CP28: EN BUSCA DE LA VERDAD

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-Hay cosas que es mejor no mencionar nunca y acciones que nunca se deben tomar -dijo Aurel, su mirada fija en el cuerpo de Sofía-. Yo soy una de las razones por las que Selene decidió dejar el Olimpo, pero juro que solo intentaba ayudarla, de alguna forma. -Sus ojos verdes, normalmente llenos de vida, ahora reflejaban tristeza.

-Por favor, explícame -mi voz apenas salió en un hilo.

Aurel desvió la mirada de Sofía y me miró por un segundo antes de volver a dirigir su vista a ella.

-Quisiera hacerlo, pero no será hoy. Mi cabeza está llena de tantas emociones que siento que va a estallar.

Entendí que necesitaba tiempo. Aunque no lo teníamos, era evidente que el tema le afectaba profundamente. Inhalé profundamente y exhalé despacio.

-Está bien, pero solo por ahora dejaré pasar este tema. Necesito saber todo lo que pasó para poder ayudar a mi amiga, y para eso te necesito a ti.

Aurel intentó sonreír, pero su esfuerzo apenas se transformó en una mueca.

-¿Sabes? Es curioso que Sofía se parezca tanto a Selene. Esa fue una de las razones por las que me sentí atraído hacia ella. Incluso antes de que pasara todo esto, ya lo veía: sus ojos, su sonrisa... ¡Toda ella se parece tanto a Selene! Es tan parecido que me asusta.

-Admito que esto es sorprendente -comenté, sin saber qué más decir.

-Lo es, y sinceramente, no sé si esto es algo bueno o malo para Ethos y para mí.

Aurel suspiró, alborotando su cabello en un gesto de frustración.

-Tienen muchas cosas que contarme, primo, y sinceramente espero que esto no sea el inicio de otro problema.

-Yo también lo espero -respondí.

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1:30 PM

Casi era la hora de mi cita, pero Sofía aún no despertaba, y no quería dejarla sola. Aurel insistió en que él se encargaría de cuidarla mientras seguía inconsciente. Quise objetar, pero él me aseguró que la cuidaría bien.

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2:15 PM

Pasadas las dos de la tarde, ya estaba terminando de prepararme para la cita. Opté por un atuendo sencillo: unos jeans ajustados y una camiseta básica. Cuando bajé para irme, me encontré con Addy viendo la televisión.

-Addy, cariño, ¿has visto a Ethos?

Ella me miró algo confundida, pero luego asintió.

-Lo vi alrededor del mediodía. Estaba algo molesto, murmuraba cosas raras. Subió a su habitación y luego se fue.

-¿Recuerdas si llevaba algo con él? -Ella negó con la cabeza-. ¿Y escuchaste qué decía?

Asintió con la cabeza.

-Decía algo como "vrasfinia Aurel".

Mi corazón dio un vuelco. ¿"Vrasfinia Aurel"? Que no sea lo que estoy pensando...

-Addy, ¿quieres decir "Vlasfimía Aurel"? -le pregunté, tratando de confirmar.

Ella asintió con entusiasmo.

-¡Sí! Estaba diciendo eso mientras subía las escaleras. ¿Qué significa?

Suspiré. Sin duda, hablaría con Ethos por no cuidar su lenguaje delante de los niños.

-No es nada importante, cariño, pero por favor no vuelvas a repetir esa palabra.

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Después de 35 minutos de viaje en transporte público -ya que Matt no estaba para llevarme- finalmente llegué a la heladería.

Justo a tiempo, pensé mientras abría la puerta de cristal, haciendo sonar la campanilla que anunciaba mi llegada. Me detuve un segundo para observar el lugar: las paredes de un suave tono marrón, decoradas con detalles de madera, le daban un aire acogedor.

No tardé en encontrar a Athan; ya se acercaba con una gran sonrisa.

-Buenas tardes, señorita. Permítame decirle que luce increíblemente hermosa esta tarde -dijo con una exagerada reverencia.

No pude evitar reír y lo imité.

-Muchas gracias, caballero, es usted muy amable. -Le hice una pequeña reverencia, y ambos nos reímos.

-Bien, bella dama, ¿qué sabor de helado desea degustar esta tarde?

Me lo pensé un momento.

-Bueno, señor, debo admitir que hace tiempo que no pruebo un buen helado de chocolate.

-Entonces será chocolate. Escoja una mesa mientras vuelvo -dijo, sonriéndome antes de darme un pequeño beso en la frente.

Decidí sentarme en una mesa junto al ventanal que daba a la calle. No pasaron más de dos minutos cuando Athan regresó con dos helados en forma de rosa. Me entregó uno de chocolate, mientras el suyo era de vainilla.

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-Son preciosos -dije, impresionada por la belleza del helado-. Los humanos son tan creativos.

Athan rió suavemente.

-Es cierto. No todos pueden crear estas pequeñas obras de arte.

-Concuerdo contigo -le sonreí, pero algo llamó mi atención a través del ventanal.

Al otro lado de la calle, había una figura completamente vestida de negro. Su presencia me incomodaba, algo en él no me gustaba.

-Axelia...

El aura de la figura era oscura, y llevaba una túnica que ocultaba su rostro, lo que hacía imposible reconocerlo.

-Axelia...

Zeus... Esa energía me resultaba tan familiar, pero no podía recordar de dónde...

-¡Axelia!

Salí de mi trance cuando Athan me llamó.

-¿Estás bien? -preguntó, preocupado.

Volví a mirar hacia la calle, pero la figura ya no estaba.

-Sí, sí, claro... ¿Por qué lo dices?

Lo miré de nuevo, y mi corazón se detuvo.

La misma figura que había visto en la calle ahora estaba detrás de Athan. Antes de que pudiera reaccionar, esa cosa sacó una daga y con una velocidad sobrehumana, atacó a Athan.

Su sangre manchó mi cara, mientras que su cuerpo caía inerte sobre la mesa.

-Dóste mas to peridéraio, í aftó tha eínai káti perissótero apó mia próthesi. -Dijo, en un griego antiguo que me costó entender, era algo sobre entregar el collar.

De repente, sentí que todo se desvanecía. Mi cuerpo quedó inmóvil, atrapado en esa terrible visión. Las lágrimas amenazaban con brotar mientras la sensación de pérdida me invadía.

Todo era mi culpa.

El aire me comenzaba a faltar.

-Axelia...

Unos chasquidos me hicieron reaccionar.

-¡Axelia!

Pestañeé, confundida. Aún estaba en la heladería, y Athan estaba frente a mí, sano y salvo.

-¿Segura que estás bien? -preguntó con preocupación-. Te ves muy pálida.

Sentí un nudo en el estómago. Esa visión... no era solo una pesadilla. Sabía que algo estaba mal, algo estaba acechando, y tenía que actuar rápido. Tomé aire y supe que había llegado el momento de ser honesta.

-Athan, tenemos que hablar.

Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora