La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"No pienses ni por un momento que en mi silencio te quiero menos. No creas que porque me alejo no te siento aún más cerca. No dudes de que todavía eres eso que habita en mi pecho. Eso que llama mi boca cuando calla. Eso que busca mi alma cuando se siente perdida." —Mind of Brando
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Capítulo 29: Give Me A Sign
Axl
Pegué mi frente contra el frío vidrio, las gotas de lluvia caían y se resbalaban rápidamente, todo estaba oscuro, solo una pequeña luz que venía del puesto de las enfermeras iluminaba la sala de espera.
No podia hacer esto, no podía seguir viviendo como si nada hubiese sucedido, no podía simplemente aceptarlo y seguir, no podía, el dolor me estaba carcomiendo los huesos, cada vez se tornaba más desesperante la situación, saber que ella estaba bien aligeró un poco el peso en mis hombros pero en vez de hacerme sentir mejor, no soportaba ver el dolor plasmado en sus ojos, habían perdido ese brillo, su sonrisa era vacía y superficial, estaba distante, desde que me vio me evadió, se alejaba, me rechazaba con su mirada, tal vez me culpaba en el fondo de lo que había sucedido y tenía razón...
Yo era el culpable.
Estuve un largo tiempo en las sillas de la sala de espera, no quería molestarla con mi presencia, solo entraba a revisar que estuviese bien, estaba teniendo pesadillas, se removía constantemente, su frente y sus mejillas tenían una pequeña capa de sudor, me senté en el borde de la cama con cuidado de no despertarla, miré distraído el piso mientras me atormentaba con los pensamientos, ella estaría mejor si no me hubiese conocido, yo solo le he causado dolor pero no podía dejarla por más que quisiera, la necesitaba...
Abrieron la puerta después de tocar, creí que era una de las enfermeras que habían entrado con frecuencia en la noche para revisar sus signos vitales, pero me encontré con un rostro familiar que me trajo algo de paz.
Stella me saludo en silencio, miró a su hija dormida y sonrió. —Ve a dormir un poco, yo me quedaré con ella.
No quería alejarme de ella pero sentía su incomodidad al verme, como ayer, cuando salí se relajó y se entretuvo con los demás pero al verme volvió su semblante de introversión.
Asentí y salí rápidamente de la habitación, lo último que quería era dormir, más bien quería desaparecer del mundo, por unas horas o mejor unos meses. Volver cuando todo a mi alrededor no se estuviera cayendo a pedazos.
Tomé un taxi que me llevó al departamento, en el camino compre unos botes de pintura, tenía algo en mente. Subí por el ascensor y entre abriendo con las llaves, había mandado arreglar algunas cosas de la casa con algunos arquitectos, había estado planeando tener todo listo para cuando Amelia naciera y así pudiéramos venir a vivirnos como una linda familia, solo faltaban los muebles, prendí la chimenea con los pocos troncos que tenía allí, había comenzado la lluvia de noviembre y el clima apestaba, tomé los dos botes, uno en cada mano y camine hacia el cuarto decidido.
