La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos." —Viktor Frankl
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 56: Stop Crying Your Heart Out
Christina
El sonido de la cremallera sonaba a lo lejos, mis manos se movían de forma predeterminada mientras mi mente seguía pensando en aquella noche.
Se había ido y me había dejado sola una vez más.
Otra maldita vez.
¿Por qué lo hacía?
La nostalgia que sentí en aquel momento cuando sus ojos brillantes me miraban y su voz de fondo cantando con todo el sentimiento del mundo entregando su alma en aquella canción, haciéndome remover cada fibra en mi interior, logrando hipnotizar a los demás y haciendo, el que había sido hasta ese momento, el mayor acto de amor que jamás me esperé... ¿y todo para qué? ¿Para darse media vuelta e irse?
Salí del lugar tan rápido como él, aún veía borroso cada que recordaba ese momento, era como una pesadilla porque cada noche cuando ponía mi cabeza en la almohada venía a mi mente, estaba deshecha, cuando creía estar recomponiéndome pedazo por pedazo, asimilando la situación y siguiendo con mi vida, él solo venía, destruía mi esfuerzo y derrumbaba mi fuerza para luego alejarse nuevamente.
¿Cuál era su propósito?
Volver conmigo claramente no, redimir sus errores tampoco, hacerme más daño, tal vez, no lo sabía, él no era claro, jamás lo era, hacia una cosa, pensaba otra y decía algo totalmente distinto, aunque eso realmente no era lo que me hería, había aprendido a conocerlo y aceptarlo de esa manera, no dolía su presencia realmente, dolía su intermitencia, él nunca estaba pero tampoco se iba, podía sentirlo aún, rondando por ahí aunque no pudiese verlo con mis ojos, era una tortura, como tener una maldición encima, un fantasma atormentándome, que jamás me dejaba en paz.
Sentí unos pasos acercándose, volví a la realidad, bajé la maleta al suelo dejándola a un lado, mi mamá se acercó vacilante, su rostro estaba invadido por la nostalgia mientras se sentaba en el borde de la cama.
—¿Estas segura de esto?
Asentí convencida.
—¿No es algo extremo irte de la cuidad solo por alejarte de él?
—No realmente, bueno, más o menos, está es una gran oportunidad y con o sin él la hubiese considerado, ahora debo ser inteligente antes que sentimental, esta es la mejor opción, lo sé.
Siguió en silencio, aún no muy convencida. —Sabes que siempre te apoyare y aunque me duela mucho que te vayas tan lejos, quiero lo mejor para ti, sobretodo quiero que seas feliz y entiendo que quieras tomarte un tiempo para volver a centrarte y encontrarte contigo misma pero recuerda que lo más importante siempre, el mayor propósito en la vida es disfrutarla y ser feliz, más allá de las riquezas, el éxito y demás... ¿lo sabes verdad? —Su mano tomó mi mejilla.
