La historia detrás de los grandes himnos de Guns N' Roses, el gran amor oculto detrás de la banda más peligrosa del mundo, una ficción que es más realidad que fantasía.
Una mujer joven que quiere comerse el mundo y un hombre que todo lo que toca lo...
"La lluvia cae porque la nube ya no puede soportar el peso. Las lágrimas caen porque el corazón ya no puede soportar el dolor."
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Capítulo 30: My Immortal
Christina
Me senté al borde de la cama sacando mis piernas, busque a Rambo pero no estaba por ningún lado, entre al baño sin ganas y en vez de volver a la cama después, fui hacia la sala, encontré al traidor de mi perro durmiendo junto a Axl, este estaba acostado boca arriba, la tenue luz del televisor iluminaba su rostro y su pecho desnudo.
Me quedé un rato observándolo, se veía tranquilo pero incómodo y no podía dejar de sentirme culpable, simplemente no era capaz de decir por qué lo había hecho, por qué le había perdido que no durmiera conmigo, la herida solo fue una excusa barata, era estúpido y absurdo porque cuando lo veía de lejos o en momentos como este quería estar entre sus brazos, que estos me rodearan y poderme hundir en ellos, refugiarme, lo necesitaba en el interior, pero por fuera demostraba todo lo contrario.
Tal vez es un mecanismo de defensa que se activaba cuando él está cerca, siento que tiene el poder de destruirme, de hacerme daño, de herirme, lo que hace o dice él me duele y me quema el alma, me la destroza aún más...
Pero no sabía si era mejor tenerlo lejos o cerca, ambas opciones me dolían. No podía estar con él pero tampoco resistía su ausencia.
Esta situación me agobiaba tanto...
Caminé hacia la cocina y me serví un vaso de agua del grifo, fue hacia mi cuarto y saqué las píldoras del cajón, eran unas que me ayudaban a conciliar el sueño más fácil y rápido, eran bastante efectivas pero no podía abusar de ellas.
Me consolaba saber que en un dos meses comenzaría mis estudios, eso despejaría mi mente, aliviaría un poco el peso que cargaba encima al distraerme en cosas más productivas.
Dormí moderadamente bien, cuando desperté vi el sol entrando e iluminando media habitación, me puse mi bata y mis pantuflas de marrano, cuando abrí la puerta Rambo estaba afuera recostado.
Me arrodillé a su lado acariciándolo. —Traidor —murmuré acusándolo, el se removía bajo mi mano.
Lo alcé y camine por el pasillo, las puertas de los demás cuartos estaban cerradas, parecía que no había nadie o seguían durmiendo como focas, no era tan tarde aún y estábamos en pleno domingo así que sería normal si no salían de allí por el resto del día. Iba mirándole una orejita a Rambo cuando sentí que choque contra algo, eso me pasaba por ir de idiota sin mirar por dónde iba.
Cuando sentí unos brazos rodeándome alcé la mirada sobresaltada, era Axl, me alejé apresurada, el contacto me había desequilibrado y debía recuperarme, sentirlo tan cerca era extraño pero a la vez producía demasiadas cosas en mi interior.
