Jueves, 7:35 am
Las palabras de la sibila seguían retumbando en mi mente, impidiéndome dormir. Así que, sin pensarlo mucho, me levanté antes de lo habitual y llegué al instituto veinticinco minutos antes de que comenzaran las clases. Mientras caminaba hacia el edificio, mi mente aún procesaba la advertencia sobre la luna de sangre y el poco tiempo que nos quedaba para detener a Tánatos.
Luca, por otro lado, había dormido plácidamente. Lo vi cuando salí de casa, todavía profundamente dormido en el sofá. No lo culpaba. Ser nuestro protector era un trabajo agotador. Ethos decidió quedarse y esperar a Matt para que pudieran venir juntos al instituto.
El aire fresco de la mañana me despejó un poco la mente, y antes de darme cuenta, ya estaba frente a la entrada del instituto. Eran las 6:45, y el timbre no sonaría hasta dentro de quince minutos, así que me senté en un banco en el jardín para leer un poco mientras esperaba.
No habían pasado ni cinco minutos cuando sentí una energía familiar abalanzarse sobre mí. Sofía.
-¡Liaaaa! -exclamó alegre mientras me abrazaba con fuerza-. Me tenía preocupada, pero ya estás aquí, ¡qué alivio! -Me abrazó tan fuerte que casi me dejó sin aire.
-Sofía... me aplastas -logré decir con dificultad.
Ella rió y me soltó un poco. -Cuéntame todo, ¿qué les dijo la sibila?
Apenas se había sentado cuando empecé a relatarle lo sucedido en Grecia, omitiendo algunas partes que podrían preocuparla demasiado, como la advertencia de la muerte.
-¡¿Treinta días?! -exclamó cuando terminé.
-Treinta días... y contando -asentí.
-Esto está yendo más rápido de lo que pensábamos.
-Lo sé... Por cierto -cambié de tema, tratando de aligerar el ambiente-, mañana es la cena en casa de Athan, y no te voy a mentir... estoy algo nerviosa. ¿Podrías ayudarme a elegir qué ponerme? Quiero verme bien.
Una sonrisa tonta se formó en mi rostro. Sofía, siempre tan empática, apretó mi mano con complicidad.
-¡Por supuesto! ¿Tu casa o la mía?
-Creo que será mejor en la tuya. Si lo hacemos en la mía, los chicos podrían burlarse, y no quiero que eso pase -dije riendo.
-Bien, entonces nos vemos a la salida. Yo salgo a las doce -respondió mientras se levantaba. Justo en ese momento, la campana sonó-. ¡Vámonos! No quiero llegar tarde a la clase de álgebra.
-¡Cierto! Esa profesora no perdona -dije mientras ambas corríamos hacia nuestros salones.
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11:50 am
Había terminado mis clases y estaba esperando a Sofía en la banqueta de la entrada del instituto. Mientras miraba distraídamente el cielo, una voz familiar rompió mi ensueño.
-Hola. -Era Athan, acercándose con una sonrisa y algo de nerviosismo en la voz.
-Hola -respondí, sintiendo cómo el corazón me latía más rápido. No era normal que alguien pudiera afectarme tanto, pero Athan lo lograba con facilidad.
-Quería hablarte sobre mañana -dijo, rascándose la nuca. Su tono era algo inseguro, lo cual me pareció adorable-. Mi mamá está muy emocionada porque irás a cenar. Ha estado buscando recetas todo el día -rió nervioso-. Pero... si te arrepientes, lo entenderé. A veces puede ser muy intensa.
-No te preocupes, iré -le aseguré con una sonrisa.
Athan levantó la vista, sus ojos brillando de alivio. Ver su expresión de felicidad hizo que mi corazón diera un vuelco. Era como si todo en él irradiara una calidez que me desarmaba.
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Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24
FantasyDISPONIBLE TODAS LAS PARTES HASTA EL 30/11/2024 POR PUBLICACIÓN EN UNA PLATAFORMA DE PAGO ¿Qué pasaría si fueras hija del Dios del Amor? Axelia, segunda hija de Eros y Psique, fue concebida en la casa de Afrodita, lo que la convirtió en una diosa de...