La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"No se trataba de rabia ni resentimiento, mucho menos odio; lo mío era una cuestión de decepción." —Edwin Vergara
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Capítulo 52: Don't Speak
Christina
—Vamos Christina —insistió una vez más.
Negué bostezando, señale mi boca con gracia. —Ves, tengo sueño, debo descansar.
Resopló subiendo los pies a la mesita de en medio. —¿Te piensas quedar viviendo como una viuda anticuada aquí encerrada en estas cuatro paredes?
—Como se nota que no te graduaste, está casa tiene más de cuatro paredes si sabes contar —bromeé.
Rodó los ojos. —No es gracioso, habló en serio, ya deberías comenzar a superarlo, han pasado varias semanas, yo me equivoqué al creer que a él le sería más duro la separación.
Ese comentario instaló una duda en mi corazón, lo miré fijamente con seriedad. —¿Por qué dices eso? ¿Lo has visto?
—Pues obvio, estamos en la misma banda, así no quisiera, sería imposible... y no me empieces a hacer preguntas sobre lo que hace o no, yo no le estoy vigilando el culo todo el tiempo y tampoco planeo hacerlo, solo te digo que tú no deberías estarlo extrañando, sufriendo por alguien a quien al parecer no le importas en lo más mínimo —agregó con rudeza, un dolor punzante se instaló en mi pecho impidiéndome respirar.
Me quede en silencio pensativa, tal vez era cierto, yo a él no le importaba, él había seguido su vida y yo aquí esperándolo perdiendo mi tiempo. A lo mejor tenía que aceptar de una buena vez la realidad.
—¿Está saliendo con otras mujeres? —pregunté en un impulso, él se quedó serio sin decir nada y yo me retracté sabiendo que no quería oír la respuesta. —No digas nada, es mejor así, supongo.
—¿Hasta cuando lo vas a esperar? ¿Vas a ver cómo pasan los días hasta que él se digne en aparecer? Déjalo ya, yo entiendo que tú lo ames y toda esa mierda pero ya no más Christina, él la cago y tras del hecho resulta siendo el ofendido, que se joda —maldijo tomando un gran sorbo de su lata de cerveza. —¿Qué más señales quieres para entender que no le importas y que no vendrá por ti?
Bajé la mirada nostálgica, sentí su brazo pasando por mis hombros atrayéndome a su pecho, contuve mis lágrimas y simplemente me recosté sobre su pecho.
—Yo solo quiero que entiendas que tú no puedes seguir perdiendo tu tiempo, debes seguir, yo no sé en dónde quedó esa mujer fuerte e independiente que yo conocía que imponía su carácter y sus ideales sin miedo, que no se conformaba con menos y sabía lo mucho que valía, que no le temía a la soledad y no le importaría ir en contra del mundo entero si para eso lograba alcanzar sus sueños y ser feliz... tú no le debes nada, tú no lo necesitas en tu vida, tú no puedes esperar recibir las migajas que te puede dar porque así volvieran él jamás va a cambiar y tú no mereces una vida miserable como la que él siempre te ofrecerá.
