La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"Te ame, con todas mis ganas, con todas mis fuerzas, cada segundo y por cada rincón, luego borre mi pasado para que no te molestará, desaloje mi corazón para que tuvieras más espacio, te cubrí con mi piel y mi alma para protegerte de todo, pero todo... no te alcanzo."
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Capítulo 44: Because Of You
Christina
Dejé mi maleta sobre el sofá yendo hacia la cocina, me preparé rápidamente un sándwich improvisado, era muy floja para cocinar algo elaborado, Axl quería tener la casa llena de personas y empleados pero a mi francamente no me agradaba la idea, me gustaba la privacidad, estar sola, ser independiente, aparte él lo hacía solo para vigilarme.
Había creído por un momento que después de nuestra repentina boda tal vez las cosas mejorarían, pero como siempre, me equivoqué. Él solo tenía miedo a perderme pero no había superado mi infidelidad, le dolía y desconfiaba de mi, además para empeorar las drogas lo ponían paranoico, tenía delirio de persecución, creía que lo seguían, que lo querían matar, que le querían hacer daño, que todos a su alrededor, sobretodo los que más lo ayudaban lo querían hundir.
Yo me había prometido a mi misma que haría todo lo que estuviese en mis manos para hacerlo funcionar, me controlaba, no me dejaba provocar, solo lo ignoraba, me iba a otra habitación, dejaba que se le pasara la rabieta y ya luego volvía, pero todos teníamos un límite y yo temía que el mío llegara.
Me senté comiendo viendo tv, Axl había salido desde ayer no se a donde y ni había llamado a avisar, la luna de miel fue una cosa loca y maravillosa... fue tan duro volver a la realidad.
El teléfono sonó, me levanté a contestarlo, era Angie, que me llamaba máximo cada tres días para hablar y mantenernos informadas de nuestras vidas. En medio de la entretenida conversación que estaba teniendo resonó la puerta al fondo, ella me estaba contando una experiencia muy graciosa que había vivido con uno de los franceses con los que salía.
Le di una rápida mirada, venía caminando hacia mi molesto, me arrancó bruscamente el teléfono de la mano. —Te dejó un día sola y ya estás buscando a otros... —gruñó, pareció reconocer la voz al otro lado de la línea. —Ah, hola perra —la saludo divertido.
Lo empujé apartándolo, camine hacia nuestra habitación, él siguió compartiendo unas palabras con mi amiga pero después me siguió, me agarró con fuerza acercándome a él, forcejeé para soltarme pero fue inútil, su mano rozó mi mejilla acariciándola, subí mi mirada hasta sus ojos verdes que tenían las pupilas dilatas. —Saluda a tu esposo como se merece —exigió con esa voz ronca provocada por unos cuantos tragos de whisky, su aliento a licor impregnó mi nariz, aparte mi cara asqueada. Rió divertido sin soltarme. —¿Sientes asco de tu esposo? Pero si nos acabamos de casar hace unas semanas...
