La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
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Capítulo 65: This I Love
Axl
Apretaba el volante con fuerza, retorcía el timón a tal punto que mis nudillos se tornaban blancos, mis manos estaban sudorosas pero no era el clima o mi temperatura corporal, era uno de esos extraños sudores que helaban, como sucedía cuando estabas enfermo y aunque no había agarrado un resfriado o algo similar me sentía enfermo, con vértigo y hasta algo de náuseas.
Después de lo que había visto no era para menos.
Mi cabeza palpitaba, sentía que mis ojos explotarían en cualquier momento, por suerte faltaba poco para llegar a mi destino, esperaba que Mason estuviese en casa en plena madrugada de Navidad, había hecho parte de la inesperada fiesta que había en mi casa ayer, suponía y rezaba porque estuviese allí pasando la resaca.
Aparqué de mala gana en frente del jardín, como odiaba conducir pero debido a que le había dado vacaciones a todos mis trabajadores para que celebraran las fiestas no tenia mas remedio que tomar las llaves y salir corriendo de mi casa, que fue lo que literalmente hice, era tanta la ira que tenía acumulada en mi pecho que salí sin más, sin traer mis documentos o siquiera algo de dinero. Golpee con fuerza, a veces el idiota ese se metía en el rincón más recóndito de toda la casa, tras esperar unos minutos salió con solo una bata levantadora y bóxers puestos.
—¿Qué quieres? Nos vimos en tu casa hace unos horas —alegó bostezando.
—Es urgente —dije sin más entrando sin ser invitado. Me senté débil al sentir como mi estómago seguía revuelto.
—¿Qué ocurre?
Me costo lograr sacar una palabra de mi boca, mi garganta tenía un enorme nudo que no dejaba ni pasar el aire. —Stephanie... la encontré follando con ese viejo decrépito.
Miré su rostro esperando por alguna reacción pero éste seguía sin inmutarse como si lo que le dije no lo hubiese sorprendido en lo más absoluto.
Se sentó en su famoso sofá reclinable, tenía un vaso en su mano, bebió lentamente mientras me miraba.
—¿Los encontraste en tu cama?
Bufé, —¿Qué más da el maldito lugar? ¿Cómo me pudo engañar en mis propias narices? Primero hace una maldita fiesta sin consultarme e invita una cantidad de personas que yo ni conozco, luego encierra a Dylan en un cuarto porque habían drogas y alcohol por toda la maldita casa y encima termino aceptando, me quedo dormido en el puto sofá mientras ella se tira al viejo millonario ese en el cuarto del aseo.
—¿Qué hiciste?
—Le partí el trasero a ese idiota... y con ella discutimos muy fuerte, estaba tan ebria que se cayó por las escaleras, comenzó a golpearme y yo también a ella, me salí de mi mismo, ya sabes, estaba enceguecido, ella se fue, me mandó a la mierda y realmente no se que hacer.
