El aire en el Monte Olimpo tenía un peso que me era difícil ignorar. Cada paso que dábamos fuera del salón de los dioses resonaba como si el mismo Olimpo estuviera anticipando lo que estaba por suceder. Nos habíamos ganado el apoyo de Zeus, sí, pero con un precio tan elevado que aún me costaba asimilarlo. El collar de la vida colgaba de mi cuello, pulsando con un poder que casi podía sentir en mis venas. El sacrificio sería inevitable, y aunque lo sabía desde el principio, ahora que todo estaba llegando a su fin, el peso de esa realidad comenzaba a aplastarme.
—Estamos más cerca de lo que crees —dijo Ethos mientras caminábamos hacia el templo donde nos reuniríamos para realizar los preparativos finales. Había algo en su voz, una mezcla de esperanza y resignación. Sabía que él también sentía el peso de lo que estaba por venir.
—Lo sé —respondí, mi voz apenas un susurro.
A lo lejos, los cielos comenzaban a teñirse de rojo. La Luna de Sangre estaba a solo un día de su apogeo, y el tiempo se nos escapaba como arena entre los dedos. Sabíamos que el ritual para sellar a Tánatos debía realizarse en el momento exacto, bajo esa luna, o todo lo que habíamos logrado se perdería.
Sofía caminaba junto a nosotros, su mirada fija en el horizonte, pero noté que de vez en cuando lanzaba miradas rápidas hacia Ethos. Algo había cambiado entre ellos, algo más profundo de lo que mostraban. No había tiempo para pensar en eso ahora, pero no podía ignorar la forma en que Sofía había comenzado a depender más de Ethos, como si lo viera no solo como un aliado, sino como alguien más. Mientras, Ethos mantenía su compostura, pero era evidente que había una tensión interna en él. Sentía que, después de tanto tiempo luchando juntos, Sofía estaba despertando algo en él que no se había permitido sentir hasta ahora.
Caminamos en silencio hasta que llegamos al templo en las alturas del Olimpo. Era un lugar antiguo, más allá de la majestuosidad que el Olimpo solía mostrar. Este templo estaba desgastado, sus piedras grises cubiertas de musgo y sus paredes llenas de símbolos grabados que hablaban de tiempos mucho más antiguos que cualquier historia mortal. Sabía que era el lugar correcto; aquí, los dioses de antaño habían sellado pactos con fuerzas mayores, y aquí sería donde nosotros intentaríamos lo mismo.
Aurel no estaba con nosotros, y la ausencia de su figura silenciosa y calculadora era un recordatorio constante de lo que habíamos dejado atrás. Sabía que su sacrificio nos había dado esta oportunidad, pero no podía evitar pensar que cada vida que se perdía en este camino era un paso más hacia un precio demasiado alto.
Al llegar al centro del templo, nos detuvimos frente a un altar de piedra negra. Estaba tallado con runas antiguas que se entrelazaban en patrones intrincados, y en el centro había una hendidura. Sofía fue la primera en hablar, su voz llena de una mezcla de emoción y miedo.
—Entonces, este es el lugar —murmuró, observando las runas—. Aquí es donde se llevará a cabo el ritual.
Asentí, sintiendo el poder latente que emanaba de las piedras a mi alrededor.
—Sí, pero tenemos que prepararnos. El ritual no puede comenzar hasta que la Luna de Sangre esté en su apogeo. Hasta entonces, Tánatos intentará detenernos de cualquier manera posible.
—¿Cómo lo haremos exactamente? —preguntó Luca, aterrizando suavemente a nuestro lado. Había estado volando por encima, asegurándose de que el camino fuera seguro.
Me acerqué al altar, mis dedos rozando las runas talladas en la piedra. Pude sentir la energía fluir bajo mi piel, reconociendo el lenguaje antiguo. Sabía lo que significaba.
—Cuatro dioses —dije, mis palabras pesadas—. Necesitamos a cuatro de nosotros para sellar a Tánatos. Cada uno representando un linaje diferente de los dioses antiguos. Cuando el sello esté completo, el collar liberará el poder necesario para contenerlo. Pero... —vacilé un momento, tragando el nudo que se formaba en mi garganta—, alguien deberá quedarse atrás para mantener el sello.
ESTÁS LEYENDO
Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24
FantasíaDISPONIBLE TODAS LAS PARTES HASTA EL 30/11/2024 POR PUBLICACIÓN EN UNA PLATAFORMA DE PAGO ¿Qué pasaría si fueras hija del Dios del Amor? Axelia, segunda hija de Eros y Psique, fue concebida en la casa de Afrodita, lo que la convirtió en una diosa de...