CP2: ENTRE MORTALES

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Το ταξίδι αρχίζει

"Comienza el viaje"

El portal irradiaba un resplandor mágico y nos transportó a la Tierra, específicamente a un bosque en las afueras de la ciudad.

El cielo estaba nublado, y la humedad era notable.

-¡Qué maravilla! -exclamé, frustrada-. Ahora tendremos que caminar hasta nuestro destino.

-Tranquila, Lia, esto nos dará tiempo para repasar el plan -me tranquilizó Ethos.

-¿Lia? -lo miré confundida.

-Sí, es una abreviatura de tu nombre, y suena lindo -sonrió, contagiándome de su energía.

-Entonces te llamaré Et.

-Me parece bien.

-¿Cuál será nuestro plan? -pregunté a Ethos, quien levantó los hombros en respuesta.

-Aún no lo sé, pero lo más importante será mantener en secreto nuestra verdadera identidad como dioses, pasar desapercibidos y cumplir con nuestra misión.

-Lo tendremos que averiguar sobre la marcha, ¿no? -respondí en tono sarcástico-. Supongo que deberíamos empezar a caminar. ¿Por qué no usas el collar que Atenea te dio?

-Buena idea -Ethos tomó el collar en su mano y una tenue luz brotó de él, haciendo que flotara en el aire.

-¿Los mortales no verán la luz? -pregunté, curiosa. -. Creo que se espantarían.

-Es mágico, será imperceptible para ellos.

-Perfecto -dije, siguiendo la luz flotante-. En este momento, desearía tener mis alas.

-Tienes que esperar hasta cumplir los diecisiete, ¿verdad?

-Así es.

-Qué mala suerte -bromeó Ethos.

-Me alegra que encuentres divertido mi sufrimiento -respondí con ironía.

-Miremos el lado positivo: estando en la Tierra, los años pasarán más rápido.

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Después de caminar durante casi una hora, finalmente llegamos a nuestro destino: una hermosa comunidad de casas en las afueras de la ciudad, cerca de lo que parecía ser Londres.

Después de pasar varias casas, la luz del collar desapareció, indicando que habíamos llegado.

Nos encontramos frente a una casa de dos pisos, con una fachada antigua, paredes blancas y altos pilares. Estaba rodeada de varias plantas y había un pequeño banco junto a la puerta principal. Nos apresuramos y tocamos la puerta.

Después de unos minutos, una niña, de al parecer diez años, abrió la puerta.

-Hola, cariño -le dije, sonriendo-. ¿Están tus padres en casa?

-Por ahora no están, pero si quieres, puedo tomarles un mensaje.

-Sí, verás, nos dijeron que esta es la dirección de la famila Morrison. Somos estudiantes de intercambio -expliqué, entregándole una carta con toda la información falsa sobre el intercambio.

La niña sonrió ampliamente, como si recordara algo.

-¿Ustedes son Amelia y Héctor?

Ethos se acercó a nosotras. -Axelia y Ethos -corrigió.

Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora