La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"Te quise mucho... todo lo que te di, lo di con ganas. Tú me diste muchísimo y lo aprecio. Por aquello que entre nosotros fue mal asumo mi parte, y te dejo la tuya aunque te agradezco por ambas, y ahora te dejo en paz."
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Capítulo 48: You Lost Me
Christina
Seguí mirando distraída, estaba recostada de medio lado y seguía viendo la misma pared con la pintura gastada, no me fijaba en esta simplemente era lo primero que mis ojos veían. Tampoco era que tuviese mucho por hacer, huyendo de cualquier medio de comunicación que me lo recordara aún más haciéndome verlo o escuchar su voz simplemente sería demasiado tortuoso para mi, suficiente tenía con mi mente que no lo dejaba de pensar ni por un segundo.
En eso habían sido mis últimos días, vivir recostada en la cama pensando, escondida en la casa de mi amiga, saliendo a tomar el sol únicamente caminando alrededor del remolque, no tenía ánimos ni ganas de nada, me limitaba a ducharme, poco o nada comía y me la pasaba deambulando de aquí para allá.
Me recline para levantarme, esto era todo un proceso cada día, el abdomen me dolía como si tuviesen una gran herida abierta, debían ser al menos las tres de la mañana, Sofía no debía tardar en llegar y me gustaba prepárale algo de comer para cuando llegaba, así no me sentía tan inútil. Recogí mi cabello en un mal moño y fui hacia la pequeña cocina que estaba unida con la sala y el comedor, aquí todo era pequeño pero acogedor. Prepare un café rápido, le hice las galletas con mermelada que tanto le gustaban y organice un poco los platos que habían sobre el angosto mesón.
La alacena estaba repleta de comida, ya casi no cabía, me sentía más tranquila ya que al menos no era una carga para mi amiga. Las llaves resonaron, me senté en el sofá dejando su comida en la mesita de en medio. Entró quitándose su abrigo poniéndolo en el perchero.
—¿Qué haces despierta otra vez Christina? Te he dicho que no es necesario que me recibas en plena madrugada, deberías estar durmiendo.
Me encogí de hombros, —No puedo dormir.
Sonrió con tristeza y se sentó devorándose la comida. —¿Te has tomado las píldoras para dormir que te dio el doctor?
Negué. —No quiero seguir evadiendo mis problemas, si tengo insomnio es porque tengo cosas que aclarar conmigo misma, no puedo dormir y olvidar todo como si nada hubiese pasado, lo he hecho por tanto tiempo y mira lo que ha pasado... ya no voy a huir más, le haré frente a mis problemas.
Asintió pensativa.
—Hablando del médico, aún no me explico cómo fue que Slash llegó aquí, ¿cómo te encontró si nadie te conocía? —pregunté confundida.
—Ya te dije... no sé cómo lo hizo, tal vez simplemente pregunto en el instituto o algo, realmente creo que se preocupó al ver que estabas desaparecida, no pareció tragarse lo del viaje repentino como tu familia, llegó a mi trabajo y me exigió que le dijera dónde estabas... yo lo traje aquí porque creí que tal vez él podría ayudarte con todo esto, ustedes dos son como hermanos por lo que me has contado así que no le vi el problema, espero no haber sido indiscreta.
