tenía porque hacerlo.
-¿Pepe sabe?
-Si. Lo sabe.
-¿Y no está aquí? —Suspire.
-Ya me voy. Tengo que entrar a clases.
-No, ¿él va a responder?
-Si, si va a responder.
-Alana, ¿algún día vamos a poder ser amigas otra vez?
-Tu lo mandaste al diablo, no yo.
-Perdóname, fue demasiado hasta para mí.

Regresé a mis clases, sentía una pequeña punzada en la panza, le mande un mensaje a Marcelo para que no tardará, necesitaba ir al doctor, tenía algo de miedo. Jenny notaba mi incomodidad y trataba de mantenerse a mi lado, salimos de clases y espere a Marcelo en el centro de la facultad, tenía tan pocas energías para moverme hasta la entrada, Jenny tomaba de mi mano, mientras Sandra jugaba con mi mochila, escuche unos pasos acelerados, levanté mi vista y Marcelo tenía los nervios de punta frente a mí.

-¿Qué te pasa?
-No lo sé, lo siento por hacerte salir de clases, me duele como el demonio.
-Tranquila, ya vamos al doctor. —Asentí y se paró conmigo, tomo mi mochila y me ayudó a levantarme.
-Gracias por estar conmigo, chicas.
-Gracias por cuidarla. —Sonreí y las abrace, ellas se despidieron y siguieron su camino, mientras yo trataba de no desmoronarme. —¿Estás de acuerdo que ya no puedes subir escaleras como loca? Tendré que hablar con tus maestros para que cambien el salón.
-Esta bien. —Tomo mi mochila y me abrazo de la cintura, yo tenía mi cabeza en su hombro. Sentí la mirada de la chica a la que nombre "la acosadora" trate de omitirla y no podía hacerlo, me detuve cuando me canse, Marcelo bajo la mochila y puso sus manos en mis hombros.
-Tranquila, tomate tu tiempo, no hay prisa. ¿Te quieres sentar?
-No, estoy bien.
-Bueno, tranquilízate, estamos bien. —Saco su celular y trato de llamar a la doctora pero una voz detuvo sus movimientos.
-¿Se encuentra bien? —Abri los ojos y era "la acosadora"
-Si, solo tiene unos dolores en la panza. —Se acercó a mí y yo la mire fijamente
-Soy Karen. Sé que no nos conocemos, soy enfermera, ¿me dejarías ayudarte?
-Yo Alana... —Dije mientras trataba de calmar mis dolores. Asentí, Marcelo no se alejaba de mí ni un segundo.
-Tranquila. Vamos a sentarnos, así no te puedo ayudar. —Caminamos a la banca, al ver la situación se levantaron y nos dieron oportunidad de sentarnos. Acaricio mi estómago despacio mientras yo apretaba la mano de Marcelo, pasaba la yema de los dedos despacio y eso amortiguaba un poco el dolor.
-¿Qué le haces?
-Es solo un masaje para los nervios, alguien la debió hacer enojar y esto le afecta...
-¿Alana? —Yo asentí.
-Hable con Elia... —Marcelo suspiro.
-¿Tú eres Marcelo Madero, ¿cierto? —Marcelo abrió los ojos y asintió.
-Perdón, soy muy fan de Panda y desde el primer momento en que te vi, te reconocí.
-Vaya... —Ella terminó de dar el masaje y yo sonreí.
-Me alegra que Pepe haya encontrado la felicidad, por fin. —Mi piel se puso fría al escuchar ese comentario.
-¿A qué te refieres? —Dijo Marcelo.
-Si, que ya está de vuelta con Krizia.
-¿Qué? —Dije tratando de no escucharme sorprendida.
-No... No, él tiene novia, pero no es Krizia.
-¿Cómo? Ah, mira... —La chica sacó su celular y luego de buscar por unos minutos, tenía una fotografía que Krizia había publicado en Instagram hace menos de dos días.
-Esto es en Victoria... —Dije con el corazón herido. —Me alegra que por fin sea feliz.
-¿Ustedes son novios? —Suspire cuando ella preguntó eso. Sentía un dolor en el pecho que le ganaba al de mi estómago, trataba de no gritar de dolor, de no arrancarme a llorar como si de esto dependiera mi vida.
-No, solo estamos juntos, somos muy unidos, es todo. —Karen sonrió.
-Será mejor que la lleves al doctor para que te den un mejor diagnóstico. —Ambos asentimos.
-Muchas gracias, Karen. —Ella se despidió, Marcelo seguía algo en shock y yo traté de levantarme. Marcelo reaccionó y me ayudó a levantarme, caminamos al carro sin decir una sola palabra, llegamos al doctor de la misma manera.
-Cuéntame, ¿qué te pasa, Alana?
-Me han hecho enojar mucho y siento punzadas en el estomago. —La doctora asintió y me reviso, mientras ella hacía su trabajo, yo divagaba en mis pensamientos y trataba de saber que iba a hacer, Pepe estaba con Krizia y yo estaba con el, o eso creía...
-Todo está bien, solo tienes que controlar un poco más tus sentimientos, este bebé viene muy sano y no hay que llenarlo de tantas cosas negativas, ¿está bien?


Dude demasiado para escribir y publicar esto, así que lo público a las once de la noche, por si me quieren odiar, insultar, etc, les doy chance... 😐

Gracias por sus votos, comentarios, mensajes, los agradezco demasiado, son lo mejor de mis días.💖

Los amo,

Reina de Uxmal.🐼🙅🏻❤️

Usted. (José Madero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora