CP32: ACONTECIMIENDOS PRECIPITADOS

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Era jueves y me encontraba totalmente aturdida. Desde que había comenzado el día, una mezcla de pensamientos y preocupaciones me invadían. Antes de ir al instituto, pasé a visitar a los padres de Stency. Afortunadamente, los cuerpos de ambos ya estaban respondiendo a los estímulos, lo que significaba que su recuperación iba en buen camino. Sabía que esto se debía al trabajo de Asclepio, y no me sorprendió encontrarme con él en el camino, siempre caminando con su aire despreocupado, como si salvar vidas fuera algo tan común como respirar.

Apenas iba terminando mi segunda clase del día y no podía esperar a que sonara el último timbre. No importaba cuánto lo intentara, mi mente seguía divagando. Más que prestarle atención a la clase, me encontraba encerrada en mis propios pensamientos. No dejaba de pensar en la petición que Athan me había hecho el martes en la tarde:

"Lia, creo que sería prudente que me preparara físicamente con ustedes. No quiero ser una carga para ti, quiero ayudarlos. Más aún, quiero protegerte."

Sus palabras me habían dejado sin respuesta en ese momento. Sabía que él solo quería ayudar, pero también entendía los peligros que eso implicaba. Quería protegerlo, mantenerlo fuera de todo, pero sabía que él no se quedaría al margen.

El sonido estridente del timbre me sacó de mis pensamientos, dándome una momentánea sensación de alivio. Tomé aire, tratando de despejar mi mente. Guardé mi cuaderno de Historia dentro de la mochila, con la esperanza de que las siguientes horas pasaran rápido.

-Ah, ya era hora de que sonara esa tonta campana -dijo Matt, quien se encontraba sentado a mi lado izquierdo. Estaba reclinado en su silla, con una expresión de puro aburrimiento.

Se levantó y tomó su mochila, estirándose como si hubiera estado atrapado en una cárcel.

-A veces siento que las clases de historia son alguna especie de tortura china -dijo, fingiendo un escalofrío que recorrió su espalda-. Por cierto, te noté un poco distraída en clases, ¿estás bien?

-Sí, solo estaba pensando en algunas cosas -respondí, tratando de restarle importancia.

-Está bien, pero... bueno, supongo que te dejo. Llego tarde a mi siguiente clase.

Salimos del salón y me dirigí a mi casillero. Guardé mi libro de Historia y saqué mi uniforme de Deporte. Tenía la clase del Señor Finnick a continuación, así que me apresuré a cambiarme. El uniforme blanco y negro no era particularmente llamativo, pero era cómodo, lo que agradecía.

Apuré el paso hacia los vestidores, apenas tenía cinco minutos para cambiarme y llegar a la cancha, que estaba al otro lado del instituto. Entré justo cuando otro de los vestidores se desocupaba y rápidamente me cambié. Salí del vestuario ajustando la coleta en mi cabello.

Justo en ese momento, Sofía también salió de uno de los vestidores. Llevaba puesto el mismo uniforme que yo, aunque en ella se veía un poco más elegante, tal vez por la forma en la que siempre caminaba con confianza.

-¡Lia! No sabía que ya estabas aquí -dijo, sorprendida.

-Llegué hace como tres minutos -respondí mientras terminaba de atarme las zapatillas.

-¿Cómo es posible que no te haya visto? Bueno, no importa, será mejor que nos movamos si no queremos llegar tarde y que el entrenador nos ponga a correr vueltas extras a la cancha.

Sofía prácticamente me empujó fuera de los vestidores, y corrimos juntas hacia la cancha antes de que el Señor Finnick nos encontrara fuera de tiempo.

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El profesor Finnick, con su característico tono de voz autoritario, saludó a la clase con un "Buenos días" que fue respondido con murmullos cansados.

Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora