Comencé a patalear contra aquello que me sujetaba. Trataba de contener la respiración tanto como podía, pero la desesperación por liberarme hacía que mi aire se agotara rápidamente.
Intenté calmarme lo suficiente para descubrir qué me mantenía atrapada bajo el agua, y cuando mis ojos finalmente se acostumbraron a la oscuridad, pude verlas. Unas cuantas hadas del agua rodeaban mi cuerpo, sujetando con fuerza mis piernas.
Malditas, pensé, luchando con más desesperación. Sin embargo, una de ellas apretó aún más, impidiendo que pudiera moverme.
-Por favor, tranquilízate -dijo una de ellas en mi mente. Su voz, aunque suave, desencadenó un dolor agudo en mi cabeza que hizo que todo mi cuerpo se tensara.
-No te haremos daño, solo queríamos hablar contigo -continuó otra-. Esta era la única manera. En la superficie no podemos comunicarnos, y tu guardián no nos tolera.
El dolor seguía taladrando mi cerebro cada vez que sus voces resonaban en mi mente, obligándome a soltar un grito ahogado que hizo que más burbujas escaparan de mi boca.
No puedo confiar en ellas, pensé. Ya era casi imposible retener el aire. Hice lo que pude por concentrarme y crear un orbe de energía en mis manos, pero las hadas reaccionaron más rápido, sujetando mis brazos con fuerza.
-Lo lamentamos -dijeron al unísono, esta vez con un tono casi suplicante-. Pero no tenemos mucho tiempo. Tu aire se agota y no podemos dejar que nos interrumpan. Hédone nos pidió que nos comunicáramos contigo. Ella ha descubierto cómo derrotar al Caos, pero necesitas saber que no será fácil.
El dolor en mi cabeza era insoportable y el aire en mis pulmones se extinguía. Sentía cómo el mundo se volvía borroso mientras las burbujas seguían escapando hacia la superficie.
-La próxima luna llena es nuestra única oportunidad. Allí, cuando nuestros poderes se fortalezcan, podremos crear una brecha entre los mundos y permitirte hablar con ella.
Ya no podía escuchar bien. Mi visión se oscurecía por completo, y la presión en mi pecho era insostenible. Finalmente, me rendí ante la inconsciencia.
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PDV OMNISCIENTE
Momentos antes de lo sucedido, Ethos y Luca estaban en medio de una pelea. Ambos se esforzaban por mantener la ventaja, pero estaba claro que Ethos estaba dando todo de sí, impulsado por la furia propia de un dios del combate.
El choque de espadas resonaba en el aire mientras ambos intercambiaban golpes con precisión. Parecía una pelea interminable hasta que un grito ahogado rompió la concentración de ambos.
Se miraron con preocupación antes de correr hacia el río, donde Axelia había ido minutos antes para refrescarse. Al llegar, no la vieron.
-¡AXELIA! -gritó Ethos, esperando que ella apareciera de la nada para decirles que todo había sido una broma de mal gusto. -¡AXELIA!
Luca, más atento, se acercó a la orilla. Al ver la armadura de Axelia tirada en el suelo, su corazón se aceleró. Luego vio la mancha de sangre en una de las rocas.
-¡Ethos, aquí! -gritó Luca, señalando el rastro de sangre.
Ethos corrió hasta donde Luca lo llamaba.
-La sangre es reciente. Algo pasó aquí -dijo con el rostro pálido.
Luca ya tenía una idea de lo que había sucedido. Miró el agua del río, tratando de ver algo en su superficie.
-Está en el agua -dijo con gravedad. Sin perder más tiempo, Luca se lanzó al río. Se sumergió profundamente, creando un orbe de luz para poder ver bajo el agua.
Y ahí, al fondo, estaba Axelia. Flotaba inmóvil.
Luca nadó tan rápido como pudo hasta llegar a su cuerpo. La sujetó con fuerza y, utilizando todas sus fuerzas, la sacó a la superficie. Desplegó sus alas y voló hacia la orilla.
Ethos corrió hacia ellos tan pronto los vio salir del agua. Su rostro estaba desencajado.
-¡Despierta, por favor! -suplicaba Ethos, mientras tomaba el rostro pálido de Axelia entre sus manos. -¡Tienes que despertar!
Su piel estaba cada vez más fría. Luca la revisó con urgencia.
-No respira -dijo con tono sombrío-. Le queda muy poco tiempo.
Luca comenzó a darle respiración artificial. Inhalaba aire y lo pasaba a sus pulmones, presionando su pecho una y otra vez para bombear su corazón. Ethos observaba con terror mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.
-¡Vamos, despierta! -gritaba Luca, continuando con los esfuerzos para revivirla. Presionó su pecho de nuevo, desesperado.
De repente, Axelia comenzó a toser violentamente, expulsando el agua de sus pulmones. Luca se tumbó al suelo, exhausto, mientras Ethos se abalanzaba sobre ella, abrazándola fuertemente.
-¡Te odio! Pensé que habías muerto -murmuró Ethos, llorando de alivio.
Axelia, todavía recuperándose, lo abrazó de vuelta.
-Lo siento, no era mi intención asustarlos -dijo con voz ronca, pero con una pequeña sonrisa. -No voy a irme tan fácilmente.
Ethos se apartó para dejar que Luca también se acercara. Este, aún con la respiración agitada, la abrazó con fuerza.
-Gracias por salvarme -dijo Axelia, mientras lo rodeaba con sus brazos.
-Con que sigas viva, eso es suficiente para mí -respondió Luca, intentando mantener la compostura, aunque claramente afectado.
Axelia le devolvió el abrazo, aún débil.
-Por favor, llévenme a casa -pidió, cerrando los ojos mientras sentía el calor de sus amigos a su alrededor.
Continuaron caminando en silencio hacia casa, sabiendo que el peligro estaba más cerca de lo que creían y que los días que venían serían aún más oscuros y difíciles.
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Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24
FantasyDISPONIBLE TODAS LAS PARTES HASTA EL 30/11/2024 POR PUBLICACIÓN EN UNA PLATAFORMA DE PAGO ¿Qué pasaría si fueras hija del Dios del Amor? Axelia, segunda hija de Eros y Psique, fue concebida en la casa de Afrodita, lo que la convirtió en una diosa de...