La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"Hay momentos en los que, miras atrás, y no sabes exactamente qué pasó. Solo sabes que, desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo."
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Capítulo 32: The Scientist
Christina
La maldita alarma sonó otra vez, la había acabado de apagar, miré la hora, 7:30, mierda, la había mirado hacia dos minutos y eran las 7:00, para lograr despertarme debía poner como mínimo unas cinco alarmas, maldije y me levanté una vez más, apagándola.
Quería volverme a acostar y dormir por horas pero no podía, sin duda volver a la rutina me había costado demasiado. Rambo seguía tendido dormido en su camita.
Me desvestí y arroje la ropa a la canasta donde dejábamos las prendas sucias, me metí a la ducha corriendo el vidrio, el agua caliente salió cayendo en mi cabeza, tomé un poco de shampoo poniéndolo en mi mano y me restregué el cabello de prisa, luego hice lo mismo enjabonando mi cuerpo, salí del baño con la toalla en mi cuerpo corriendo hacia el armario.
Era tan grande, todo aquí era inmenso y lujoso, Axl se había sobrepasado comprando tanta ropa para mi tanto así que no tuvimos la necesidad de usar nuestras cosas de la antigua casa, todo estaba empacado en cajas en el salón del olvido, así solía llamarlo él.
Me puse un vestido, ya estaba pasando el frío invierno y había comenzado la primavera. Llevábamos dos meses en nuestro nuevo hogar, aunque era más cómodo y espacioso, no dejaba de sentirme sola aquí por eso iba a visitar a mi familia y mis amigas regularmente.
Cuando él estaba aquí no quería ni salir de estas paredes pero cuando se iba, todo volvía a ser más oscuro y vacío. Así se mantenía nuestra relación, a distancia, él venía cada dos semanas, sacaba unos días para descansar, o yo iba hasta la ciudad donde estuviese.
Últimamente el dinero ya no era un problema.
Con el secador sequé mi cabello, lo peiné y tomé la bolsa de maquillaje para arreglarme en el auto, si, yo tenía un auto propio, Axl me lo había regalado, fue una gran atención, no era que me encantará usar el autobús y como no accedí a que me pagará la universidad me termino convenciendo de aceptar el auto para mi comodidad, así podría movilizarme sin problema.
Yo lo había escogido, no quería nada ostentoso, ni demasiado llamativo, era un Volkswagen, normal, un auto promedio y rojo que fue el color que escogí.
No era muy buena desayunando tan temprano así que después de tomar mi mochila negra, agarre una pera del frutero en medio del mesón. Salí cerrando con mis llaves y bajando por el ascensor hasta el estacionamiento, llegué hasta el lugar donde dejaba el auto, entré arrancando rápidamente.
Conduje entre el tráfico hasta que llegue al college, estacioné sin prisa, mi clase iniciaba a las 8:30, aún tenía diez minutos para terminar de arreglarme, me maquille muy poco, no me interesaba impresionar a nadie aquí, ya había superado esa etapa, solo venía a aprender.
