Capitulo 26.

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Axel llamó a las chicas, solo pudieron venir May y Elia, Andrea estaba de viaje con su papá y no volvería en unos dias. Elia estaba un poco sentimental por el hecho de que no nos habíamos visto desde mi cumpleaños, lo cual era un poco más del mes, para entrar a clases faltaban unas semanas y ya las extrañaba demasiado. Me preguntaron si planeaba volver con mi madre antes de entrar a clases, no supe responder, realmente quería estar siempre con Miguel y mi mamá ya no era mi única opción... De rato Pepe me mando algunos mensajes, ya había llegado y se estaba preparando para la entrevista. Estuve comprando algunas cosas con Elia, May y Axel, estar con ellos siempre traía buenos ratos, sabían cómo manejar una situación de cualquier tipo y yo necesitaba despejar mi mente de tantos cambios en mi vida. Recibí una llamada de Miguel, lo cual era raro, usualmente era Mireya quien me llamaba de parte de él.

"-¿Bueno? —Dije confundida.
-Alana, mi vida, perdón si te interrumpo, pero tu mamá está aquí y viene para llevarte a su casa. —Exhale tratando de no soltar todo en un grito.
-¿Es en serio?
-Si, sabes que no me gustaría causar un conflicto entre ustedes, ya mande a David y a Alex por ti, mi niña. Perdón.
-Esta bien, no te preocupes, pronto volveré contigo, ¿alistaron mis cosas o...?
-Creo que Alex las acomodo, igual si falta algo relevante, yo te lo llevo personalmente.
-Gracias, papá y en serio perdón, te amo.
-Yo también te amo, Alana."

Les comenté a las chicas y Axel algo de lo sucedido, los cuatro salimos para esperar a mis hermanos, mientras le pedía a Axel que buscará cosas que creyera que le gustarían a Pepe, él se tomaría este tipo de favor muy personal y haría búsquedas impecables hasta dar con el clavo, llego el carro de Alex, subí enseguida, David iba completamente serio y podía ver el cansancio de Alex, decidí no decir nada y esperar por lo peor. Llegamos nuevamente a casa de Miguel, David se despidió y me abrazo, Miguel trajo todas mis maletas y mi mamá solo subió al auto sin decir una sola palabra. Me despedí de Mireya y Miguel insistiéndoles que pronto volvería para quedarme, subí al auto y le mande un mensaje a Pepe contándole la situación a medias.

-Esto no volverá a ocurrir, tu lugar es conmigo. —Escupió mi madre de golpe.
-Mi lugar es donde se me pegue la gana y si quiero quedarme con Miguel, así lo haré.
-No. Te quedarás conmigo porque soy tu madre y así tiene que ser.
-Alana, deja que decida mamá.
-Para mi suerte ya puedo decidir lo que quiero hacer. —Mi madre me volteo a ver retándome y regrese la mirada. Alex detuvo el carro y me volteo a ver.
-Si no lo haces por ella, hazlo por Fernanda y por mi, la boda está próxima y Fernanda te necesita para hacer muchos arreglos.
-Bah... Esta bien, pero pasando los arreglos necesarios, me regreso con Papá... —Alex asintió y me sonrió. Probablemente tardaría meses en eso y yo lo sabía.

En el camino le mande varios mensajes a Pepe, no me contesto así que me puse los audífonos, llegue a casa y baje mis cosas, tenía un buen rato de no venir aquí... Ya parecía algo totalmente distinto, ya no la sentía mi hogar... Subí a mi cuarto, todo se veía exactamente igual, y mi mamá se había encargado de limpiarlo. Me tumbe en la cama y mi celular comenzó a sonar, era Pepe.

"-¿Bueno? —Su voz me daba tanta paz.
-Hola, bonita.
-Hola, Pepe. ¿Cómo te está yendo?
-Bien, tratando de llevar todo, ya solo faltan nueve meses... Y te tengo noticias.
-¿Ah sí? ¿Cuáles?
-Por fin aceptaron mi libro. Estamos viendo contratos y cosas legales.
-¿Es broma, cierto? —Cuando dijo eso, me ilusione demasiado, era algo que tenía esperando mucho tiempo y por fin lo iba a conseguir.
-Claro que no, sabes cuánto he esperado por esto.
-Dios, que felicidad. Ya pronto tendrás tu primero libro publicado, Pepe.
-Gracias por el apoyo, sin ti me hubiera rendido.
-Te quiero demasiado, Pepe. Muchísimo.
-Yo también te quiero demasiado, pero ¿sabes? Si un día te hartas de todo, te puedes ir, no quiero que te quedes a la fuerza.
-No me vas a sacar de tu vida tan fácil, Pepe. Yo te quiero y me gusta estar así contigo.
-Es que vivimos peleando, vivo arruinando los momentos, no sé si tú te merezcas esto.
-Pepe... Detente, por favor. —Cada palabra que decía me iba lastimando poco a poco. —Te quiero demasiado y si crees que unos simples enojos y peleas van a poder con nosotros, estás muy equivocado.
-Gracias por soportarme, Alana.
-Gracias por estar conmigo, Pepe." La platica siguió muy tranquila, pero aún me inquietaba que Pepe pensara que no valía la pena, o que no era bueno para mí. Le colgué y me recosté en la cama.

Aún faltaban algunos días para el cumpleaños de Pepe, pero tenía muchas cosas que hacer y necesitaba el apoyo de demasiada gente para hacerlo. Axel me ayudó a conseguir un regalo, el recordó que Pepe me había dado una cadena de plata y pensó que sería un detalle muy bonito comprar una cadena que hiciera juego con la que él me había regalado... Al menos el regalo ya estaba listo, faltaban los invitados, comprar las cosas, hacer llamadas... Todo.
Pasaron los días y se acercaba más el cumpleaños de Pepe, Arturo me ayudó pasándome los números de sus amigos más cercanos, inclusive los de sus hermanos... Realmente me tenía que armar de valor para lograr esto. Miguel trataba de llamarme seguido para ver cómo estaba, si no había problemas, como había estado mi día, llevaba apenas dos semanas separa de él y sentía que era una eternidad, realmente no me quería separar de mi papá de nuevo. Faltaba al menos una semana para el cumpleaños de Pepe y mis nervios estaban a flor de piel, Axel trataba de calmarme diciendo que nada iba a salir mal. Tratando de pensar cómo solucionar el desastre de no saber qué hacer con Pepe y su cumpleaños sin que todo fuera un desastre, Miguel me llamo por la tarde interrumpiendo mi martirio.

"-¿Miguel?
-Hola, Alana. ¿Cómo estás?
-Bien. —Aquí, tratando de no suicidarme antes de la fiesta de mi novio dieciséis años mayor que yo. —¿Y tú?
-Bien... Sabes... Desde que llegaste a mi vida, les hable a tus abuelos de ti y morían por conocerte, estarán en la ciudad un tiempo y ellos realmente te quieren conocer
-¿A tus papás? ¿en serio? —Más peso encima, genial. —Sería hermoso... Conocer a mis abuelos...
-¿El domingo te parece?
-Claro... El domingo estaría excelente... —No podía negarme, estaba demasiado emocionada por conocerlos y mi estrés por Pepe no podía ser un impedimento.
-Bueno, te veo entonces, cuídate mi niña. Te amo.
-Y yo a ti, Miguel."

Espero a que colgara y guarde el celular, no podía dejar de verlo, ahí tenía al menos seis números de amigos de Pepe y tenía que hacerlo lo más pronto posible, Arturo me comentó que ya había hablado con Marcelo un poco sobre el tema, aun así tenía miedo de lo que fuera a pasar.
Trataba de despejarme, saliendo con mis amigas, con Axel, trataba de no estar más de cuatro horas con mamá en casa saliendo de la escuela, podía llegar a ser una patada en el vientre soportar sus continuos reproches de "como la abandone vilmente yéndome con Miguel y dejándola sola." Por dios. En otras circunstancias me sentiría la peor hija, pero en esto, no. Ella quería chantajearme emocionalmente y no lo iba a lograr; me había separado de mi papá y era algo que jamás iba a perdonar, no importa cuánto tiempo pasará, cuantos días me lo reprochara.
Siguieron pasando los días, el tiempo se me iba acabando, ya estábamos a Miércoles y Pepe cumplía el Lunes y ese mismo día llegaría a Monterrey según su calendario. La escuela me mantenía distraída por las mañanas y parte de las tardes, pero no me dejaba pasar por alto el hecho que faltaba menos de una semana y aún no compraba más que el regalo que le tenía preparado. Le pedí a Axel que viniera a buscarme, necesitaba demasiado apoyo moral para llamarles.

-Anda, no es como que se va a acabar el mundo... Son tus cuñados.
-Cállate, es lo que más me pone nerviosa...
-Hazlo ya. —Desbloqueo mi celular y me lo entregó. Lo mire fijamente, tratando de no aventarlo contra la pared de la frustración. —Hazlo.
-Ya voy, no presiones. No es tarea fácil. No solo son sus hermanos, también son sus amigos. Y no sé cuál de los dos es peor para llamar. —Axel giro los ojos exasperado, me arrebató el celular, busco el número de Marcelo, tecleo el número y me entrego el celular con la llamada en curso.


Usted. (José Madero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora