Capitulo 12.

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-No... Al principio si, ¿sabes? Solo lo quería como un amigo, pero pase demasiado tiempo y mis sentimientos se confundieron demasiado. Ya ni siquiera lo veo como el cantante al que conocí hace meses, ahora solo veo a Pepe, el hombre del que estoy enamorada.
-Deberían aclarar eso, ambos. Ninguno de los dos puede perder su tiempo, ¿sabes? Ambos están en etapas de su vida que o pueden buscar cosas muy distintas o coincidir y estar perdiendo tiempo valioso juntos.
-Me dejaste sin palabras, Orlando.
-Mi novio es muy sabio, pero mi novio también ya se tiene que ir porque tu mamá esta afuera sentada con tu hermano. —Ambos reímos, nos despedimos y caminamos hasta la casa.
-Buenas noches, señora Flores.
-Hola Axel, ¿cómo se la pasaron?
-Muy bien, gracias por dejarla salir, con permiso. —Me abrazo y nos despedimos.
-Me cae muy bien ese muchacho. —Me senté en un relieve que quedaba en la banqueta, mi mamá seguía hablando sobre cosas que nada mas a ella le parecían relevantes. Yo revisaba mi celular mientras mi hermano hablaba con ella, me despedí y subí a mi cuarto, me fije en el espejo y aun traía el collar, se veía tan llamativo o tal vez yo lo notaba demasiado.

Las semanas se pasaban de una manera tan lenta que me parecía inhumano, Arturo se quedo la semana de navidad y salía con el, íbamos a comer, a su casa o solo dábamos vueltas por todos lugares en su carro. Pepe me hablaba todos los días o al menos cuando podía, trataba de que yo no me sintiera olvidada, Alex se iría unos días con su novia a un pequeño viaje, mientras yo trataba de sobrevivir mis días mientras regresaba Pepe, me había vuelto tan dependiente de el que mis días se habían vuelto tan aburridos sin el. Llego el día de año nuevo, mi hermano y yo estábamos en la sala viendo películas con comida y muchos dulces, mamá estaba por llegar con alguna cena "especial", me contaba sobre su novia y lo bien que le iba con ella, muchas veces me daban ganas de contarle todo sobre Pepe pero no sabia como lo tomaría. Llego mamá y dejo un pollo en la mesa, no decía nada, solo veía a un espacio vacío.

-¿Pasa algo, mamá?
-Alex, Alana. Siéntense. Tengo algo que decirles. —Ambos nos vimos a los ojos, hicimos caso y nos sentamos en la sala. —En realidad no planeaba decirles nada, porque no planeaba que esto pasara. Su papá... Se que tu papá para ti siempre ha sido un misterio, Alana. Te pido disculpas por eso, pero no quiero que sufrieras por falta de el, ¿Mejor aparentar que no esta? —Ambos seguíamos en silencio. —El, bueno... Me contacto hace unos días, me dijo que quería verlos, que quería saber como estaban. Yo se lo negué, no quería que ustedes sufrieran.
-¿Sufrir? —Dije levantándome del sillón. —¿Tu que sabes de sufrir? Si tu madre no te ha ocultado toda la vida quien es tu padre. Te pregunte mil veces de pequeña quien era, ¿o ya lo olvidaste? Tenía una foto de el que desapareciste, y me vienes a decir que me lo ocultaste por mi bien.
-Alana, cálmate. —Alex tomo mi mano.
-Me he calmado mucho tiempo. ¿Dónde está? Quiero verlo, quiero conocerlo. —Mi mamá agacho la mirada, nunca la había visto tan indefensa. —Perdón si te hable mal, pero estoy harta de los secretos.
-Te entiendo. —Camino hasta su bolsa. Saco un papel, se acercó hacia mi, el sonido de sus tacones golpeando en el suelo me taladraban la cabeza, me estiro el papel. —Este es su numero, me dijo que estaría disponible para cualquier cosa. Si lo quieres llamar yo no tendré problema alguno. Mucho menos si lo quieres ver. —Saque mi celular y teclee los botones.
-Alana, piénsalo. —Dijo Alex.
-¿Qué piense que? Ustedes no me dicen nada, entonces que me lo diga el, carajo. Ya me harte de que me escondan cosas. —Se me quedo viendo, pulse la tecla de llamada.

"-¿Bueno? No conocía esa voz de ningún lado, pero me provocaba mil cosas escucharla.
-¿Quién habla? Se me quebraba la voz.
-Miguel Lira... ¿con quién tengo el gusto?
-Alana... Alana Lira Flores. —Solté de golpe.
-Alana, Dios mío. Alana. Tu voz es la de una adulta, ¿cómo podría yo conocer esa voz si nunca te escuche ni dar tus primeras palabras? Por favor dime, que nos podemos ver. Necesito verte. —Solté una lagrima.
-¿Cuándo puedes?
-Puedo en este momento. —Mire a mi mamá, seguía parada firme frente a mi.
-¿Cuánto tardas?
-Veinte minutos.
-Esta bien. Aquí te espero." Colgué y voltee a ver a mi mamá.

Usted. (José Madero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora