CP36: HYGGE

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Hygge: Procede del danés y su significado es tan sencillo como el sentimiento que lo provoca: «la felicidad que se encuentra en los pequeños planes, en soledad o con amigos».



La suave brisa se hizo presente. El olor a pino invadió mis fosas nasales, mientras los cálidos rayos solares atravesaban las copas de los árboles, cayendo directamente sobre mi rostro. Me quedé contemplando aquellas pequeñas maravillas por un instante, y una vaga pregunta empezó a hacer eco en mi mente: ¿Qué habría pasado si realmente hubiese muerto hoy?

Los pasos de los chicos me sacaron de mis pensamientos. Ethos y Aurel caminaban en silencio, algo inusual en ellos. Ambos permanecían callados, como si la tensión entre ellos hubiera desaparecido momentáneamente.

-Creo que debería casi morir más seguido, si eso es lo que se necesita para que haya paz entre ustedes -traté de bromear, rompiendo el hielo.

Aurel bufó con gracia, mientras Ethos solo fruncía los labios.

-Nos tuviste muy preocupados -dijo Ethos, acercándose rápidamente para abrazarme con fuerza.

-Estoy bien -le devolví el abrazo con cariño.

-Al final, la noche tuvo un final feliz. Axelia está bien, tiene sus poderes celestiales, y Ethos... bueno, no ha intentado arrancarme la cabeza durante toda una hora -bromeó Aurel, relajando el ambiente.

-¿Una hora? Ya deben ser como las cuatro de la tarde aquí -dije sorprendida.

-Sí, dormiste bastante -Aurel rió con suavidad.

-Bueno, vámonos ya, no creo que pueda soportar mucho más esta tranquilidad -se quejó Ethos, empezando a impacientarse.

-Por cierto, ¿han visto a Luca? -pregunté mientras caminábamos.

-Se quedó hablando con tu padre -respondió Aurel, quien iba caminando delante de nosotros.

Yo solo asentí y seguí caminando en silencio detrás de ellos.

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Al llegar a la casa, nos recibía un profundo silencio. Supuse que Matt estaría en el campo de entrenamiento y que Coraline habría salido con Addy.

Aurel se había ido a su propia casa, dejando a Ethos y a mí solos en la sala.

-¿Y ahora qué quieres hacer? -me preguntó Ethos, mientras se dejaba caer sobre el sofá.

-Voy a por una manzana a la cocina, ¿quieres una? -le ofrecí, pero Ethos negó con la cabeza.

-No, gracias. Creo que me quedaré aquí un rato.

Caminé hacia la cocina, dispuesta a cumplir con mi plan, pero una pequeña nota pegada en la nevera captó mi atención:

"Querida, he dejado pizza en el refrigerador. No me odies por no hacer algo más saludable.

Con amor, Coraline."

Sonreí ante el mensaje; esa mujer era puro amor.

Olvidando la manzana, fui directo a la pizza. -¡Et, Coraline nos dejó pizza! -grité desde la cocina mientras sacaba platos para ambos.

En menos de un parpadeo, Ethos estaba asomado por la puerta de la cocina.

-¿Pizza? -preguntó con un brillo en los ojos.

-Ajá -respondí mientras servía dos porciones.

-Creo que ahora sí me dio hambre -dijo mientras se sentaba a la mesa.

Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora