La cámara finalmente dejó de temblar, y el eco del último rugido de Tánatos se desvaneció en la distancia. El aire, que antes estaba cargado con una oscuridad sofocante, comenzó a aligerarse lentamente, aunque la sensación de peligro aún colgaba como una fina neblina sobre nosotros. Miré la daga, ahora rota en dos, inerte en mis manos. Su poder había sido drenado por completo al destruir el portal y con él, la posibilidad de usarla contra Tánatos de nuevo. Habíamos ganado una pequeña victoria, pero la guerra estaba lejos de terminar.
Luca fue el primero en romper el silencio. Se encontraba volando ligeramente sobre nosotros, con sus alas aún extendidas, agitando el aire suavemente para mantenerse suspendido en el aire. Bajó con cuidado, posando los pies en el suelo con un aire de alivio.
—No ha sido el final, pero al menos hemos detenido lo peor... por ahora. —Sus palabras fueron un susurro de aliento, una afirmación de que, aunque extenuados, habíamos logrado algo.
—La daga ya no servirá —murmuré, soltando las dos mitades con resignación. Mis manos estaban manchadas de la energía que había contenido, un rastro de poder celeste y oscuro que aún se disipaba en el aire. Sentí el agotamiento recorrerme como si cada fibra de mi ser hubiera sido drenada—. Pero aún tenemos tiempo. Debemos planificar nuestra siguiente movida. Tánatos volverá más fuerte.
Ethos se acercó, todavía cubierto en sudor y con la espada colgando a un lado, su mirada intensa y fija en mí.
—Nos falta tiempo, Axelia. Cada vez que lo enfrentamos, él se adapta y vuelve más poderoso. No nos va a dar más oportunidades como esta. Necesitamos un nuevo plan, y rápido. La Luna de Sangre es en cinco días. —Su voz era grave, pero en el fondo se notaba la preocupación por algo más que la inminente batalla.
Cinco días. Las palabras resonaron en mi mente. El tiempo corría en nuestra contra y, a pesar de la pequeña victoria de hoy, la presión de lo que estaba por venir se sentía más fuerte que nunca.
—Lo sé, pero tenemos que aprovechar este momento de respiro —respondí, intentando sonar más segura de lo que me sentía. Cada segundo de duda podría significar la diferencia entre el triunfo y la derrota.
Miré a Sofía, que hasta entonces había permanecido callada. Estaba agotada pero su mirada era resuelta. El cambio en ella, tanto físico como en su presencia mágica, era innegable. Había algo más poderoso en ella ahora, y era tiempo de que lo aceptara.
—Sofía —la llamé con suavidad—. Necesitas prepararte. Tienes que entrenar más duro que nunca. No sé si la magia que llevas dentro ha despertado por completo, pero la vas a necesitar en los próximos días.
Sofía asintió, aunque la duda cruzó brevemente su rostro. Sabía que, aunque sus poderes eran innegables, ella aún no confiaba plenamente en sí misma. Había una chispa de potencial en ella, pero necesitaba la guía adecuada para desatarlo por completo.
—Yo te ayudaré —dijo Luca, acercándose a ella. Sus alas se plegaron suavemente detrás de él, y una sonrisa tranquilizadora se dibujó en su rostro—. Tienes que entrenar conmigo. No hay tiempo que perder, Sofía, pero si alguien puede enseñarte a controlar tus dones, ese soy yo.
Sofía lo miró con un leve brillo de gratitud. Sabía que no sería fácil, pero Luca era la mejor opción. Él la impulsaría a ir más allá de sus límites, a descubrir lo que realmente podía hacer.
—No te decepcionaré —susurró Sofía, con una determinación que sorprendió incluso a Ethos.
—No tengo dudas de que no lo harás —dijo Ethos, casi en un murmullo, pero lo suficientemente audible para que todos lo escucháramos. Un leve rubor apareció en sus mejillas, pero sus ojos se mantuvieron fijos en los de Sofía.
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Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24
FantasyDISPONIBLE TODAS LAS PARTES HASTA EL 30/11/2024 POR PUBLICACIÓN EN UNA PLATAFORMA DE PAGO ¿Qué pasaría si fueras hija del Dios del Amor? Axelia, segunda hija de Eros y Psique, fue concebida en la casa de Afrodita, lo que la convirtió en una diosa de...